El Nengón tiene sus raíces en Guantánamo, Cuba. Su expresión se
ubica en un barrio llamado “El Cuero”, lugar donde vivía Candelario Matos, fiel
intérprete del género. El Nengón fue un género precursor del Son
y del Changüí. Evolucionó hasta convertirse en el Son
de Santiago de Cuba, y el Changüí al fusionarse con el Kimbá.
Se presume que el Nengón tiene más de cien años de creación. Se extiende por la
región del Cauto, manteniendo su repertorio original, con una muy peculiar
forma de tocarse y bailarse.
Los antecedentes se vinculan con las guerras de
Independencia cubana. Ya en el siglo XIX, en el Cauto, los campesinos de origen
peninsular y criollos tocaban el Nengón. La familia Ramírez Orellana realzaban
jolgorios festivos donde se tocaba y bailaba un ritmo con un formato
instrumental, con instrumentos construidos por los propios campesinos como la tumbandera
o Tingo talango, que básicamente consiste en una rama flexible que, clavada en
tierra, pone en tensión un cordel. El otro extremo se ata a una roca o agujero
que funciona como contrabajo. Tras su invención, la marímbula la reemplazo y
eventualmente empezó a usarse el bajo. La bunga es un tambor construido con un
tronco ahuecado y cubierto con cuero de venado. El tres se confeccionaba con
tablas de cajas de bacalao con el mástil de cedro y cuerdas de alambre de
acero. Doña Antonia Ramírez Ochoa organizaba los guateques del Nengón
para alegrar las almas y levantar los ánimos de los sufridos. Pero además
servían de señal para avisar cuándo iban a salir las tropas españolas de la
ciudad, alertando con el jolgorio. El Nengón también servía para ofender a
los soldados españoles, con letras insinuantes, lo que le valió la prohibición
de ser tocado en el campamento de los reconcentrados.
De generación en generación se transmitió esta forma de hacer la llamada
variante del Son por muchos estudiosos. El Nengón fue mantenido por
las familias fundadoras del pueblo, principalmente ganaderos, que le dieron un
sello muy particular de tocarlo y bailarlo. Aunque se tocaba en todo el Cauto
con formatos organizados por familias o individualmente, la versión que se
conoce en la actualidad es la considerada Ángel Machado y su grupo familiar,
integrado por su hija y primos, incluyendo un formato de tres, guitarra, bongo,
marímbula, maraca, una voz guía, una segunda y una tercera. El grupo estaba
integrado por seis miembros en la parte musical y ocho en la sección de danzas.
Las letras del Nengón reflejan el vínculo con la principal actividad económica
local, la ganadería, siendo el baile la mayor expresión folklórica por su
ejecución y originalidad. Al bailarlo reflejan las actividades ganaderas en su
coreografía y pasos básicos como la monta a caballo, el enlace de las vacas,
etc. Muchas de las ideas del Nengón se refieren a las guerras de
Cuba desde 1868 a 1995. El ritmo, cantado todavía por familias del río Cauto,
tiene variantes como el Nengón del Cauto, el Nengón
Serrano, el Nengón de Toa y otros. Ancestralmente fue el acompañamiento
para bailar con las espuelas, pantaloneras y demás atuendos, dándole el sello
característico relacionado con su trabajo diario. Este tipo de música no tiene
fechas específicas de ejecución. Su participación es un acontecimiento
artístico en la cultura en la comunidad el día que lo estimen sus integrantes.
Los músicos visten ropas vaqueras, sombrero de yarey (palma), pantalones de
jean, camisas a cuadros, chaquetas de jean o cuero, y botas de trabajo. El grupo
danzario mantiene el vestuario original, batas de color azul y zapatillas para
mujeres, los varones, sombrero de yarey, chaqueta y pantalón de mezclilla,
cintos de cuero, pantaloneras perneras de cuero o lonillas de trabajo, espuelas
de trabajo, camisa vaquera de color entero de puño largo.
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