lunes, 10 de agosto de 2020

Danza de las Lavanderas (Perú)



Desde la época del incanato, hasta la actualidad, el oficio del lavado de ropa en el Perú, ha sido una labor de género, mayormente ejercido por mujeres. A través de los años, ellas han sido representadas en pinturas costumbristas, desde las épocas de la colonia, y en la brocha de varios pintores de la etapa republicana. 
Durante la época del Tahuantinsuyu (incanato), esta labor era llevada a cabo en los ríos o quebradas alrededor del Imperio. En las casas de los nobles, según cronistas, había tuberías subterráneas, que dotaban de agua a las viviendas beneficiadas. Según Garcilazo de la Vega, el Inca nunca usaba la misma vestimenta y su ropa era regalada a sus parientes. Las momias reales de los Incas, que asistían a todas ceremonias importantes en el Cusco, estaban al cuidado de las Panacas Reales, mujeres a cargo de limpiarlas, lavarlas y renovarles diariamente su ropa de algodón, con el fin de impedir el crecimiento de largas, gusanos, parásitos o suciedad dentro de la momia. Para el lavado de la ropa se utilizaba el agua de la quinua, que al ser sobada varias veces, soltaba una sustancia jabonosa. Cuando llegaron los españoles a América trajeron el jabón. En 1566 el jabón que se importaba de España pagaba muchos impuestos, por lo que en el Virreinato del Perú, se comenzó a fabricar y exportar jabón. Mayormente, el jabón se utilizaba para lavar la ropa, ya que se creía que el agua propiciaba catarros y enfermedades. La mayor parte de las lavanderas de la colonia eran esclavas negras, esposas o hijas de los esclavos, que habían llegado a trabajar en las plantaciones de azúcar y algodón de la costa. Con el paso del tiempo, y como así la ley lo permitía, el esclavo podía ser liberto por su amo o comprar su libertad, trabajando como vendedor ambulante o en tareas domésticas.
 
Las lavanderas negras se pusieron de moda hasta muy avanzado el siglo XIX, quienes recogían la ropa de sus clientes para lavarlas en los caños de los callejones. El Samba Landó es un género musical cultivado por la población afrodescendiente de Cañete y el norte de Lima desde la época colonial, y fue rescatado por Nicomedes y Victoria Santa Cruz en el “Baile de las Lavanderas”, representado esa actividad en todo su colorido. La Danza de las Lavanderas es un baile costeño del folklore afroperuano por excelencia. Es un baile muy emotivo en donde las morenas muestran mucho cintureo, cadereo, movimientos pélvicos y expresión de realizar su trabajo de lavado. Utilizan sus bateas como instrumentos de trabajo. Se baila en diversas festividades religiosas y festivales costumbristas de los pueblos de Chincha, Cañete, el Carmen, prácticamente del sur chico de Perú. Se acompaña musicalmente con varios instrumentos de percusión como las bateas, cajitas, quijadas de burro, cajón, campanas y cuerdas. Este ritmo, al igual que la Zamacueca, proviene del Landó. En 1970, el grupo ”Perú Negro” la coreografió como “Las Lavanderas” para el Festival Mundial de Danza Negra.




































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