domingo, 8 de julio de 2018

Taquirari (Bolivia)


El Taquirari es un ritmo musical y el baile más característico de los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando, que juntos forman el Oriente boliviano. Este ritmo es de genuino origen mojeño (Beni) y del territorio del norte (Pando). La etimología nos informa que la palabra Taquirari, designación posterior por evolución semántica del idioma, proviene de la voz moxeña “takiríkire”, que significa flecha. Esto quiere decir que el Taquirari es una danza a la flecha, con la cual los aborígenes exteriorizaban su homenaje a tal arma, que les aseguraba sustento diario a través de la cacería a la vez que los protegía de las asechanzas del mundo en que vivían. El Taquirari constituye una valiosa contribución al enriquecimiento del folklore americano y al patrimonio musical de Bolivia. Es de carácter tierno, amoroso, sentimental y expresivo. El Taquirari ha experimentado una enorme contribución europea aportada por los conquistadores jesuitas. Debido a estas influencias foráneas adoptó dos variedades principales: el brincao y el enyubao (bailes saltados por parejas y en rueda). Otra figura típica es el zig-zag, que como su nombre lo dice, van en constante avance tomados de las manos con paso de trote o de un caminar ligero, van formando columnas según la cantidad de participantes. No se conoce con certeza su origen, pero existen testimonios de su presencia temprana en el Siglo XIX, cuando por ejemplo el guerrillero cruceño Cañoto luchaba contra los españoles y tocaba en su guitarra melodías emparejadas con el trote del caballo. Puede relacionarse la aparición del Taquirari con el desarrollo de la cultura criolla del Oriente en Bolivia.
El vestuario de la mujer está basado en el tradicional tipoy (vestido largo y sin mangas usado por las indígenas orientales), adornado con vuelos en la parte del pecho y el contorno inferior, ambos adornos tienen unas cintas de colores y encajes. La vestimenta se completa con una flor en el cabello, que tiene un significado: el de enamorar. En algunos casos se llevan collares de semillas, aretes o zarcillos, para realzar la hermosura de las mujeres del lugar. La vestimenta del hombre está a tono con el calor del trópico, llevando pantalón y camisa blancos, en la cintura y el cuello una pañoleta roja y la característica más distintiva es el sombrero de sao. Para bailar Taquirari, la pareja debe estar frente a frente y con las manos agarradas. Los saltos son marcados por un ritmo movido, un poco menos que el Carnavalito, y las variaciones a veces improvisadas por los músicos. El Taquirari tiene una clara influencia de los bailes indígenas de la región, caracterizados por sus movimientos y alegría. Su coreografía es bastante sencilla, hasta cierto modo las figuras que se van realizando son muy fáciles, como la rueda, tomados de las manos hombres y mujeres van subiendo y bajando los brazos con el paso típico, y consiste en brincar intercalando los pies. Para el acompañamiento de este ritmo se emplean instrumentos europeos: pífano y tamboril, pero aflora incesantemente el ritmo autóctono del Huayno. El Taquirari se considera como la canción romántica del Oriente, ya que sus letras van destinadas casi siempre a enamorar a la mujer o al varón. Desde principios del Siglo XX, este ritmo fue incorporado a las manifestaciones carnestolendas, interpretado por bandas de música y orquestas típicas.









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