Rin (Chile)
De características muy especiales, la danza Rin tuvo una notoriedad poco frecuente, desde aproximadamente el 1800 hasta principios del siglo XX. El Rin se conoció en Chile con variadas suertes coreográficas de indeterminadas parejas, danzando en forma suelta.
En 1820 llegó a Chile el viajero Peter Schimdtmeyer recorrió varios pueblos y ciudades. En su diario de apuntes dejó amplias anotaciones sobre el Rin, diciendo que, “de vez en cuando se levantan para bailar una danza corta, que es constantemente la misma, un poco parecida al ”Reel” escocés, en la cual la habilidad principal consiste en golpear el suelo con los pies a cada nota del son y agitar un pañuelo con las manos”. Carlos Eduardo Bladh, comerciante sueco que vivió en Chile entre 1821 y 1828, mencionó en sus crónicas las danzas que alternan en las fiestas: Vals, Contradanza Española y Reel. Vistos estos testimonios puede notarse que los cronistas extranjeros mencionan la danza con su nombre original. Por su parte, los autores chilenos contemporáneos al baile, lo nombran con el título que es conocido hoy. Guillermo Feliú Cruz, historiador y ensayista, escribió en su libro “Crónica de los viajeros”, basado en lo anotado por viajeros y cronistas, sobre tres danzas, y habló de forma generalizada sobre otras: “Al Cuándo y la Perdiz, se añadían las Contradanzas españolas y el Real (sic)”. Este último había sido introducido por los ingleses y las santiaguinas se sentían molestas al tomar parte de su ejecución, ya que sus vueltas no eran apropiadas para el clima, el genio y las costumbres nacionales. Tanto el Vals como la Contradanza se efectuaban con un ritmo lento, sobre el piso danzaban quedamente y trenzaban tal número de figuras con los brazos y con las manos, que podría decirse que las damas bailaban más con las manos que con los pies. En la actualidad, el Rin se baila en la isla grande de Chiloé, hacia donde llegó en el siglo XIX. De función eminentemente recreativa, su música se acompañaba de guitarra, rabel (que fue paulatinamente reemplazado por el acordeón) y bombo. Se bailaba principalmente en fiestas recreativas comunitarias y familiares. El Rin, como baile, ha perdido vigencia social, sin embargo, su ritmo a perdurado gracias a composiciones clásicas de música chilena como: “El Rin del angelito”, "El albertío" o "Run run se fue p'al norte", de Violeta Parra; o “El Rin del amor”, de Nano Acevedo, interpretada por el grupo Chamal. También el músico y compositor Luis Advis, lo utilizó en su obra "Rin" (1980), además de agregarlo como parte de su música en la obra “Canto para una semilla”.
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