En el contexto
del Folk
y bandas emergentes desde finales de los 90 y principios del siglo XXI, se
entiende al Neofolk como un estilo musical que recoge raíces del Folk
tradicional y de la World Music y los interpreta con un condicionamiento actual y
moderno, adaptando tanto sus instrumentos como letras y canciones de muy
variado repertorio.
Teniendo raíces en músicas tradicionales, de raíz celta,
así como centro-europea. Muchas de las bandas del Neofolk son del centro de
Europa, aunque no aclamadas al existir cierta contradicción con el Neofolk
de tinte más Industrial-Marcial y vínculos de supremacía europea. El Neofolk
es un género musical que emergió desde los ideales y círculos musicales de la
Europa post-industrial. El Neofolk puede ser tomado como música
Folk
o una marca de instrumentación Folk apoyada por una variedad de
sonidos acompañantes como pianos, cuerdas y elementos de la música industrial y
música experimental. El género está asociado a la música tradicional, el paganismo
europeo, el misticismo cristiano, el romanticismo, el esoterismo y el
ocultismo. Los músicos Neofolk a menudo tienen tendencias a
otros géneros post-industriales, como la música Neoclásica y la música Marcial,
o tienen vínculos con círculos paganos y otro tipo de sociedades. El término
"neofolk" se originó en grupos de música esotéricos que empezaron a
usar el término en la segunda mitad del siglo xx para describir música
influenciada por músicos como Douglas Pearce, Tony Wakeford, y
David Tibet, que colaboraron fuertemente durante un tiempo. Estos músicos
fueron parte de un círculo post-industrial que más adelante incorporó música
folk basada en elementos europeos dentro de su sonido. Los músicos Folk
tan lejanos como los de los años 1960 fueron creando música similar al neofolk
en términos de sonidos y temas. Estos músicos podrían ser considerados
precursores del sonido que después influenció a los artistas Neofolk.
Sin embargo, estos artistas estuvieron involucrados además en las escenas del Rock Gótico
a través de las décadas de los años 1980 y '90 y contribuyeron en especial al
surgimiento del Neofolk, visto por muchos como una extensión de la música
post-industrial dentro del género musical Folk, lo cual no ocurrió hasta las
postrimetrías del siglo XX.
El espíritu
del Neofolk
contiene algunos paralelismos con los ideales de los movimientos norteamericanos
y británicos del Folk de los '60. La base de esta música está construida sobre
unos principios contra el comercialismo y la cultura popular. Sin embargo, los
temas del neofolk y la música Folk son drásticamente distintos. Una
mayoría de artistas dentro del Neofolk se centra en símbolos
arcaicos de cultura, mitos y creencias, así como temas históricos y esotéricos.
Tributos a figuras que algunos podrían considerar controvertidas como Friedrich
Nietzsche, Julius Evola, Philippe Henriot y Leni Riefenstahl, así como uso de
temas de guerra. Muchos de los músicos utilizan abiertamente iconografía y
retórica relacionada con el nazifascismo, exaltando valores como el heroísmo y
la fuerza física o espiritual. Esto ha dado lugar a fuertes críticas sin
sustento sobre el Neofolk, la que a menudo es calificada como "música
neonazi". Estas críticas tuvieron su momento más álgido en los medios con
la prohibición, en 1990 del disco “Brown Book”, de Death in June en
Alemania. Desde entonces, las giras de esta banda, como de otras vinculadas al
género, suelen ser boicoteadas por manifestantes de izquierda a lo largo del
todo el mundo. Por el contrario, el tipo de joven que más se acerca a los
conciertos de Neofolk, parecen ser de clase media que gustan usar uniformes
militares y sienten atracción por el coleccionismo de objetos militares. La
vinculación del Neofolk a la estética y los temas nazis, viene determinada por
el intenso interés histórico hacia el período de la Segunda Guerra Mundial de Douglas
Pearce, líder del proyecto Death in June, que junto a Sol
Invictus, son considerados los iniciadores británicos el movimiento Neofolk.
En contraste con la cultura moderna a la que acusan de fría, materialista y
demasiado marcada por la mecanización y el urbanismo, los tradicionalistas
radicales promueven los valores tradicionales de las culturas y folklores
locales. Hasta el momento, el Neofolk no ha desarrollado una ideología
única y homogénea que pueda ser compartida por todos sus artistas y su público,
aunque comienzan a surgir ideas, como el llamado a regresar a los valores
precristianos de las tribus europeas y, en sus variantes más extremas, librar a
los pueblos europeos del cristianismo, a la que consideran una religión no
europea, aunque el paganismo no es compartido por todos los exponentes del
género.
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