El Son de la Negra es un son tradicional del sur de Jalisco, México, famoso por sus distintas versiones, en particular la de mariachi. Fue popularizado en el mundo a partir de la década de los cuarenta luego de que el compositor jalisciense Blas Galindo en 1940 la incluyera en su obra “Sones de mariachi”.
Asimismo, ha llegado a convertirse en representativa del folklore mexicano o relativa a México a nivel internacional. De hecho, es tradicional que la triunfal entrada del mariachi se haga con el Son de la Negra.
El tema de la canción está dedicado a una locomotora, ya que se dice que el sonido de una locomotora al empezar su marcha, pudo inspirar a su autor. Además, en una de sus estrofas, dice hojas de papel volando, es una metáfora que hace referencia a las banderas que solían llevar casi todas las locomotoras de la época en el frente, y que a medida que avanzaban, ondeaban con el viento.
No se tienen datos precisos sobre el origen del son del Son de la Negra, pero la investigación de Jáuregui, la sitúa hipotéticamente como compuesta en la época de la Independencia de México.
También se cree que fue compuesto en la época de la guerra de independencia entre los años 1821 y 1827, porque entre sus letras está el llevar un rebozo de seda desde Tepic y en este tiempo funcionó la feria de Tepic.
Esta canción se formó con el tiempo, de boca en boca, a través de cantarla y cantarla la letra tomó forma y la música se acomodó a base de ser bailada.
La Negra circulaba por todo Jalisco y llegó a la capital con los grupos de valientes jaliscienses, que se fueron a probar suerte.
Como cada grupo según de que región procedía, tocaba una versión diferente e incluso con letras diferentes e incluso nombres distintos.
La Negra era el nombre que se le daba en Jalisco, mientras que en Michoacán la conocían como La Morena o La Prieta.
La primera grabación de dicho son fue hecha por Los Trovadores Tamaulipecos (Lorenzo Barcelata, Alberto Caballero, Ernesto Cortázar, Antonio García Planes y José Agustín Ramírez) en 1929 en el sello Columbia, con una dotación no convencional de mariachi: cantada a dos voces y en un estilo apegado a la región limítrofe de Michoacán y Guerrero.
El tomo segundo, “Historia de la canción mexicana”, incluía una sección dedicada al género del son mariachero: Sones de Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Guerrero, interpretados por el Mariachi de Cocula.
A partir de ahí, el son se convirtió en una pieza popular que dependiendo de sus intérpretes fue modificándose, hasta que en 1940, Blas Galindo le hizo una serie de arreglos para poder ser presentada con una orquesta de cámara y se convirtió en fundamental y emblemática dentro de la tradición mariachi.
Blas Galindo realizó la inclusión del Son de la Negra en su suite “Sones de mariachi” en 1940 por petición de su maestro Carlos Chávez, quien le dijo que compusiera una obra “con temas de tu pueblo, de por allá de tu región”, ya que Galindo era originario de una zona típicamente mariachera y Chávez presentaría un concierto en Nueva York como parte de una retrospectiva musical sobre México vista a través de la música de cámara, financiada por la Fundación Rockefeller.
La obra se estrenó el 16 de mayo de 1940 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York con una orquesta mexicana de cámara de quince músicos más un conjunto de músicos con instrumentos del mariachi que finalmente Blas Galindo decidió poner al centro del escenario para el estreno.
Dicho recital se transmitió además por la NBC de los Estados Unidos, y en onda corta al resto del continente y a Europa, además de la grabación en el sello Columbia Masterworks.
El estreno con la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Carlos Chávez, se realizó el 15 de agosto de 1941 en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.
Muchas otras agrupaciones a mitad del siglo XX la reconstruyeron y le practicaron arreglos, incluyéndole trompetas, como fue el caso del Mariachi Vargas de Tecalitlán o el Mariachi México, que aunque siempre respetaron las raíces musicales del tema, hicieron cambios en su tesitura y letra, llegando a convertirla entre todos en un pilar de la música tradicional de México y en emblema del país.
Al mismo tiempo, su armonía rítmica y ruidosa, expresa las características de los nativos de la región. Suele bailarse en diversas regiones del país, especialmente en las del sur, típicamente con motivo de bodas, cumpleaños y bautismos.
La vestimenta tradicional del Son de la Negra es muy colorida y refleja la riqueza cultural de la región de Jalisco. Los hombres suelen vestir con el traje de charro, que consiste en un sombrero ancho, chaqueta ajustada, pantalones adornados con botonaduras y botas de cuero. Por otro lado, las mujeres lucen el icónico vestido de Adelita, con faldas amplias y coloridas, blusas bordadas, rebozos y peinetas en el cabello. Esta vestimenta no solo es un símbolo de la danza, sino que también representa la identidad y el orgullo de la cultura mexicana.
Las técnicas de baile del Son de la Negra se caracterizan por su energía, gracia y pasión. Los bailarines realizan movimientos enérgicos y elegantes, con zapateados rítmicos y giros rápidos que reflejan la alegría y el dinamismo de la música. La danza incorpora elementos de zapateado, que exigen un gran dominio del ritmo y la coordinación. Los bailarines también realizan movimientos de parejas, donde la conexión y la armonía entre los participantes son fundamentales para transmitir la emoción y la historia detrás de esta danza tradicional.
Fuentes:
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario