sábado, 19 de noviembre de 2022

Scopitone (Francia)

 


Los miembros del grupo The Buggles pueden haber estado convencidos en su momento de que el vídeo mató a la estrella de radio, pero lo cierto es que la historia de “ver música” va un poco más atrás del nacimiento de la MTV. Las rockolas, jukebox o, simplemente, máquinas de música por monedas fueron muy populares hace décadas, sobre todo en los años cincuenta y sesenta.

Todavía hoy pueden verse en muchos lugares y, además, se han convertido en objetos de coleccionismo. El brillo romántico de esas máquinas persiste en cierta forma con imitaciones en forma de selectores de música digital con caja exterior a modo de viejos jukebox, como se puede ver en algunos restaurantes con ambientación al estilo años sesenta. Todo el mundo conoce cómo son, por mucho que su época dorada haya pasado hace mucho tiempo. Lo que ya no es tan conocido es que, además de música, existieron máquinas que ofrecían vídeos musicales. Cuenta la leyenda que, en esa cadena de televisión llamada MTV, antiguamente emitían videoclips (hoy día, la verdad, parece que la música haya quedado un poco al margen de su foco de atención) pero, incluso antes de que los vídeos musicales reinaran en televisión, tuvieron su momento de gloria en bares, discotecas y otros locales de ocio gracias a las máquinas Scopitone. Las presentaciones de diferentes artistas a través de estos dispositivos han convertido al Scopitone en el antepasado directo de los vídeos musicales. El 12 de agosto de 1981 a las 00:01, la MTV cambió nuestras vidas para siempre al oficializar el matrimonio entre la música y el vídeo, pero la relaciòn entre ambos se remonta a varios años más atrás. Las presentaciones en vivo de bandas y artistas populares eran los momentos más esperados en algunos clásicos shows de la televisión. A modo de ejemplo, nada mejor que recordar el paso de los Beatles por el Show de Ed Sullivan, y el furor que causó, algo que dicho programa ya había logrado con la presentación de otro astro de la música como Elvis Presley. Pero en ese entonces existía otra forma de acceder a determinados artistas.
No hablamos de conciertos o programas en vivo, ni tampoco de rocolas-gramolas o encuentros especiales en tiendas de música. El dispositivo era conocido como Scopitone, y aunque se lo suele clasificar como una especie de rocola, el hecho de que fuera capaz de reproducir un filme de 16 milímetros lo ubica en una categoría especial. El Scopitone estaba basado en tecnología desarrollada durante la Segunda Guerra, aunque se reconoce que su antecesor era un aparato llamado ¨Panoram¨, creado en el año 1939. Los primeros Scopitones fueron fabricados en Francia, usando material de sobra proveniente del esfuerzo militar, incluida una cámara de reconocimiento de 16 mm de la Fuerza Aérea francesa. Después de una década de retoques, los inventores pudieron crear el Scopitone, una gran máquina que reproducía películas en color de tres minutos con música en una pantalla de 26 pulgadas. El usuario podía elegir qué película reproducir, como una máquina de discos normal, y cada máquina se cargó con 36 películas diferentes. Una máquina similar llamada Cinebox salió al mismo tiempo en Italia, pero nunca tuvo éxito. No fue sino hasta finales de los ´50 que aparecieron las primeras unidades lo suficientemente refinadas como para ser expuestas al público. A inicios de los ´60 se hicieron pruebas de mercado en los Estados Unidos, y la popularidad inicial del Scopitone fue tan grande, que en 1964 había registro de unas quinientas máquinas instaladas. Un Scopitone no difería mucho de un jukebox clásico, salvo en que, además de escuchar tu canción favorita, podías ver al intérprete en una pantalla. Alimentado por monedas, se seleccionaba un tema entre la lista de éxitos del momento y, ya estaba, música e imagen, todo en uno, para disfrute o pesadilla de los presentes, según gustos. Dado que los adolescentes eran el público objetivo, el fabricante Scopitone CAMCA colocó máquinas en lugares donde pasaban el rato, como cafés, y los primeros videos mostraban a estrellas del Pop francés como Serge Gainsbourg, chicas Yé-Yé y los primeros rockeros como Johnny Hallyday. Así, se podía ver un video, por ejemplo, de las Hermanas Kessler, cantado “Dime cuando, cuando, cuando”, donde enseñaban muslamen y podían a los presentes efervescentes.
Había otro de Françoise Hardy cantando “Tous les garçons et les filles…”, en una hamaca, donde se le subía la falda al oscilar. Tiempos aquellos… Sin embargo, una vez importada a EEUU, la nueva y emocionante tecnología mostró una línea de montaje de Technicolor de mala calidad: videos de cantantes de salón tetonas y bandas de la lista B haciendo covers de canciones que generalmente presentaban mujeres en bikini que se balanceaban con coreografías ridículas directamente de The Benny Hill Show. La industria de los Scopitone fue la que sirvió para impulsar el concepto de videoclip o vídeo musical, antes de que la televisión tomara el relevo. Una vez en marcha la máquina, un cambiador automático de películas de 16 milímetros cargaba en un miniproyector el videoclip seleccionado. El sonido se hallaba incorporado a la cinta, concretamente en su banda sonora magnética, con lo que la sincronización era perfecta y, además, como la pantalla tenía un tamaño considerable, la experiencia era similar a la de contar con una proyección de cine bajo demanda. A los Scopitone les siguieron muchas otras máquinas, partiendo de las originales en Francia y extendiéndose por Europa y EEUU. Hoy día se han convertido en verdaderos dinosaurios y es difícil ver una de estas máquinas funcionando, más que nada porque mantener un parque de películas de 16 o de 8 milímetros, según el caso, en perfectas condiciones y un carro de proyección automatizado como en sus buenos días, es muy complicado. No fueron pocos los artistas que crearon material para los Scopitones, al mismo tiempo que se hacían promesas de mayor cantidad de clientes y mayor consumo por parte de ellos si un comerciante realizaba la inversión en un Scopitone para instalarlo en su establecimiento. Muchos conocidos números de música Pop de la época aparecieron en Scopitones como The Exciters, Debbie Reynolds, Vic Damone, Dalida, Herb Alpert & the Tijuana Brass, Procol Harum, Neil Sedaka, Johnny Hallyday, Sylvie Vartan, Brook Benton, Ray Anthony, Gale Garnett, Buddy Greco, Tommy James & the Shondells, Della Reese, Bobby Rydell, Petula Clark, Bobby Vee, Lou Christie, Los Shadows, Jody Miller, Kay Starr, Dionne Warwick, Jane Morgan, Nancy Sinatra, Françoise Hardy, y Julie London. Lamentablemente, en 1967 la burbuja del Scopitone explotó, y después de algunas investigaciones se comprobó que el Scopitone no era un negocio rentable. Antes de que finalizara la década, el Scopitone se había esfumado en el aire, pero su legado permaneció a través de todas las grabaciones que se realizaron, los artistas (como por ejemplo Neil Sedaka, el intérprete y escritor de la famosa canción “Oh! Carol”), y por supuesto, tanto los filmes como las máquinas que aún perduran. Lo que parecía que se avecinaba como un éxito rotundo se truncó en un negocio que no prosperó cayendo en saco roto, sin embargo, a día de hoy las películas y videos que proyectaban se han convertido en un tesoro que coleccionar. ¿Cómo un negocio tan innovador y que tenía todas las claves para convertirse en un filón y exitosa plataforma musical duró menos que la guerra anglo-zanzibariana? El Scopitone tuvo el potencial de convertirse en una de las plataformas musicales más populares, aunque se considera que el error más grave en su comercialización fue dejar a un lado al público adolescente. Por otro lado, si los Beatles llegaban a sonar en un Scopitone, lo más probable hubiese sido que una horda de colegialas hubiese reducido a trizas al aparato tras un “ataque hormonal”. La edad de oro de estos proyectores de videoclips apenas duró unos años, pues acabados los 60 la televisión en color se extendió a gran velocidad y la experiencia ya no llamaba la atención a casi nadie. Incluso hoy en día hay sitios dedicados a reconvertir los filmes de Scopitone en formato DVD, y por supuesto, podrás encontrar varios ejemplos colgados en YouTube. La NASA reutilizó máquinas antiguas en los centros de visitantes para mostrar películas educativas sobre el programa espacial. En Francia, los Scopitones restantes proyectaron películas de capacitación laboral para mineros rurales del carbón.

 

 






















































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