La historia de la música en Islandia comenzó cuando los fundadores de la nación llegaron a ese país en el Siglo IX, aunque no se sabe mucho cómo era la música de los primeros pobladores. Se sabe más sobre la música que se cantaba en Islandia luego de la llegada del cristianismo en el año 1000 ya que existen manuscritos de esa época. El manuscrito más antiguo es del Siglo XII y se llama Porlakstidir. Los sacerdotes católicos introdujeron la interpretación artística de los cantos eclesiásticos. Luego de la Reforma luterana, alrededor de 1550, dejaron de cantarse las misas católicas y comenzó a practicarse el canto coral protestante. El primer libro de Himnos religiosos fue impreso en el norte de Islandia en 1589. Casi todos los himnos de este libro son monódicos. De ese período también era característica la ejecución de un núcleo melódico coral, constituido por canciones infantiles y la llamada danza narrativa, así como por poemas heroicos y grandes epopeyas, éstas últimas interpretadas por cantantes épicos, que en invierno se desplazaban de una corte a la otra. Los islandeses también cantaban canciones folklóricas que no eran religiosas y que hablaban de duendes, elfos y otras criaturas místicas. Un cura llamado Bjiarni Porsteinsson recogió muchas de esas canciones y las publicó en su libro Islensk Pjodlog, en 1906. Puede decirse que la música antigua en Islandia era solamente cantada, ya que por muchos siglos no contaron prácticamente con instrumentos musicales. Los únicos instrumentos antiguos son el Langspil, semejante a la cítara, y la Fídula, un violín islandés que sólo tiene dos cuerdas. El instrumento más importante para la historia de la música islandesa es el órgano, llevado a la Catedral de Reykiavik en 1840. Este instrumento cambió el rumbo de la música en Islandia y con él comenzó la historia de la música moderna. Un estilo de cantar muy característico de Islandia y que se ha practicado por varios siglos, es el de las canciones de Quintas Paralelas. Éste arte armónico sólo lo practicaban los hombres y es el único ejemplo de polifonía islandesa.
Sveinbjörn Beinteinsson
Si bien las canciones de Quintas Paralelas se encuentran actualmente en trance de extinción, aún se cantan algunas como Island Franselda Fron y Gefdu ad modurmitt, entre las más conocidas. Las baladas aliteradas y de rimas épicas llamadas Rímur es otra tradición vital de la música islandesa. Rímur es plural de Rima y son escritas por los Rimnahaettir (o rimadores). Las rimas son aliteradas y constan de dos a cuatro versos por estrofas. Hay centenares de formas de combinar los versos de acuerdo a la métrica, pero pueden agruparse en aproximadamente diez familias. El Rímur más antiguo data del Siglo XIV llamada Olafs Haraldssonar, que narra una epopeya alrededor de Olafs Haraldsson. Otros ejemplos de los primeros Rímur son Skidarima y Bjarkarimur. En la gran mayoría de los casos los Rímur fueron compuestos en bases a temas sobre los cuales ya existía una historia escrita. El Rímur fue oficialmente prohibido durante mucho tiempo por la Iglesia cristiana, aunque siguió siendo muy popular de manera clandestina. Puede decirse que este estilo ha permanecido sin cambios por más de cinco siglos, y aunque con frecuencia tienen poco valor poético, han demostrado que satisfacen las necesidades de los finlandeses. El cantante de Rímur más famoso de la actualidad es Steindór Andersen. Durante el romanticismo se originó una música culta islandesa, que se ha desarrollado considerablemente durante el Siglo XX, e intenta evolucionar a partir de la realidad folklórica islandesa. En este sentido, ha sido muy importante el aporte del pianista de origen ruso Vladimir Ashkenazi. Hoy en día, el referente más importante de la música islandesa es la cantante Bjork, que comenzó con el grupo Sugarcubes y luego lanzó su carrera solista. Otros artistas destacados son Sigur Ros y la cantante Emilia Torrini.
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