El Beriozka es más que un Ballet, es una de las maravillas del patrimonio cultural universal, el pueblo ruso, lleva la danza en su sangre, son apasionados y hacen gala de la perfección, motivados por el interés de alagar al público y entregar lo mejor de sí en cada actuación.
El colectivo Beriozka
fue fundado por la Unión Soviética en 1948, cuando fue su primera presentación.
La bailarina Nadezhda Nadehzdina se inspiró en el árbol nacional de Rusia
para bautizar a la agrupación: Beriozka significa en “abedul” en
ruso. Desde su primera presentación en 1948, fue calificado tanto por el público,
como por la crítica como un milagro del arte del ballet, tanto es así que su fundadora
y el ballet fueron condecorados con la Gran Medalla de Oro de la Paz, por el
Consejo Mundial de la Paz, en 1959. Actualmente, el elenco está compuesto por
más de 90 bailarines, todos ellos egresados del estudio del Teatro Bolshoi. Aunque
por décadas esta danza fue exclusivamente de mujeres, hace unos años se
incorporaron también hombres. En su repertorio se encuentran desde bailes
clásicos, hasta escenas de danzas folclóricas de humor, pasando por elementos
acrobáticos técnicamente complejos que se despliegan en una fiesta de colores y
danzas que combinan la destreza de los bailarines con la plasticidad de los movimientos.
En el repertorio del Beriozka hay hasta bailes de humor, pasando por todo un
arco iris de danzas con elementos
acrobáticos técnicamente complejos pero de gran perfección, sus bailes colocan
la danza en el punto más alto de su ejecución, buscan transmitir la emoción
del alma rusa con su desborde de
energía, su complicado juego de simetrías
en la escena, saltos espectaculares y movimientos que solo encontramos
en las danzas rusas, todo esto a partir de un trabajo coreográfico de excelente
concepción y miles de horas de consagración al ensayo y la disciplina. Los
bailes de Berezka son verdaderos espectáculos coreográficos, cada uno con
su propia dramaturgia.
Los más conocidos son “Vremená goda” (Las
estaciones del año), “Russkiy farfor” (Porcelana rusa) y
la obra de interpretación y danza “Moskovskii dvor” (Patio moscovita). Se
lo baila con un vestido largo, zarafan, que lleva sólo tirantes en los hombros
y es abierto por delante, porque se usa con una camisa o blusa debajo. En la
mano izquierda siempre la bailarina lleva una rama de abedul, en la derecha, un
pañuelo azul celeste, como símbolo del cielo. Y en la cabeza llevan puesto un
pañuelo amarillo, que representa el sol. Además, en los trajes se representan
motivos nacionales y tradiciones de oficios rusos: desde una bordadura y un
encaje suntuosos y exclusivos, hasta bordados étnicos de piedras preciosas. Lo
primero que llama la atención en este conjunto es la falta de solistas; a lo
sumo se lucen brevemente lo que ellos denominan “artista alto mérito” o “bailarín
prima”. Es realmente un conjunto que actúa al unísono como si todo el cuerpo
fuera solista. La gran figura histórica del Ballet es Mira Koltsova, ahora
directora artística. Estudió en la escuela coreográfica adjunta al Teatro Bolshoi,
y tanto le impresionó a la fundadora Nadézhdina, que en cuanto la vio bailar la
invitó directamente sin darle tiempo de terminar la escuela. Desde el primer
día se convirtió en la prima bailarina del conjunto. No tenía 18 años, y desde
1979 es la directora artística. El número denominado “Vals Beriozka”, además de
ser el símbolo del ballet, es el himno a la belleza de la mujer rusa y de Rusia
en general. Las bailarinas de este número lucen muy similar físicamente: son
entre 15 y 20 bellísimas jóvenes rubias de una altura promedio de un metro
ochenta.
Utilizan el mismo atuendo: vestidos rojos con la falda larga hasta el
suelo, tapando siempre sus pies, y accesorios decorando el cabello que combinan
con sus vestidos. Con un vestuario del mismo diseño y color, tienen la
característica de que sus faldas son largas y cubren los pies. Esto no llamaría
la atención, si no fuera porque simultáneamente no caminan ni bailan, sino que
se deslizan como si estuvieran en una cinta mecánica. Esta técnica, realizada
con un paso especial, ha provocado, por la exactitud y perfección de los
movimientos, exclamaciones de asombro. Realmente, una imagen visual muy
estilizada, realizada con gestos imperiales. Los artistas inician el
espectáculo, presentando una ramita de abedul en sus manos para hacer gala a su
nombre, de inmediato se alteran los ánimos de los espectadores pues tienen ante sí al
majestuoso conjunto femenino del Beriozka y aparecen sobre el escenario dando la impresión de no tocar el
piso con los pies decenas de mujeres rusas
de una belleza tal que parecen
ser salidas de un cuento de hadas, o de algún relato de Pushkin
o Chejov, el público las recibe apoteósicamente y de
esta manera se inician casi dos horas de uno de los espectáculos más fastuosos
del mundo. El fino vestuario confeccionado totalmente a mano cuidando cada
detalle de la tradición que por centurias ha entretejido los hilos de la
cultura muy diversa del país más grande del mundo permite a los artistas
hombres y mujeres lucir elegantes ataviados con alegorías a cada danza que
ejecutan. Hoy en día el Ballet Nacional Ruso Beriozka sigue
siendo considerado como la mejor expresión de la danza folclórica del mundo.
Sin duda, esta es la mejor oportunidad para redescubrir las fascinantes y
coloridas raíces de la cultura rusa. Con más de 60 años de giras recibiendo
aplausos en 180 países, admirados por más de siete millones de espectadores,
700 vestidos y más de cincuenta artistas son algunas de las cifras del
superlativo Beriozka, considerado por la crítica internacional si no el
mejor uno de los mejores Ballets folklóricos del mundo.
Fuentes:
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