Nueva Canción Latinoamericana



La canción de protesta social, posteriormente llamada Nueva Canción Latinoamericana, fue un movimiento musical que apareció más o menos al mismo tiempo –a mediados de la década del 60- en varios países de Latinoamérica. Es un género de creación poética y musical que apareció conectado con los movimientos de izquierda simultáneos y posteriores a la Revolución Cubana de 1959, con claros objetivos ideológicos y dentro del optimismo por el triunfo de Fidel Castro y el Che Guevara que habían obtenido en Cuba. Se buscaba crear conciencia, especialmente en la clase media y obrera, de la necesidad de un cambio radical de las estructuras socioeconómicas, presentando temas relacionados con la represión militar o la desigualdad social. También buscó fomentar un sentido de unidad latinoamericana en torno al objetivo común de despertar y movilizarse políticamente en torno de la elite y de los intereses de las corporaciones multinacionales, en particular las norteamericanas. La mayoría de esas canciones fueron escritas por intelectuales y artistas de clase media, muchos de ellos universitarios. El género se desplegó principalmente en Sudamérica, pero también fue cultivado en México, Nicaragua, El Salvador, y en menor medida, en el resto de Centroamérica. La Nueva Canción Latinoamericana se caracterizó por recurrir al folklore musical de cada región del subcontinente, pero con un espíritu abierto hacia la fusión y el desarrollo de nuevas formas. También ha recibido la influencia de la Música Popular española moderna, principalmente a través de Joan Manuel Serrat, del folklore blanco estadounidense, principalmente con Bob Dylan y Joan Báez, y del Jazz y el Rock.
Ideológicamente la Nueva Canción se ha llegado a identificar con la música de protesta porque generalmente manifiesta un profundo rechazo por la intervención extranjera (militar, política o económica) en los países americanos, sin embargo, lo ideológico no se queda en esta posición de rechazo a lo extranjero, sino que se extiende a un profundo respeto por la vida de los obreros, los campesinos y los indígenas, todo esto a la par de un claro rechazo al imperialismo estadounidense y europeo, el consumismo y la desigualdad social. En Venezuela Alí Primera y Soledad Bravo han tenido una considerable difusión internacional. La Nueva Canción chilena ha tenido un desarrollo extraordinario, con obras de gran belleza poética y figuras altamente representativas, tales como Inti-Illimani, Quilapayún, Violeta Parra y Víctor Jara. En Argentina el movimiento se llamó Nuevo Cancionero y tuvo una presencia considerable, con cantautores tan reconocidos como Horacio Guarany, Atahualpa Yupanqui, Alberto Cortez, Facundo Cabral o Mercedes Sosa. En Uruguay las principales figuras fueron Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti y Los Olimareños. Deben mencionarse también a Carlos y Enrique Mejïa Godoy, de Nicaragua; Los Jairas, de Bolivia; Amparo Ochoa y muchos más. La Nueva Canción fue censurada y prohibida por las dictaduras que se establecieron entre las décadas de los 60 y 80. Muchos de los artistas que integraban el movimiento fueron perseguidos y obligados al exilio, e incluso asesinados, como fue el caso de Víctor Jara. Con las caídas de las dictaduras en la década del 80, regresaron los artistas exiliados y tuvieron lugar grandes recitales históricos que se convirtieron en acontecimientos culturales en sí mismos.















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