El Gualambao es un género musical del nordeste argentino, más
precisamente de la provincia de Misiones. A diferencia de lo que ocurre con
otras músicas del folklore, se conoce la identidad de su creador, quien aún
vive y declara su paternidad. Esto es algo que desafía una de las
características de todo hecho folklórico: la nebulosa de sus orígenes que se
pierde en el tiempo. Ramón Ayala es el padre del Gualambao, músico nacido
en Misiones en 1927 y que desde su infancia conoció los ritmos de las tres
fronteras (Argentina, Brasil, Paraguay).
El nombre de Gualambao proviene de uno
de los instrumentos primigenios del hombre, el arco y la flecha. El instrumento
Gualambao
está formado por un arco solo con una calabaza adosada en la parte inferior o
central. En Paraguay, parte de Argentina y sur de Brasil, donde habitan los
aborígenes de la etnia mbya-guaraní, se lo conoce con el nombre de gualambau,
construido con madera de guayaibí, dura pero flexible, y se lo ejecuta
presionando una varilla de madera dura sobre la única cuerda de metal que
posee. El Gualambao está formado por dos ritmos de Polcas encadenados con
una permanente síncopa que le confiere una fisonomía particular. De allí viene
el espíritu de la danza, la que representa la conquista del amor. Todos los
gestos tienden a atrapar la atención de la pareja en los giros con que se
desplaza. Se lo debe bailar mirándose a los ojos en la ofrenda mutua. Así, en
su desarrollo se produce el seguimiento, la simulación del beso, el vuelo, la
propuesta, el rechazo, la huida, la ofrenda, el encuentro. Contrariamente a las
danzas criollas de la región guaraní, que comprende a Paraguay y su territorio
de influencias rítmicas, que están basadas en cortos paso avanzando o
retrocediendo, la danza Gualambao se baila con pasos grandes
hacia los costados a manera del péndulo del reloj en una suerte de hamaca del
cuerpo, muy sensual. Actualmente, además de las propias interpretaciones de Ramón
Ayala, existen varios músicos y poetas que trabajan en la creación de
obras de este ritmo: Vicente Cidade, José Luis Larzábal, Karoso
Zuetta, Miguel Viarengo, Jorge Cardoso, Jorge Fiorio, Silvio
Rolón y otros, tanto en Misiones así como en otras partes del país y
Brasil.
Como sus melodías son propicias para las voces corales, el Gualambao
ha sido adoptado por varios grupos sonoros de Argentina, España y Brasil, como
son el Coro de la Cantoría de las Misiones, dirigido por José
Luis Larzábal; el coro de la UNAM (Universidad Nacional de Misiones), y
otros en Pernambuco (Brasil) y en la región vasca de España. El Gualambao,
si bien ha nacido en Misiones, es Patrimonio Cultural de toda la nación
guaraní, ya que es una emanación de la tierra, y la tierra no tiene fronteras.
Con la intención de crear un ritmo para la tierra misionera, Ramón
Ayala fue creando el Gualambao como un caudal rítmico de
amplio espectro que posee la capacidad de albergar a los acontecimientos únicos
de su geografía. Su primera composición lleva el nombre de “El
Gualambao”, luego fueron apareciendo obras como “Canto al Río Uruguay”,
homenaje al árbol flor “Lapacho” o “Alma de Lapacho”.
Después, un homenaje al escritor Horacio Quiroga con el tema “Volver
en un Cuento”, siguiendo con varias composiciones más como “Corochiré”;
“Amanecer
en Misiones”; “Comandante Guazurarí”; etc. El Gualambao
viene de las voces del paisaje, lo mismo que la Baguala en la soledad de
la montaña, o la Milonga en la infinitud de la Pampa filosófica. El Gualambao
pretende ir desde los ocultos saltos en las profundidades de la selva a las
cataratas del Iguazú, los duendes, las leyendas y mitos guaraníes en una
historia de jesuitas, aborígenes, pioneros llegados del otro lado del mar en
busca de El Dorado, creciendo desde la nada una provincia pujante cuya tierra
es roja. Este es el espíritu del Gualambao, nacido en 1958, en el
intento de expresar esta geografía y esta magia, como un latido del monte.
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