La Guabina es un canto vocal con musicalización, danza de
torbellino y género musical colombiano propio de la región andina, presente en
los departamentos de Antioquía, Santander, Boyacá, Tolima, Cundimarca y Huila,
en los cuales se practica y constituye muestra representativa del ritmo.
Existen tres tipos fundamentales de Guabina: la “Guabina Veleña”, de la
provincia de Vélez en el departamento de Santander; la “Guabina Cundiboyacense”,
de los departamentos de Boyacá y Cundimarca; y la “Guabina Tolimense” o “Bunde”,
en el departamento de Huila, esencialmente en Tolima. Su nombre no tiene una
exacta definición. La palabra Guabina se utiliza para referirse a una persona
simple, para llamar a un tipo de pez en los llanos orientales y como nombre
para una herramienta usada por los campesinos para castigar a los animales
domésticos. Los instrumentos básicos para la ejecución de una Guabina son: el
tiple, el requinto, la bandola y el chucho o alfandoque (ideófono de
sacudimiento). La indumentaria también hace parte de esta tradición y en la
actualidad se conservan atuendos típicos para su baile, en especial la
canastilla de bejuco o una jaula pequeña de chusque, que es llevada a la
espalda por los hombres del altiplano y que constituía un elemento
característico usado en los días en que se asistía a los mercados de los
pueblos. La mujer por su parte utiliza batón o falda no muy largas, de color
oscuro, manta de color negro, alpargatas o botinas, sombrero y velo negro.
Referencias históricas mencionan a la Guabina desde finales del Siglo
XVIII, siendo muy popular entre los alfareros y canteros santafereños, en
especial durante la época navideña y en los bailes de campo. Era un ritmo muy
rechazado por la iglesia por tener un estilo de baile de parejas unidas. A
partir de la segunda mitad del Siglo XIX, el romanticismo tomó parte esencial
en las composiciones de las Guabinas. Así comenzaron a crearse canciones
románticas y amorosas, como la obra de Alberto Urdaneta “Guabina
Chiquinquireña”. Varios compositores boyacenses, además, han utilizado
la Guabina como ritmo para cantar a su tierra, como en el caso de Octavio
Quiñones con “Mi Guabinita”; Juan C. Goyeneche, con “Sogamoseñita”
y “Paisaje
Boyacense”; y Juan Francisco Aguilera, con “Lagunita
de mi Pueblo”. Es importante hacer referencia al ilustre músico y
compositor Lelio Olarte Pardo, quien compuso la Guabina Santandereana Números Uno
y Dos, siendo esta segunda la más conocida, ya que ha formado parte del
repertorio de álbumes musicales de Colombia e interpretada por la Orquesta
Sinfónica de Colombia y por algunas bandas musicales que han sido ganadoras del
concurso de bandas de Paipa, Boyacá. Como algunas figuras importantes de la
coreografía de la Guabina, cabe destacar las del pañuelo, la vuelta, el abrazo,
el caminito y el escobillao, entre otras. La Guabina es hoy por hoy, uno de los
ritmos sobrevivientes de la época colonial y que se interpreta para amenizar
muchas de las fiestas populares en las regiones campesinas de Colombia.
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