Los miembros del grupo The Buggles pueden haber estado convencidos en su momento de que el vídeo mató a la estrella de radio, pero lo cierto es que la historia de “ver música” va un poco más atrás del nacimiento de la MTV. Las rockolas, jukebox o, simplemente, máquinas de música por monedas fueron muy populares hace décadas, sobre todo en los años cincuenta y sesenta.
Todavía hoy pueden
verse en muchos lugares y, además, se han convertido en objetos de
coleccionismo. El brillo romántico de esas máquinas persiste en cierta forma
con imitaciones en forma de selectores de música digital con caja exterior a
modo de viejos jukebox, como se puede ver en algunos restaurantes con
ambientación al estilo años sesenta. Todo el mundo conoce cómo son, por mucho
que su época dorada haya pasado hace mucho tiempo. Lo que ya no es tan conocido
es que, además de música, existieron máquinas que ofrecían vídeos musicales.
Cuenta la leyenda que, en esa cadena de televisión llamada MTV, antiguamente emitían
videoclips (hoy día, la verdad, parece que la música haya quedado un poco al
margen de su foco de atención) pero, incluso antes de que los vídeos musicales
reinaran en televisión, tuvieron su momento de gloria en bares, discotecas y
otros locales de ocio gracias a las máquinas Scopitone. Las
presentaciones de diferentes artistas a través de estos dispositivos han
convertido al Scopitone en el antepasado directo de los vídeos musicales. El
12 de agosto de 1981 a las 00:01, la MTV cambió nuestras vidas para siempre al
oficializar el matrimonio entre la música y el vídeo, pero la relaciòn entre
ambos se remonta a varios años más atrás. Las presentaciones en vivo de bandas
y artistas populares eran los momentos más esperados en algunos clásicos shows
de la televisión. A modo de ejemplo, nada mejor que recordar el paso de los Beatles
por el Show de Ed Sullivan, y el furor que causó, algo que dicho programa ya
había logrado con la presentación de otro astro de la música como Elvis
Presley. Pero en ese entonces existía otra forma de acceder a
determinados artistas.
No hablamos de conciertos o programas en vivo, ni
tampoco de rocolas-gramolas o encuentros especiales en tiendas de música. El
dispositivo era conocido como Scopitone, y aunque se lo suele
clasificar como una especie de rocola, el hecho de que fuera capaz de
reproducir un filme de 16 milímetros lo ubica en una categoría especial. El Scopitone
estaba basado en tecnología desarrollada durante la Segunda Guerra, aunque se
reconoce que su antecesor era un aparato llamado ¨Panoram¨, creado en el año
1939. Los primeros Scopitones fueron fabricados en Francia, usando material de
sobra proveniente del esfuerzo militar, incluida una cámara de reconocimiento
de 16 mm de la Fuerza Aérea francesa. Después de una década de retoques, los
inventores pudieron crear el Scopitone, una gran máquina que
reproducía películas en color de tres minutos con música en una pantalla de 26
pulgadas. El usuario podía elegir qué película reproducir, como una máquina de
discos normal, y cada máquina se cargó con 36 películas diferentes. Una máquina
similar llamada Cinebox salió al mismo tiempo en Italia, pero nunca tuvo éxito.
No fue sino hasta finales de los ´50 que aparecieron las primeras unidades lo
suficientemente refinadas como para ser expuestas al público. A inicios de los
´60 se hicieron pruebas de mercado en los Estados Unidos, y la popularidad
inicial del Scopitone fue tan grande, que en 1964 había registro de unas
quinientas máquinas instaladas. Un Scopitone no difería mucho de un
jukebox clásico, salvo en que, además de escuchar tu canción favorita, podías
ver al intérprete en una pantalla. Alimentado por monedas, se seleccionaba un
tema entre la lista de éxitos del momento y, ya estaba, música e imagen, todo
en uno, para disfrute o pesadilla de los presentes, según gustos. Dado que los
adolescentes eran el público objetivo, el fabricante Scopitone CAMCA colocó
máquinas en lugares donde pasaban el rato, como cafés, y los primeros videos
mostraban a estrellas del Pop francés como Serge
Gainsbourg, chicas Yé-Yé y los primeros rockeros como Johnny
Hallyday. Así, se podía
ver un video, por ejemplo, de las Hermanas Kessler, cantado “Dime
cuando, cuando, cuando”, donde enseñaban muslamen y podían a los
presentes efervescentes.
Había otro de Françoise Hardy cantando “Tous
les garçons et les filles…”, en una hamaca, donde se le subía la falda
al oscilar. Tiempos aquellos… Sin embargo, una vez importada a EEUU, la nueva y
emocionante tecnología mostró una línea de montaje de Technicolor de mala
calidad: videos de cantantes de salón tetonas y bandas de la lista B haciendo covers
de canciones que generalmente presentaban mujeres en bikini que se balanceaban
con coreografías ridículas directamente de The Benny Hill Show. La industria de
los Scopitone
fue la que sirvió para impulsar el concepto de videoclip o vídeo musical, antes
de que la televisión tomara el relevo. Una vez en marcha la máquina, un
cambiador automático de películas de 16 milímetros cargaba en un miniproyector
el videoclip seleccionado. El sonido se hallaba incorporado a la cinta,
concretamente en su banda sonora magnética, con lo que la sincronización era
perfecta y, además, como la pantalla tenía un tamaño considerable, la
experiencia era similar a la de contar con una proyección de cine bajo demanda.
A los Scopitone les siguieron muchas otras máquinas, partiendo de las
originales en Francia y extendiéndose por Europa y EEUU. Hoy día se han
convertido en verdaderos dinosaurios y es difícil ver una de estas máquinas funcionando,
más que nada porque mantener un parque de películas de 16 o de 8 milímetros,
según el caso, en perfectas condiciones y un carro de proyección automatizado
como en sus buenos días, es muy complicado. No fueron pocos los artistas que
crearon material para los Scopitones, al mismo tiempo que se
hacían promesas de mayor cantidad de clientes y mayor consumo por parte de
ellos si un comerciante realizaba la inversión en un Scopitone para instalarlo
en su establecimiento. Muchos conocidos números de música Pop de la época
aparecieron en Scopitones como The Exciters, Debbie Reynolds, Vic
Damone, Dalida, Herb Alpert & the Tijuana Brass,
Procol
Harum, Neil Sedaka, Johnny Hallyday, Sylvie
Vartan, Brook Benton, Ray Anthony, Gale Garnett, Buddy
Greco, Tommy James & the Shondells, Della Reese, Bobby
Rydell, Petula Clark, Bobby Vee, Lou Christie, Los
Shadows, Jody Miller, Kay Starr, Dionne Warwick, Jane
Morgan, Nancy Sinatra, Françoise Hardy, y Julie
London. Lamentablemente, en 1967 la burbuja del Scopitone explotó, y
después de algunas investigaciones se comprobó que el Scopitone no era un
negocio rentable. Antes de que finalizara la década, el Scopitone se había
esfumado en el aire, pero su legado permaneció a través de todas las
grabaciones que se realizaron, los artistas (como por ejemplo Neil
Sedaka, el intérprete y escritor de la famosa canción “Oh!
Carol”), y por supuesto, tanto los filmes como las máquinas que aún
perduran. Lo que parecía que se avecinaba como un éxito rotundo se truncó en un
negocio que no prosperó cayendo en saco roto, sin embargo, a día de hoy las
películas y videos que proyectaban se han convertido en un tesoro que
coleccionar. ¿Cómo un negocio tan innovador y que tenía todas las claves para
convertirse en un filón y exitosa plataforma musical duró menos que la guerra
anglo-zanzibariana? El Scopitone tuvo el potencial de
convertirse en una de las plataformas musicales más populares, aunque se
considera que el error más grave en su comercialización fue dejar a un lado al
público adolescente. Por otro lado, si los Beatles llegaban a sonar en un Scopitone,
lo más probable hubiese sido que una horda de colegialas hubiese reducido a
trizas al aparato tras un “ataque hormonal”. La edad de oro de estos
proyectores de videoclips apenas duró unos años, pues acabados los 60 la
televisión en color se extendió a gran velocidad y la experiencia ya no llamaba
la atención a casi nadie. Incluso hoy en día hay sitios dedicados a reconvertir
los filmes de Scopitone en formato DVD, y por supuesto, podrás encontrar
varios ejemplos colgados en YouTube. La NASA reutilizó máquinas antiguas en los
centros de visitantes para mostrar películas educativas sobre el programa
espacial. En Francia, los Scopitones restantes proyectaron
películas de capacitación laboral para mineros rurales del carbón.
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