Las Sevillanas son un género bailable originario de Sevilla
(España), que se cantan y bailan según la estructura de las Seguidillas
y, aunque no están consideradas como un palo flamenco propiamente dicho,
funcionan como un género aglutinador de elementos rectores de la estética
musical flamenca y por ello figuran como un prototipo de canción folklórica
aflamencada.
En el poema del Conde de Noroña titulado "La Quincaida",
de 1779, aparecen las Sevillanas como un estilo independiente
de Seguidillas,
estilo que aparece muy documentado en todos los bailes celebrados en Sevilla en
el siglo XIX influido de forma notable por la escuela bolera de esta época. Existen
numerosos tipos de Sevillanas diferenciándose la mayoría por la melodía sobre la
que se cantan y el modo de acompañarlas. La estructura formal de las Sevillanas
es común a todas las variantes: introducción - salida - vuelta - salida -
vuelta - salida - cierre, y entre las variantes más cultivadas destacan: las
boleras (tradición de la escuela bolera), de las cruces de mayo, corraleras
(patios vecinales), bíblicas (con letras referentes al Antiguo Testamento), de
feria, rocieras (dedicadas a la Blanca Paloma, con gaita (flauta) y tamboril),
toreras, romeras y mollares. Hacia 1980 las Sevillanas cobraron nueva
popularidad, resurgiendo la práctica del baile y adaptando la música a las
nuevas corrientes. Las Sevillanas se suelen acompañar con
guitarras y palmas, y castañuelas, supliendo al pandero y las sonajas que
parece ser que en su momento fue la instrumentación de las primitivas Seguidillas
sevillanas. Es bale de pareja y consta de los numerosos pasos pertenecientes en
su mayoría a la escuela bolera y a la antigua escuela española de palillos,
entre los que se destacan el paseo, la pasada, el zapateado, el careo, las
vueltas, o el braceo. La letra de Seguidilla sevillana consta de
cuatro versos (heptasílabos primero y tercero y pentasílabos segundo y cuarto)
al que se le añade un estribillo de tres versos, resultando una letra de siete
versos como corresponde a la forma estrófica de la Seguidilla. Es música
ternaria, sus coplas se escriben lógicamente como estrofas de Seguidillas
y adopta toda clase de tonalidades.
En la década de 1950 hicieron su aparición
los primeros discos de Sevillanas. Los pioneros fueron los
hermanos Toronjo, que tal vez ni imaginaron lo que supondría para el
futuro el registro de sus canciones. Sus Sevillanas se hicieron míticas,
conocidas como “bíblicas”. Después se decantaron por dedicarle Sevillanas
a la Virgen del Rocío y a su romería. A los pocos años aparecieron los hermanos
Reyes,
y con ellos llegó la revolución de las Sevillanas. Los hermanos Reyes incluyeron cambios como la diversidad completa en la
melodía, sin repetir de una Sevillana a otra. Dedicaron sus
cantes, además de a la Virgen del Rocío, a los monumentos, a las tradiciones, a
las calles, puentes e historia de Sevilla. Un importante compositor de
Sevillanas fue Manuel Pareja Obregón. Un productor y compositor clave en la
evolución de las Sevillanas en los años 80 fue Manuel Sánchez Pernía.
También fueron interpretadas por grandes cantantes de la Copla como fueron: Concha
Piquer, Estrellita Castro, Perlita de Huelva, Gracia
Montes, Paquita Rico, Lola Flores, Gracia de Triana, la Niña
de La Puebla, Miguel de Molina o la cantaora María
Jiménez que llegaron en algún momento incluso a realizar alguna
película donde inmortalizar este cante y baile. Como solista, la primera en
destacar fue La Niña de los Peines, y más recientemente ha tenido grandes
éxitos como cantante de Sevillanas María del Monte. A partir
de la década de 1960 surgieron grupos que se dedicaron exclusivamente a este
tipo de cante, entre los más famosos se encuentran Los Marismeños, Los
romeros de la Puebla, Amigos de Gines, Los Choqueros,
Los
de la Trocha, y muchos más.
La popularidad de algunos de ellos ha
sobrepasado las fronteras de España. Otros grupos y solistas que han dejado
profunda huella son: El Pali, uno de los más conocidos en
la ciudad, apodado "el trovador de Sevilla", cantó principalmente a
Sevilla y sus tradiciones. Cantores de Híspalis, otros
revolucionarios de las sevillanas que la llevaron a lo más alto dándole
auténtica dimensión mundial, haciendo verdaderas representaciones en sus
espectáculos con grandes puestas en escenas (uno de sus discos está acompañado
musicalmente por la Filarmónica de Londres). Ecos del Rocío, también
muy conocidos hasta el día de hoy, han logrado llegar al gran público
interpretando temas sensibles. Durante la década de 1980 con la inercia de los
coros de las hermandades del Rocío, surgieron los Coros Rocieros haciéndose
muy famosos, añadieron a las Sevillanas alguna característica de
polifonía coral clásica. De estos los que más han destacado son: el Coro
de Huelva, el Coro de Almonte, el Coro
de Emigrantes de Huelva, el Coro de Triana, el Coro
de Sevilla y el Coro de Coria. Las Sevillanas
se cantan y se bailan en las distintas ferias que se celebran en comunidad
andaluza, sobre todo en la Feria de Abril de Sevilla o en la romería de El
Rocío, en la aldea almonteña de Huelva, en la romería de la Virgen de la
Cabeza, Provincia de Jaén. También son populares en las distintas romerías y en
la antigüedad, en los corralones de vecinos y patios. Se suele bailar con un
vestido con volantes o un maillot, una falda y unos tacones. Su origen se
encontraría en los años previos a la época de los Reyes Católicos, en unas
composiciones que eran conocidas como "Seguidillas Castellanas"
o "Seguidillas Sevillanas". Con el tiempo evolucionaron y se
fueron aflamencando, añadiéndose el baile en el siglo XVIII hasta llegar a los
cantes y bailes con que los que se han seguido llamando en la actualidad.
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