Las Danzas Ancestrais de Cangas (Galicia, España), incluyen a la Danza de San Sebastián de Aldán, San Roque do Húo, y la danza y contradanza de Darbo. Estas tres resultan de especial originalidad entre las muchas que se cuentan en la comarca del Morrazo.
Año tras año, las familias de
O Hío continúan con uno de sus legados más antiguos: la Danza de San Roque o del Peregrino.
Algunos estudiosos sitúan el origen de este baile en el siglo XIV y los interpretan
como una imitación que el pueblo de O Hío hacía de los bailes de la nobleza.
Otras teorías, sin embargo, indican que la danza surgió como un modo de
agradecer a San Roque que los librara de la enfermedad de la peste. A pesar de
no haber acuerdo respecto a su origen, la danza está declarada como un bien de
interés turístico de Galicia y forma parte de la memoria ancestral de la
comarca de O Morrazo. El escenario en que se interpreta es un entorno
privilegiado, con espectaculares vistas a la ría y rodeados por el conjunto
arquitectónico monumental de O Hío: cruceiro (labrado en una sola piedra),
iglesia de San Andrés y la casa rectoral. El cruceiro es un monumento religioso
característico de Galicia y Portugal, constituido por una cruz, generalmente de
piedra sobre un pilar y ubicado en espacios públicos. El cruceiro de O Hío data
de 1872. Los expertos lo atribuyen al maestro Cerviño, y es considerado por
muchos, como el cruceiro más bonito de Galicia. Cada 16 de agosto, en la
parroquia de O Hío se celebra una de las tradiciones más longevas de la
comarca: la Danza Ancestral de San Roque. La festividad, que se sumerge
siglos atrás en la historia de O Hío, se mantuvo con el paso del tiempo,
incluso en épocas de mayor dificultad. Dieciséis personas se encargan de
realizar el baile de Damas y Galanes y, aunque el nombre
pudiera llevar a engaño, a diferencia de las danzas hermanadas, esta danza es
llevada a cabo sólo por varones. Diez son los Galanes y cinco las Damas o
sanroquiños, representados por los más jóvenes de la parroquia, vestidos con
coloridas vestimentas de San Roque, muy similar a la tradicional vestimenta de
los que peregrinan a Compostela. De ahí que el baile sea denominado también “Danza
de Peregrinos”.
Por su parte, los Galanes visten de camisa y pantalón
blanco, chaqueta azul y sombrero de fieltro. coronado con una vieira de plata
(concha marina). Todos siguen las instrucciones del guía, llamado “mordomo”,
que siempre es el mayor de los que bailan y, siguiendo sus indicaciones, los
bailarines se mueven al ritmo de la música, compuesta por gaita y tambor
(antiguamente se tocaba con una caja) y acompañada por las castañuelas de los
Galanes. Los más jóvenes, a medida que van creciendo, van pasando a ser
Galanes. La mayoría de los danzantes continúan una tradición familiar y los
puestos en la formación prácticamente se heredan. La coreografía se dispone de
tal forma que los danzantes se reparten en tres filas paralelas, la de los
extremos van los galanes, y en medio van las damas. Tras la misa mayor, que se celebra al mediodía, los bailarines se
arremolinan debajo del cruceiro para ir calentando el sonido de sus
castañuelas. Luego, la imagen de San Roque emerge de un lateral del Igrexiario
para brillar ante la atenta mirada de los asistentes a la ceremonia. Después
del himno gallego, alrededor del cruceiro, los quince bailarines rinden
homenaje al santo con la típica danza de Damas y Galanes. Los bailarines
realizan tres venias ante la cruz situada a la entrada del templo. Con un giro
de 90 grados, las Damas y los Galanes interpretan su danza ante San Roque. Los
pasos están marcados por el sonido de la gaita y el tambor. Cuando empieza la
actuación, cientos de personas, muchos de ellos turistas, llenan el entorno de
la iglesia de San Andrés. El ambiente es una demostración de que la danza de
San Roque sigue muy viva en la memoria de O Hío. Uno de los músicos que
contribuye a prolongar esta tradición es Cesáreo Coya, gaitero encargado de
tocar en la danza. Él es uno de los que ha conseguido que este festejo se
perpetúe de generación en generación. Cuenta que, en determinadas familias de
la parroquia, está muy arraigado participar de la danza, es algo que ya forma
parte de su ADN.
Las tres filas de danzantes se alternan al son firme e
insistente de las castañuelas que portan los Galanes y que repiquetean
alegremente en toda la parroquia. Tras finalizar la danza, comienza la
tradicional procesión. Desde el Igrexario se dirigen al restaurant “O Pereiro”,
sin perder el ritmo de la gaita. Luego hacen dos paradas más a la ida y dos a
la vuelta, recorriendo la calle del Igrexario en sentido inverso para terminar
la procesión en el cruceiro, donde se inicia la famosa contradanza mientras la
imagen de San Roque se introduce de nuevo al templo, junto con una imagen que
porta uvas maduras en homenaje al santo, para que traiga una buena cosecha. Así
se da por finalizada la primera parte de la actuación. La danza dura
aproximadamente 45 minutos y se repite por la tarde tras acabar la misa de las
18:30, donde se vuelve a bailar la danza y la contradanza, pero esta vez sin la
presencia del santo y sin carácter litúrgico. La diferencia entre las dos
piezas, danza y contradanza, está en la velocidad de los movimientos. El
mayordomo se encarga de los preparativos previos junto con los vecinos de O
Hío, que va desde recoger donativos para la fiesta, preparar el templo para ese
día, avisar al gaitero, contratar los fuegos y el artificiero y, por último, la
comida de los danzantes. Pero no todo es baile. Los últimos actos de la
festividad de San Roque son las pujas, en la que los vecinos y devotos ofrecen
a San Roque alimentos, animales o dinero. La Danza de San Roque, junto
con la denominada Danza Tradicional de Darbo y la Danza Tradicional de San
Sebastián, está catalogada de Interés Turístico en Galicia.
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