En las regiones meridionales de Malawi habita la tribu de los Chewa,
siendo una de sus peculiaridades la manera simbólica en que se comunican dentro
de la comunidad. Se trata de la llamada tradición secreta del Gule
Wankulu, que es tan antigua como la tribu misma y practicada por los
miembros iniciados de la cofradía Nyau, la cual era una sociedad secreta.
La
sociedad Chewa se caracterizaba por ser tradicionalmente matrilineal, por lo
que los hombres casados tenían un papel relativamente marginal. Es por ello que
el Nyau supuso un contrapeso y una solidaridad entre hombres de varias aldeas.
Actualmente, los hombres de Nyau siguen siendo los responsables de la
iniciación de los jóvenes en la edad adulta, representando el Gule Wankulu
al final del proceso para celebrar integración de los nuevos con los adultos.
Además, el Gule Wankulu se utiliza para comunicar a la comunidad con los
espíritus. Esta comunidad, que está estrechamente vinculada con el arte, cuenta
con talentosos artesanos que crean elaborados trajes y máscaras hechos con
materiales de la naturaleza (madera, paja, etc.). cada máscara representa un
espíritu y existen más de cien máscaras que representan más de cien situaciones
espirituales. Estos personajes conocidos por toda la población se convierten en
un lenguaje común. El juego se toma con la mayor seriedad y representa lo
simbólico de la cultura. Una de las reglas del juego es creer que debajo de los
trajes y máscaras no hay una persona, sino que es el mismo espíritu el que está
hablando. Estos pueden vestir espontáneamente cuando creen que hay que
comunicar algo. Los personajes siempre se presentan y comunican bailando. Cada
espíritu es representado por una máscara y cada máscara nace de dentro de la
misma comunidad en función de lo que está pasando en el momento. Es una especie
de observatorio social, político y espiritual, que sirve para que, de forma
comunitaria, digerir o celebrar lo que está sucediendo cuando algo nuevo llega
a la comunidad, o se manifiesta algún problema que afecta a todos o varios
miembros, se crea un nuevo carácter. Una nueva máscara y un nuevo traje son
creados para habitarlos y danzar dentro de ellos, surgiendo personajes más
recientes como el “Honda” o el “Helicóptero”.
El Gule Wankulu tiene su origen en el Gran Imperio Chewa del siglo
XVII y ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días a pesar de los esfuerzos de
los misioneros cristianos y los colonos por abolirlo. Sin embargo, se han ido
adaptando algunos aspectos del cristianismo ya que los hombres chewa tienden a
ser miembros de alguna iglesia cristiana. El Gule Wankulu es un método
de comunicación tan antiguo como eficaz de transmitir un mensaje, que pasa a
formar parte del imaginario colectivo. El espíritu de lo que quiere ser expresado
entra en la persona que viste el traje, y que es tomado por una danza. La
persona pasa al servicio del personaje, y con él enseña de forma simbólica, lo
que representa este nuevo cambio. En ocasiones transmiten calores, como cuando
un miembro de la comunidad comete un acto que infringe las leyes, se representa
este espíritu para mostrar a todos lo que está pasando. Los niños se sienten
muy atraídos, y se les explica lo que sucede, de modo que ellos también
aprendan de la situación. Al mismo tiempo que sirve como reflexión general,
puede ser entendido como herramienta de justicia social. Es un lenguaje
simbólico que sirve de transmisor de la conexión con lo espiritual. Una mezcla
de juego y celebración ritual cambiante y llena de significados. Vendría siendo
algo así como el telenoticiero de la comunidad. Los miembros de la tribu tienen
un gran respeto por esta representación y entran en la atmósfera del espíritu.
Con sus estados de ánimo, algunos reaccionan con temor, otros los retan, otros
danzan, otros se seducen, etc. Le dan un lugar a lo que necesitaba ser
expresado y sirve como espejo. Inmediatamente se despierta algo mágico en la
atmósfera cuando un personaje del Gule Wnkulu aparece con su danza
alegre o inquietante, enérgica o vibrante. Dependiendo de las necesidades y los
cambios que atraviesa la comunidad, se pueden llegar a crear máscaras cada día.
Las hay para las cosechas, para celebrar la lluvia o para invocarla, para
ciertos motivos. Por cierto, hay una con la cara de un rojo intenso que representa
la llegada de los europeos. En los últimos tiempos, este ritual está siendo
relegado a una simple diversión para el turismo, con la consecuente pérdida de
su función y significado originales.
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