Ecuador ofrece una variedad de atractivos al momento de elegir un destino a visitar, ya sea por sus playas, sus páramos, su exótica Amazonía o la encantada región Insular; sin tomar en cuenta la riqueza cultural intangible como lo es el folklore.
Alfredo Baquerizo Moreno (Jujan), cantón ubicado en la provincia
del Guayas cuenta con manifestaciones religiosas, comida típica, ferias y
mercados, música y danza. Los Mojigos se da durante las fiestas en
honor a San Agustín, el patrono de la ciudad. Estas son celebradas con
diferentes actos desde el 19 hasta el 28 de agosto. Los Mojigos son niños,
jóvenes y adultos, hombres y mujeres que se disfrazan lo más feo que puedan,
cubren sus rostros con máscaras de animales y portan látigos, cinturones,
cadenas, palos y más, con los que amedrentan a los observadores. Estos
acompañan al “diablo”, que aparece vestido de rojo sobre el lomo de un caballo
y regala dulces a su paso. Esta particular celebración se lleva a cabo desde
1930, cuando el fundador de Jujan, José Domingo Delgado, organizó la
presentación de este baile cultural. Desde entonces, esa festividad folclórica
se ha mantenido vigente. Los Mojigos
son una comparsa en la cual el “diablo” es el principal personaje que encabeza
el baile, y en este año estará acompañado de la “diabla”, un nuevo personaje,
seguido de centenares de jóvenes que con coloridos disfraces danzan por las
calles de la ciudad acompañados de la banda de músicos. Historiadores y
folcloristas ecuatorianos como Rafael Cruz Ontaneda, Germán
Arteta Vargas, Wilman Ordóñez Iturralde, entre
otros, han realizado reportajes sobre esta tradición autóctona de Jujan. Los Mojigos
recorren las calles de Jujan acompañados de la banda de músicos. El personaje
principal de esta historia (el diablo), quien por una sola vez al año se
convierte en un ser bueno, trata de llevar alegría y diversión a su pueblo. El
“diablo”, está montado a caballo y reparte caramelos a su paso. También se
incorporó el personaje del “diablo negro”. Con el objetivo de difundir y
mantener la danza de los Mojigos surgió el libro “Historia
del diablo y los danzantes de Jujan en el Ecuador ‘Los Mojigos’”, de
autoría de la guayaquileña Jennifer Espinoza. “Ellos (los Mojigos)
están luchando realmente para no desaparecer en el tiempo”, afirma Espinoza,
y añade que, a diferencia de otras ciudades, en Jujan son muy conocidos “porque
salen a las calles”. Según Espinoza, durante el proceso
investigativo descubrió que Mojigos “probablemente venga de los
términos mojigato y mojiganga”.
A su vez, mojigato se origina del árabe
motagatta que significa encubierto, mientras que mojiganga era una clase de
representación jocosa corta donde un grupo de mojigatos mantienen un dialogo
cómico, y un sacerdote tomaba parte dando latigazos, los cuales requerían de
disfraces y vestimentas sencillas, que cada año volvían a utilizar. Los Mojigos
resultan ser únicos en Ecuador por las diferencias con las Mojigangas de la región
interandina que son representadas por Salasacas y Saraguros, donde usan grandes
muñecos que los pasean a caballo. Según el señor Constantine Yánez comenta, los Mojigos de antaño se
presentaban en la calle de la gruta de La Virgen debido a que era la única
calle pavimentada, también conocida en aquellos tiempos como “La calle
tradicional”. Recuerda que ellos saltaban y hacían reír a la gente en ese
pequeño espacio Según Wilman Ordoñez, en el año 2000, el
alcalde de la época Santiago Medrano, inició una campaña para concienciar a la
comunidad a no olvidar esta celebración pública de disfraces y máscaras
logrando continuidad e innovación año a año. Con certeza se desconoce el origen
de los Mojigos en el cantón Alfredo Baquerizo Moreno; ya que, se
recolectó información de la aparición de éstos en el cantón, sin conseguir coincidencia.
Como ya es de conocimiento general, el folklore debe cumplir ciertas
condiciones tales como: anónimo, espontáneo y antiguo. Los Mojigos reúnen dichas
características, ya que, se desconoce el autor del hecho folklórico, por tal
razón es considerado parte de la cultura del cantón, la cual trasciende de
generación en generación. Los danzantes de Jujan son decenas de enmascarados,
la aparición de ellos es el anuncio de que la fiesta patronal en honor a San
Agustín está cerca; ya que, su ejecución se la realiza en vísperas de la misma.
Los Mojigos
danzan con el público significando para ellos una algarabía, fiesta,
distracción o simple diversión, ya que, son partícipes de sus actos cómicos o
volteretas por las principales calles de la cabecera cantonal. La presentación
de los danzantes no tiene fecha específica durante la festividad, sin embargo,
ésta algarabía es mostrada a los visitantes en el lapso de 6 días entre el 19
al 24 de agosto, generalmente es un día Domingo después de la última misa antes
de dar inicio a la fiesta patronal (11 horas). El acompañamiento musical que
tiene la danza que se realiza en Jujan es con la banda de la Policía Civil, la
cual interpreta generalmente música de la Región Interandina. En sus orígenes
esta danza tuvo su propio acompañamiento musical el cual ha desaparecido en su
totalidad debido al transcurso de los años. Los pasos que realizan en la danza
de los Mojigos son simples y repetitivos, de tal forma que cualquier
miembro de la comunidad puede participar; aunque no requiere la presencia de
público, sin el público no habría diversión, está orientada a la diversión de
los participantes. Los Mojigos son danzantes enmascarados
de la localidad. Para la realización de la danza, la indumentaria consiste en
máscaras de diversos tamaños, colores y diseños usados para representar a
personajes paganos y burlescos (hombres y niños) que generalmente se visten
ropa de mujer con máscaras de viejos o de monstruos generalmente confeccionados
por los mismos organizadores. El Diablo es su personaje principal, el vestuario
y los accesorios del diablo es la careta y sus cuernos, llevando consigo un
látigo, su respectivo vestuario de color rojo y sus zapatos de suela pintados
de rojo. La danza de los Mojigos tiene jerarquía 2 según
Metodología para inventarios de atractivos turísticos ya que, es un atractivo
con mérito suficiente como para considerarlo importante para el mercado
interno, y receptivo, el cual, forma parte del patrimonio turístico, por lo que
es un patrimonio cultural intangible (propio del cantón). Ésta tradición se
transmite oralmente y se modifican con el transcurso del tiempo a través de un
proceso de recreación colectiva.
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