El pueblo Seto es una minoría étnica y lingüística descendientes de
antiguos ugrofineses. Residían al sudoeste de Pskov, en el noroeste de Europa.
Hoy en día, la mayor parte de los Setos residen en Estonia, pero su zona de
asentamiento histórico se extiende a la actual Federación Rusa, en el distrito
de Petchory. La cultura original Seto recibió influencias de las culturas
oriental y occidental. La población Seto estimada en Estonia es de 10000 a
13000 personas, mientras que entre 3000 y 4000, viven en su tierra natal. Su
situación fronteriza les permitió a los Setos la oportunidad de conservar su
idioma, estilo de vida, alimentación y trajes únicos. El Leelo, canto polifónico
ancestral, constituye una piedra angular de la identidad Seto, que se ve
manifestado por el uso de su propio idioma, combinando textos que siguen
determinadas reglas y estructuras poéticas. El Leelo transmite el estilo
de vida, idioma y tradiciones. Principalmente practicado por mujeres vestidas
con sus atuendos tradicionales, este canto responsorial se caracteriza por
entonaciones a veces ásperas y de tonos profundos, que lo hace inimitable. Las
diversas fiestas tradicionales tienen un significado simbólico para la
comunidad, y más ampliamente en toda Estonia. La isla de Kihnu, en el mar
Báltico, es el hogar de una pequeña comunidad cuyas expresiones y tradiciones
culturales agrícolas se han mantenido muy vivas. Las mujeres son las
principales cuidadoras de esta cultura manifestada a través de canciones,
juegos, bailes, ceremonias de bodas y artesanías. El canto polifónico
tradicional Leelo, así como el espacio cultural de Kihnu, figuran en la
lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la
UNESCO.
Otra característica del Leelo es la alternancia de las voces.
Una cantante principal entona un verso y el coro la sigue retomando las últimas
sílabas de este para cantar después el verso entero. Cada una de las mujeres se
alterna para dirigir al grupo y crear los versos rimados. Existen cuatro
categorías de Leelo: * canciones
improvisadas, que son las más apreciadas; * canciones tradicionales conocidas
por todos los Setos; * canciones en las que las melodías son familiares para
todos pero cuyos textos pueden variar de un pueblo a otro; * también a la
inversa, letras que son conocidas por todos pero las melodías pueden variar en
las diversas comunidades. Aunque las cantantes principales retoman a veces las
letras de grandes intérpretes del pasado, las de más talento se destacan por su
arte de componer nuevas letras. Las intérpretes más famosas eran capaces de
cantar entre diez y veinte mil rimas y por eso se ganaron el título de “Madres
de las Canciones Seto”. Los soviéticos permitieron a los Setos
practicar sus tradiciones y alentaban los espectáculos públicos, aunque habían
funcionaros que requerían conocer con anticipación los textos de las canciones
para aprobarlas. En otros casos, se permitía la improvisación, pero los Setos
sabían sobre qué no debían cantar. Los coros eran autorizados a cantar
alabanzas sobre su pueblo pero a su vez debían reconocer la autoridad de la
Unión Soviética e incluir en sus repertorios canciones sobre algún tema
comunista, como un homenaje a Lenin o a la conmemoración de algún hito
importante, como la revolución de octubre. En otros tiempos, el Leelo
acompañaba prácticamente todos los quehaceres diarios de las comunidades
campesinas. Hoy en día se interpreta sobre todo en espectáculos escénicos y
sigue constituyendo un elemento fundamental de la cultura Seto.
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