jueves, 12 de septiembre de 2019

Neue Wiener Schule (Austria)


Para quienes no somos músicos académicos sino espectadores aficionados, la tonalidad ha sido nuestra fiel compañera desde la música Barroca hasta el post romanticismo académico occidental pasando por la música popular y folclórica. A pesar que la forma de combinar sonidos es infinita, nos hemos acostumbrado durante siglos a muy pocas maneras de aceptar la música y, al igual que en muchas otras áreas del conocimiento humano, se había borrado de un plumazo, las formas antiguas y no occidentales, como la música de la India, de África, de los pueblos originarios de América y de Oriente.
Nuestra música se construyó sobre la base de la escala diatónica de siete notas, ya fuese en sus modos mayor o menor, lo que permitía a los compositores expresar estados de paz o alegría, modo mayor, o tristeza, modo menor, con la armonía y la melodía girando alrededor del tono principal. Esta música era, y sigue siendo, comprensible y agradable al oído y a la psique. Sin embargo, a los músicos de comienzos del siglo XX no les interesaba en absoluto seguir siendo agradables por lo que se necesitaban nuevos modos de expresión. El miedo, la angustia, el vacío, e incluso lo definitivamente incomprensible, eran estados del alma para los cuales la tradición tonal era insuficiente, de modo que el arte de combinar los sonidos recibió un impacto renovador. Adelantándose varias décadas, Richard Wagner, decidió utilizar todos los sonidos de la escala cromática occidental para las melodías y armonías de su ópera "Tristán e Isolda"; de modo que la paleta musical ya no poseía sólo 7 u 8 colores, sino 12 que podían ser combinados de infinitas maneras, incluidas aquellas que no resultaban comprensibles o agradables. Fue Richard Strauss quién continuó las ideas de Wagner, y en su ópera "Salomé" de 1905, llevó el cromatismo al extremo con el consiguiente disgusto de los conservadores y el gran público.



La Moderna Escuela de Viena (Neue Wiener Schule) surgió en la primera mitad del siglo XX liderados por Arnold Schönberg y sus alumnos en Viena. Fueron los primeros que emplearon la atonalidad y luego el dodecafonismo en la música occidental. Los principales miembros de la Escuela, además de Schoenberg, fueron Alban Berg y Anton Webern (la Trinidad Vienesa). La lista puede incluir también a Wellesz, Jalowetz, Horwitz, Stein e incluso Skalkottas. El trío principal tuvo diversos tipos de relaciones, no siempre tersas, y algunas inquietudes estéticas comunes, como la investigación de la atonalidad y la dodecafonía, que son elementos que suelen definir a esta escuela. Las primeras composiciones de Schoenberg (quien fue básicamente autodidacta) y las de sus alumnos estuvieron influidas por el romanticismo en boga (Schumann, Wagner, Brahms, Mahler), música con un fuerte cromatismo. Schoenberg comenzó a experimentar con el abandono de las reglas de la tonalidad al tiempo en que entró en contacto con sus alumnos. Para 1908, todos componían obras en atonalidad o tonalidad libre, en un estilo expresionista. Cuando Schoenberg descubrió en 1923 la técnica dodecafónica y la comenzó a usar en su música, la anunció a sus discípulos quienes comenzaron a usarla, cada uno dentro de su propio estilo. Si bien Schoenberg era un maestro bastante tradicional y conservador, sus alumnos supieron imprimir a sus músicas su propia personalidad e incluso tomar licencias de las reglas que había creado el maestro. Desde 1910 hasta el ascenso del nazismo, la Segunda Escuela Vienesa fue uno de los representantes de las vanguardias artísticas europeas, marcadamente opuesta al neoclasicismo cuyos líderes principales fueron Ígor Stravinski y Les Six de Francia. Con el ascenso del nazismo, Schoenberg, que era judío, se vio obligado a exiliarse y abandonó Alemania. Sus discípulos se quedaron en Austria, pero pasaron penurias económicas por la censura que les impuso el gobierno por considerar a su arte como Música Degenerada, con lo que el grupo quedó truncado.





Arnold Schönberg

Anton Webern

Alban Berg

Theodor W. Adorno

Egon Wellesz

 Hans Erich Apostel

René Leibowitz

Hermann Scherchen

Hermann Scherchen

Roberto Gerhard

Winfried Zillig

Viktor Ullmann

Edward Clark

 Hanns Eisler

Heinrich Jalowetz

Rudolf Kolisch

Karl Rankl



























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