En los años 70
Dan
Storper viajó por el Putumayo (Colombia) buscando artesanías y ropa
para venderlas en su tienda de Nueva York. Dan Storper es un empresario
atípico. Este antiguo estudiante de Historia en la Complutense de Madrid fundó Putumayo,
una tienda de ropa étnica y natural en la Gran Manzana. Cuando vendió la ropa,
se dedicó de lleno al mundo de la música, su amor por esta región del planeta
hizo que fundara el sello disquero Putumayo Records.
Varias de sus ya muchas ediciones se dedican a buscar las líneas escondidas que unen las músicas de distintas geografías. Esos caminos invisibles que las migraciones, los contactos esporádicos, las conquistas o los tiempos de la esclavitud fueron trazando en diversas zonas del mundo. El lema de Putumayo es “¡Le garantizamos hacerlo sentir bien!". Influenciado por el conocimiento de Jacob Edgar, Putumayo Records se ha concentrado en producir discos World Music, como su nombre lo indica, Música del Mundo. Este proceso inició con el apoyo de Edgar, musicólogo de esta casa disquera, quien recorría el mundo seleccionando canciones, artistas o grupos de diferentes regiones. Él ya no viaja, porque la música llega directamente, pero aún es quien asesora los productos a salir. Los trabajos discográficos se pueden conseguir por temáticas: Salsa hecha en todo el mundo, por lo que en un mismo CD se puede escuchar Salsa de Japón, EEUU y por supuesto, Colombia, representada por la Orquesta La-33. Otra temática puede ser interpretaciones de mujeres de todas las razas, sin importar el ritmo, música de los países productores de café o chocolate, o géneros como el Lounge o Groove. Y es esa combinación de estilos lo que ha permitido que esta disquera independiente se sostenga en un negocio opacado por la tecnología, pues es bastante atractivo para los compradores encontrar en un mismo disco música de artistas “no conocidos masivamente”. Actualmente Putumayo World Music lleva editados unos 350 compilados de canciones en formato CD a razón de casi 2 CD’s editados por mes desde su creación.
Varias de sus ya muchas ediciones se dedican a buscar las líneas escondidas que unen las músicas de distintas geografías. Esos caminos invisibles que las migraciones, los contactos esporádicos, las conquistas o los tiempos de la esclavitud fueron trazando en diversas zonas del mundo. El lema de Putumayo es “¡Le garantizamos hacerlo sentir bien!". Influenciado por el conocimiento de Jacob Edgar, Putumayo Records se ha concentrado en producir discos World Music, como su nombre lo indica, Música del Mundo. Este proceso inició con el apoyo de Edgar, musicólogo de esta casa disquera, quien recorría el mundo seleccionando canciones, artistas o grupos de diferentes regiones. Él ya no viaja, porque la música llega directamente, pero aún es quien asesora los productos a salir. Los trabajos discográficos se pueden conseguir por temáticas: Salsa hecha en todo el mundo, por lo que en un mismo CD se puede escuchar Salsa de Japón, EEUU y por supuesto, Colombia, representada por la Orquesta La-33. Otra temática puede ser interpretaciones de mujeres de todas las razas, sin importar el ritmo, música de los países productores de café o chocolate, o géneros como el Lounge o Groove. Y es esa combinación de estilos lo que ha permitido que esta disquera independiente se sostenga en un negocio opacado por la tecnología, pues es bastante atractivo para los compradores encontrar en un mismo disco música de artistas “no conocidos masivamente”. Actualmente Putumayo World Music lleva editados unos 350 compilados de canciones en formato CD a razón de casi 2 CD’s editados por mes desde su creación.
La
distribución de los CDs de Putumayo en más de 100 países
constituye un aporte a la visión de Dan Storper de establecer una
empresa global que marca un estilo de vida con sello propio. La apertura en
2000 de Putumayo Europe en los Países Bajos le permitió a la compañía
relacionarse con la escena musical y comercial europea. La expansión de Putumayo
Internacional llevó al sello a aumentar su presencia en Sudamérica,
Asia, África y Oceanía. La compañía cuenta actualmente con oficinas
distribuidas en 15 países en todo el mundo. "Ahora gozamos de un mayor
acceso a músicas muy diferentes, creadas a miles de kilómetros de nuestras
casas, pero carecemos de tiempo para escucharlas y seleccionarlas", resume
el presidente de Putumayo, que también es responsable de un fenómeno ciertamente
curioso: la irrupción de sus discos en establecimientos bien alejados del
circuito convencional. En EEUU, el 60% de la facturación de Putumayo
Music proviene de tiendas de ropa y productos naturales, cafeterías,
acuarios o parques zoológicos; en Europa, esta peculiaridad es emergente en
franquicias como Natura, Coronel Tapioca y similares. "La industria
tradicional no ha sabido valorar los discos como un regalo precioso. Ellos se
limitan a pagar muchos dólares para que sus discos suenen en la radio y
atraigan a los chicos de 15 o 17 años". En algunas ciudades se puede
encontrar a Putumayo Records en tiendas musicales gracias a MTM, el
distribuidor más antiguo que tienen en América Latina. Por otra parte, hoteles,
museos y aeropuertos son lugares en los que el producto llega directamente al
consumidor. La red de la colección hoy tiene a nivel global 4.000 tiendas o
lugares de exposición. Imposible no distinguir un disco de Putumayo en los anaqueles
de cualquier tienda. Todas sus portadas, de vivísimo colorido y delicioso aire
naïf, nacen en el bloc de Nicola Heindl, creadora afincada en
Barcelona que compagina la pintura con la producción de aceite de oliva virgen.
Las antologías constituyen la especialidad de la casa: títulos como "Women
of Spirit", "Music From the Coffee Lands", "Dublin
to Dakar" o "World Playground" han
despachado cientos de miles de unidades.
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