En Chile existen gran cantidad de testimonios con respecto a la gran difusión de la danza Sajuriana, logrando mucha notoriedad en todos los ambientes sociales. En cambio, en Argentina, no existen prácticamente pruebas de su existencia. También tuvo un paso por el Perú, pero sin lograr notoriedad. En definitiva, esta danza se instaló en Argentina poco antes de 1815.
Fue con San Martín a Mendoza y cruzó con su Ejército Libertador
a Chile, donde tuvo gran aceptación en los salones de Santiago por varias
décadas. El pueblo chileno la transformó en un baile picaresco o apicarado,
apresurando sus tiempos y agregando el pañuelo, colmándolo de zapateos. La Sajuriana
fue bailada por varias décadas en los salones y posteriormente bailada en
chinganas (tabernas), centros mineros y campesinos, obteniendo en esos lugares,
un carácter más picaresco y con muchos más zapateos. Desapareció del gusto
popular a mediados del siglo XX, integrando una importante promoción
coreográfica, cuyos otros exponentes fueron el Cielito, el Cuándo
y el Pericón.
Este baile abarcó un área considerable del territorio chileno hacia la mitad
del siglo XIX, época de su mayor vigencia, ya que se lo bailaba desde la
provincia de Valparaíso hasta la de Chiloé, alcanzando a ser uno de los más
célebres en las chinganas y posteriormente en pequeñas localidades rurales de
las provincias de Ñuble y Malleco, como simple recuerdo de viejas familias, sin
que sus interpretaciones por parte de los conjuntos dedicados a la divulgación
folklórica musical hayan conseguido hacer gran cosa por reactualizarla, en
circunstancias que la belleza de su coreografía y de muchos de sus contenidos y
formas literarias tendría una valiosa aplicación en el terreno pedagógico y en
todo intento por dar a conocer exponentes calificados de la tradición chilena.
El proceso de folklorización que experimentó en Chile, influyó en las
modificaciones de su primitivo nombre, que no se conoce con exactitud entre los
cuales figuran denominaciones como Sajuria, Sacudiana, Sijurina, Sijura,
Sinjuriana o Sajuria, estos últimos tres dados por Pereira Salas en un folleto
que ilustra la colección de discos de Aires Tradicionales y Folklóricos de
Chile II. La música tuvo su origen en los Minués y Gavotas que llegaron de Europa
a América en el siglo XVIII, donde fueron adaptadas localmente. La Sajuriana
es una danza cortesana, grave viva, de pareja suelta e independiente. Consta de
tiempos de Minué y otros de allegro, valseado. La construcción musical
consta de dos partes, correspondientes a
la copla y al estribillo, cada una de ellas formada por un período
binario regular, con un compás de 6/8. La interválica de la melodía posee el
mismo carácter ondulatorio leve de la mayoría de las danzas del folklore
chileno.
El baile de la Sajuriana fue descubierto y
reconstruido coreográficamente por Carlos Vega, quien explicó que en
Argentina se extinguió a mediados del siglo XIX. Isabel Aretz, junto con Carlos
Vega, grabaron muchas versiones pero no lo vieron bailar. El escritor
chileno José Zapiola era músico y estuvo en contacto con las bandas del
ejército de San Martín que tocaba en los salones de importancia. En 1863, el
historiador chileno Benjamín Vicuña Mackena vio bailar la Sajuriana. Los textos
poéticos que se han conservado de la Sajuriana son de índole amatoria, la
mayoría de las veces finos y mensurados. Las tres o cuatro estrofas
pertenecientes tienen una medida octosílaba y, el estribillo, una hexasílaba.
Musicalmente para su primera parte, la copla es octosílaba, con rima consonante
en los versos que van bisados. También es común repetir el primer verso del
cuarto, en vez de visar este. Para su segunda parte, un estribillo: estrofas de
cuatro versos hexasílabos o pentasílabos, también con rima consonantada en
versos pares. En el acompañamiento se utiliza la guitarra. Las parejas bailan
separadas y con pañuelos enarbolados al aire, de arriba abajo. En esta danza
cada bailarín improvisa la cadencia de sus movimientos rítmicos. Se baila entre
dos, zapateando y escobillando el suelo y, al igual que la Cueca, también se usa el
pañuelo. Consigna como primera posición del baile el enfrentamiento de los
bailarines, los cuales, al empezar el canto, realizan una vuelta completa,
girando la mujer hacia la derecha, en las tres cuartas partes de un círculo
imaginario, y el hombre, en la misma dirección, de manera total. El cambio de
lado se ejecuta también por la derecha, mediante un movimiento sinusoidal. Se
trata de un baile de pareja suelta, aunque la coreografía se adapta a grupos de
tres parejas colocadas en dos filas cara a cara, a cuatro pasos de distancia la
dama del varón. Durante la introducción, los ejecutantes siguen el ritmo de la
música con palmoteo. Para empezar, la dama toma su pollera con la mano
izquierda y el pañuelo en la derecha, manteniéndolo en alto un poco más arriba
de su cabeza. El varón puede tomarlo con ambas manos, haciendo pabellón con él
sobre la cabeza de su compañera, bornearlo con gracia al compás de la
música. La Sajuriana no posee una
vestimenta propia de su baile. Sin embargo, se suele usar el característico
traje de huaso o de china, que se aprecia en distintos bailes de la zona
central de Chile, como en la Cueca, la Polca, la Jota,
el Gato,
entre otras. Por lo general, la dama utiliza vestidos floreados con una enagua
por debajo para ampliar los vestidos y darles una apariencia más ancha, zapatos
con tacos negros y, opcionalmente, un delantal. Por su parte, el hombre lleva
pantalones de vestir, espuelas, sombrero, camisa, chaqueta y botas. Ambos siempre
deben llevar pañuelos.
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