miércoles, 18 de septiembre de 2019

Salay (Bolivia)



El Salay es una recopilación de las fiestas de ciertas comunidades de los valles de Potosí, Chuquisaca y Cochabamba (Bolivia). En Villa Serrano departamento de Chuquisaca así como en Potosí es conocido como Salaque, que se baila al son de tonadas interpretadas por varones y mujeres que intercalan versos. Esta danza, originaria de Jaihuayco, se presentó por primera vez en el año 1987. Se originó de danzas típicas ancestrales con raíces de las celebraciones del cultivo y agricultura. Sus pasos imitan los de un agricultor cosechando y sembrando semillas.
El Salay combina danzas de Huayño y Cueca, junto al zapateo valluno y el ritmo del charango. El término Salay no tiene significado propio y se trataría de un piropo, algo así como "Viditay". Cuando la danza nació, los varones vestían camisa de manga larga, chaleco de bayetilla, chumpi (faja), pantalón, sombrero y zapatos blancos. Las mujeres, un sombrero de lana de oveja adornado con cintas de colores del arco iris, tejas en bayeta de la tierra y colores en degradé, simbolizando el calendario de Santa Vera Cruz y la Fiesta de Difuntos. La blusa lleva detalles del mismo material de la pollera, tullmas (cintas que aseguran las trenzas), faja de aguayo, pollera de bayetilla (ni muy corta ni muy larga), que debe estar cinco centímetros encima de la rodilla; debajo, un “fuste” pegado al cuerpo y zapatos blancos de taco medio. El baile del Salay es una danza valluna que plasma un zapateo cuyo donaire representa el coqueteo. El joven a través del baile se ingenia para crear movimientos graciosos, busca ganar la atracción de la cholita, la cual finalmente atraída y convencida por los encantos dispensados, termina en sus brazos. Hombres y mujeres hacen gala de cintas de varios colores que adornan el traje, realzado con la contagiosa alegría del Huayño y el derroche de sus palmas. La coreografía y la música evolucionaron, la danza sufrió cambios y la música incorporó instrumentos electrónicos, de cuerda y percusión, haciéndola más atractiva y “contemporánea”. Hoy en día el Salay atrae a jóvenes y señoritas que gustan del baile.

La danza se conoció gracias a la Fraternidad Fundadores, con Germán Cardona y Edwin Camacho, entre otros. Un año después se creó una fraternidad en Parotani y en 1989, la tercera en la Facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Simón. En 1990 surgieron otras agrupaciones en Cliza y Colcapirhua y desde entonces la danza escondida en el área rural es considerada urbana. A lo largo de más de tres décadas, algunos directivos de fraternidades realizaron una mezcla de la danza original con el Huayño peruano, incorporando movimientos y ritmos, lo que genera susceptibilidad porque ya se habla de un ritmo importado. Por ello se organiza un festival internacional, destinado a mostrar la danza como originaria de Bolivia, para generar protección y defensa de la riqueza cultural del país. Al grito de “zapatito, zapatito”, el zapateo es acompañado por las palmas de los bailarines. La danza empezó a despegar y a ponerse de moda entre los mayores y sobre todo jóvenes en 2016 y se hizo más popular con la ayuda de los grupos folklóricos que comenzaron a componer temas más alegres. Ahí, acompañada de la música, la danza está en auge. Salay Cochabamba es la fraternidad más grande y más antigua: tiene 19 filiales en EEUU y Europa, además de Bolivia; cuenta con 800 danzarines en el valle. Otras fraternidades como Salay San Joaquín, Salay Linde, Valle Hermoso, Valleymanta, Tiquipaya, por nombrar algunas, son las más grandes en cuanto a número de fraternos. El Salay atrae a jóvenes, pero en las fraternidades existe el bloque de “ñaupas” (antiguos) como Generación ’90, de gente que formaba parte de una fraternidad en esos años y que ahora retomó la actividad. Esta danza valluna fue declarada patrimonio cochabambino y ahora se busca la declaratoria departamental y nacional de patrimonio cultural, para lo que se trabaja en un marco normativo a fin de protegerla de los “posibles riesgos de usurpación”. Fraternidades e instituciones realizan los trámites necesarios para lograr las declaratorias, ante la Gobernación y el Ministerio de Culturas, y solicitan además que se reconozca su origen.





























 

























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