Los Mantudos es una danza tradicional nicaragüense, de sentido
religioso y que es interpretada de manera popular en la región del Pacífico de
Nicaragua, principalmente en las ciudades de Chinandega, El Viejo y León. En
1862 se inició la tradición del baile de El Mantudo, danzado en honor a San
Pascual Bailón, acompañados por una banda de filarmónicos que ejecutaban el “Son
del Mantudo”. Con el paso de los años se integraron más y más
danzantes, por lo que se empezó a llamar Baile de los Mantudos.
Cada año, los
días 17 y 18 de mayo durante las festividades religiosas en memoria al santo,
la danza es ejecutada por promesantes devotos en el barrio “El
Calvario” de la ciudad de Chinandega. Toda la feligresía católica tiene
la responsabilidad de realizar la danza y participar de la misma como
”promesantes”, durante la vela y la procesión de la venerada imagen. Entre
otras formas de pagar de promesas están las de llegar hasta la imagen de San
Pascual Bailón de rodillas, otros dicen oración y continúan bailándole. Durante
la vela, los promesantes bailan al son de chicheros, sin tener pasos
establecidos en la danza. Entre los participantes no hay un límite de edad,
pero principalmente participan hombres que bailan sin una coreografía definida
y usando máscaras para cubrirse el rostro y mantenerse incógnitos durante la
procesión. Existe una variedad de pasos según el sentimiento de cada uno de los
promesantes, el más común es un balanceadito en forma de Vals. En la estructura de
la danza hay siete personajes de diablos que bailan alrededor de la imagen.
Estos son: el Diablo Mayor y los Seis Diablillos, que son la
representación de las siete legiones de demonios que “tentaban” al santo según
la tradición popular. El personaje de “Diablo Mayor”, usa máscara negra,
mientras que los “Diablillos” usan máscaras rojas, bien acabadas. El resto usan
máscaras de viejos y viejas, con facciones grotescas y pícaras.
La vestimenta de Los Mantudos no se ajusta a un
patrón establecido sino que influye en los diseños el gusto personal de cada
uno de los promesantes, y el nivel de ingresos económico para adquirir las
prendas que necesitan. Sombrero de palma, forrado con telas de colores vivos,
con la parte frontal recogida hacia arriba portando un espejo, adornado con
flores y cintas en la parte posterior; manto o capote que cuelga por la espalda
hasta más debajo de las rodillas de color vivo y adornado con piedras
brillantes, camisas mangas largas y trajes por lo general raídos; pantalones de
trabajo raídos y con múltiples parches de colores cosidos con hilo, juco,
jícara o nambira, que consiste en una vasija forrada de cuero de cerdo, con una
parte abierta y una varilla acerada al centro del cuero, que al rasparla
produce un sonido seco; chischil o sonaja, que acompaña al juco al momento de
su ejecución; calcetines altos de color rojo; zapatos negros o caites
(sandalias rústicas). La música corre a cargo de los chicheros, que ejecutan
sones populares de esas fiestas: “Son de San Pascual” y “La
Cuchara Panda”. Entre los instrumentos de percusión están el bombo,
redoblantes y platillos; y otros instrumentos de viento como la trompeta, saxo,
trombón, clarinete y tubas. Los jucos y chischiles acompañan las coplas que
gritan Los Mantudos, unas alusivas al santo y a la festividad, y otras son
dirigidas a ciertas personas para ridiculizarlas. En la ciudad de León, cada 12
de diciembre, durante la fiesta en honor a la Santísima Virgen de Guadalupe, se
realiza la danza de Los Mantudos, ejecutada por un grupo de catorce personajes: el
Galán y la Dama, más doce soldados. Las máscaras del Galán y la Dama reflejan
rostros de tipo español. Por su parte, los soldados llevan sus rostros ocultos
bajo máscaras, con colmillos que asoman por la boca, como una representación
popular de la faz del diablo. Esta variante es una manifestación de la
comunidad indígena Sutiava. Es una expresión de protestas, burla y repudio
contra el dominio español.
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