viernes, 28 de septiembre de 2018

Waka-Waka (Bolivia)


Waka-Waka o Waka Thocoris, es una danza de encuentros. Inicialmente rural, fue prontamente introducida a los pueblos grandes y a la ciudad de La Paz mediante las fiestas que los aborígenes y mestizos celebraban en honor a su Santo o una Virgen. De ahí que forme parte de la historia inicial de entradas tan afamadas como las del Señor del Gran Poder (Chijini) y de la Exaltación (Obrajes). Esta danza, al parecer, tiene sus orígenes en las corridas de toros, que se convirtió en una forma de mostrar el poder del hombre, en este caso del español, el cual derrota a la fuerza bruta representada por el toro. Este hecho ha debido impactar fuertemente en el nativo, de ahí cuando los aimaras vieron a las vacas, lo primero que hicieron fue representarlas en una danza satirizada llamada Waka-Waka (en español, vaquería). Resume en su coreografía la benéfica introducción del ganado vacuno en los Andes, acontecimiento importantísimo para la producción agrícola que inició a varias familias aimaras y mestizas en la cría de reses y la comercialización de su leche, carne y cuero. De inmediato, la vaca y el todo pasaron a formar parte de los rituales aimaras. Se piensa que la danza de los Waka-Waka apareció para satirizar las corridas de toros que los españoles tenían por deliciosa, pero sangrienta diversión. Ante la prohibición de la participación del nativo en las costumbres españolas durante la columna, la reacción inmediata del indígena fue la de ridiculizar el comportamiento español, creando de esta manera el Waka-Waka. Dicen que los historiadores, que en España, también se bailaba una danza similar en época previa de su carnaval en los pueblos de Castilla, y que se conocía con el nombre de Vaquillas.
La vestimenta de los ejecutantes del Waka-Waka incluye monteras triangulares con adornos de espejuelos que terminan en forma puntiaguda, el rostro con velo y un poncho colgado al hombro para disimular la figura humana. Los bailarines se encuentran dentro de un armazón de cuero, que representa el cuerpo de la res, que llega hasta la altura de la cintura, con diversos volados de pollerín que circunda toda la parte baja. El toro está representado por estos danzantes, que llevan en su cintura el lomo y la cabeza del animal, quien con movimientos ondulantes y ágiles, participa del baile burlándose del matador o torero. En el desfile participan varios personajes, como el pintoresco k’usillo, cuya labor se asemeja a la de los bufones, realizan una serie de piruetas en medio de saltos. Su desplazamiento es más veloz que el de los otros personajes de los Wakas. Algunos investigadores atribuyen su contexto a la cultura aimara, porque el k’usillo lleva una máscara con alargadas orejas de colores y portan en su mano una especie de báculo emplumado. La mujer también es importante en este baile, representa a las lecheras, su vestimenta se caracteriza por el uso de un sinfín de polleras con las que realizan movimientos impresionantes con el contoneo de las caderas. Además visten mantilla de alpaca que cubre hasta la cabeza y un jubón aflecado y bordado. En la mano llevan un jarrón o jarra de leche, principalmente de plata, que sirve como un elemento decorativo. Es importante remarcar que esta danza se halla íntimamente relacionada con los ritos propiciatorios agrícolas y ofrendas a la Pachamama. Es una de las especialidades de danza del Carnaval de Oruro, así como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. 







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