La palabra Canis se popularizó en España en la primera década del siglo XXI. Al principio, estaba ligada a las personas con pocos recursos, pocos estudios y relacionadas con la delincuencia como modo de vida. Con el paso del tiempo, el concepto ha evolucionado y se ha ido generalizando el término para incluir a un grupo mucho más amplio de personas.
La denominación Cani
engloba a jóvenes apolíticos, generalmente vinculados a la delincuencia,
personas, personas sin ideales inclinados al crimen como medio de subsistencia
y la violencia hacia los demás estratos de la sociedad. Reciben el nombre de
janis, hichis, anganjos, majolillos, burracos o quillos, según el lugar de
origen. Ellas, también conocidas como “Las Canis” o “Las Juanis”, suelen ser de
raza blanca. Los Canis, al igual que la mayor parte de las tribus urbanas, están
compuesto por una mezcla de personas: chicos que no tienen en claro lo que
hacen, canis verdaderos y otros que sólo se visten para integrarse al grupo. No
todos son delincuentes, pero tampoco son unos santos. El fenómeno Cani empezó a
aparecer a finales de 2003 en los barrios de Triana o por el distrito de
Nervión (Sevilla), pero tomó fuerza por toda España, sobre todo, en los barrios
de clase media-baja. Muchos españoles están indignados por la impunidad con la
que actúan, debido a la libertad que la policía le otorga. La especie de los
Canis se caracteriza por la manada, ya que nunca van solos. Marcan su
territorio con pintadas y los lugares donde se los suele ver son placitas,
parques, rampas o cualquier lugar donde puedan estacionar sus vehículos. Son
aficionados a conducir motos o autos tuneados y con altavoces a tope, para que
todas las personas que vayan por la calle oigan su música. Una de las
necesidades básicas para las reuniones de los canis, es que haya un banco. Es
fácil encontrar un banco rodeado de canis, ya sea sentados o alrededor del
banco. En gran parte de las ocasiones, los bancos están en parques o
descampados. El motivo es sencillo, ahí pueden estar solos y poner el altavoz
con su música sin ser molestados o consumir drogas sin ser vistos por la
policía. Actualmente, hay un fenómeno llamado “sportium”, que ha dado con
fuerza en los jóvenes. Los denominados sportium son casas de apuestas, donde se
puede apostar a cualquier deporte. El hecho de que en muchos de esos lugares no
haga falta identificarse, ha llevado a muchos menores a pasar ahí las tardes y
los canis son la tribu urbana que predomina en esas casas de apuestas.
A los
canis, como a todos los jóvenes, les gusta salir de noche, y si no, se quedan
en un banco aumentando el consumo de drogas, o salen a las discotecas. Pero,
muchas discos tienen un problema para ellos, no todas aceptan su aspecto
diferente. Esto llevó a la creación de las llamadas “discos canis”, donde la
mayoría del público forma parte de esa tribu urbana o se identifica con ella. Se distinguen por las gorras de béisbol o básquet norteamericano,
zapatillas de marca (generalmente Nike), ropa deportiva, anillos de oro, cadenas,
etc. Ellas, en cambio, por los ojos perfilados al estilo Cleopatra, con los
rabillos de los ojos bien estirados con rayas negras o mediante puntitos,
pestañas bien alargadas con rímel negro, suelen depilarse mucho las cejas, más
finas de lo normal. Se caracterizan por llevar el pelo muy largo, con diademas
de colores muy llamativos y flequillos. Les encanta llamar la atención, cantar
y tocar las palmas y casi nunca pasan inadvertidos ante el resto de la
sociedad. El peinado más característico entre ellos es el cenicero, a veces
teñido de rubio. Además, abundan los pelos rapados por los lados con greñas en
la nuca, todo el pelo rapado, e incluso, con el símbolo de dólar dibujado,
rayas o su nombre. El chándal es algo imprescindible para un cani, especialmente
blanco. También usan jerséis, que suelen ser multicolores, de punto o algodón,
enteros o con cierre, con cuello alto o con escote. Sus pantalones suelen ser
de infinidad de colores, preferentemente chillones, siempre muy por debajo de
la cintura, con pata ancha y arrastrados por el suelo. Cuando van arreglados a
ferias, bodas o comuniones, utilizan trajes de color blanco y camisas de
colores chillones, como rosa, naranja o verde, sus zapatos también suelen ser
blancos.
La mayoría de las juanis trabajan en tiendas de ropa de su estilo, en
perfumerías o como cajeras de supermercados. El resto está sin trabajo o
estudiando. Entre sus gustos musicales destaca el Flamenco, en especial, Camarón
de la Isla, al que muchos consideran su “dios”, y el sureño Haze,
con una mezcla de “sonidos de barrio”, compuesto por rap, flamenco y reggaetón,
y al que muchos acusan de hacer música sólo para los canis. Sin embargo, Haze
en una entrevista afirmó: “yo no hago música para los canis, yo hago música
para quien quiera escucharla, es sólo que ellos se sienten identificados porque
cuento historias de barrio, y los canis son de barrio”. Esta tribu urbana se
caracteriza por escuchar música a toda hora. Escuchan música con altavoces y
con un volumen muy alto. Pese al tipo de música que les gusta, que es muy
peculiar, no les importa que a alguien les pueda molestar. Este tipo de música
se caracteriza por un ritmo agresivo y por emplear un vocabulario vulgar y
barriobajero. Su música proviene de artistas latinos y músicos cuyo lenguaje no
es el adecuado para dar clases en la universidad. Entre los géneros preferidos,
además del flamenco, están el rap, reggaetón, trap, dembow y subgéneros de este
tipo. Uno de los grupos musicales que más pasión ha generado entre los canis es
PXXR GVNG, con canciones de trap y reggaetón en las que reflejan la dura
infancia de los cantantes. El botellón es una práctica muy común en los jóvenes
de esta tribu. Básicamente consiste en consumir grandes cantidades de bebidas
alcohólicas en la vía pública. Para abaratar el costo de la bebida, se consume
el alcohol en botellas y tetrabrik de aproximadamente un litro de capacidad,
con hielo y vasos de plástico, antes de dirigirse a pubs, discotecas o
conciertos
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