El Toro Mata es un género musical desarrollado inicialmente por
los esclavos negros en el Valle de Cañete, en Perú, e influenciado por otros
estilos afroperuanos. Fue popularizado por un tema del género Landó. Conocido
por muchos como el himno de la cultura negra en el Perú, se hizo popular al ser
grabado por la Asociación Cultural Perú Negro, en 1973, y posteriormente por
músicos como Susana Baca, Perú Negro, Eva Ayllón y Lucila
Campos. Luego se volvería famosa fuera del Perú al ser interpretado en
ritmo de Salsa por la cubana Celia Cruz. La tradición española de
las corridas de toro, fue uno de los espectáculos más populares que se
desarrollaron en la época de la colonia, y llegaría a ser parte integral de la
cultura y folklore afroperuanos. La tauromaquia peruana cuenta con
representantes afro descendientes desde el Siglo XVIII, como José Pizí, que fue
figura del toreo en Lima entre 1766 y 1791; Ángel Custodio Valdez Franco,
mulato que realizara aplaudidas faenas entre 1859 y 1885; y Rafael Santa Cruz,
"la maravilla negra del toreo", de destacada trayectoria entre las
décadas de 1950 y 1960. Una muestra de la popularidad de esta actividad es el
género musical “Toro Mata”, música popular por lo menos tanto en la ciudad de
Lima, como en los valles de Cañete y Chincha. En la década de 1930, Rosa
Mercedes Ayarza de Morales, recopiló y editó una versión de “Toro Mata”
con un tono parecido al Lamento. Por otro lado, Carlos Soto de la Colina,
conocido como Caitro Soto, en 1973, hizo una de las recopilaciones más famosas
del Toro Mata y que fuera popularizada por Perú Negro.
Caitro Soto menciona en su libro “De cajón”, que el Toro Mata viene de
lo que contaban sus ancestros, tomando esas anécdotas para componer la canción.
En la recopilación de Rosa Mercedes Ayarza de Morales, el toro mata al torero.
Ella cantaba “ya lo llevan a enterrar, el toro mata”. En la composición de
Caitro “el toro rumbambero”, es el toro brilloso, bailarín, esos toros que son
bien agresivos. “Hacerle el quite”, es sacarle la suerte al toro, pero por ser
el torero un negro, le quitan méritos diciendo que “la color no le permite
hacerlo”. Por eso decían que el toro se había muerto de viejo y no porque lo
hubiera matado el torero. Lapondé era un tambo al que se iba después de las
corridas, era como un centro de recreación, una choza donde vendían comida,
tragos y se divertían. Era en la misma hacienda El Chilcal (San Vicente del
Cañete), donde era la corrida. Era como un corralón, no había plaza. Los negros
se metían espontáneamente, a veces iban los dueños de la hacienda. Una vez allí
encontraron a un negro que había llegado desde Acarí, una hacienda cerca de
Nazca. Él no se había enterado de la libertad de los esclavos y había llegado
hasta allí escondiéndose entre las cañas y comiendo fruta para alimentarse.
Hambriento llegó a Lapondé, y por las marcas de su cuerpo se dieron cuenta que
no era de allí: “Este negro no es de aquí, caracra, cra, cra, cra". Esto
último es un insulto y protesta. En 1976 William David Tompkins recopiló en
San Vicente de Cañete una versión poco conocida de Toro Mata, cuya diferencia
principal es el contexto del tema, ya que presenta político más que uno
taurino.
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