El Taquirari es un ritmo musical y el baile más característico de
los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando, que juntos forman el Oriente
boliviano. Este ritmo es de genuino origen mojeño (Beni) y del territorio del
norte (Pando). La etimología nos informa que la palabra Taquirari, designación
posterior por evolución semántica del idioma, proviene de la voz moxeña “takiríkire”,
que significa flecha. Esto quiere decir que el Taquirari es una danza a
la flecha, con la cual los aborígenes exteriorizaban su homenaje a tal arma,
que les aseguraba sustento diario a través de la cacería a la vez que los
protegía de las asechanzas del mundo en que vivían. El Taquirari constituye una
valiosa contribución al enriquecimiento del folklore americano y al patrimonio
musical de Bolivia. Es de carácter tierno, amoroso, sentimental y expresivo. El
Taquirari
ha experimentado una enorme contribución europea aportada por los
conquistadores jesuitas. Debido a estas influencias foráneas adoptó dos
variedades principales: el brincao y el enyubao (bailes saltados por parejas y
en rueda). Otra figura típica es el zig-zag, que como su nombre lo dice, van en
constante avance tomados de las manos con paso de trote o de un caminar ligero,
van formando columnas según la cantidad de participantes. No se conoce con
certeza su origen, pero existen testimonios de su presencia temprana en el
Siglo XIX, cuando por ejemplo el guerrillero cruceño Cañoto luchaba contra los
españoles y tocaba en su guitarra melodías emparejadas con el trote del
caballo. Puede relacionarse la aparición del Taquirari con el
desarrollo de la cultura criolla del Oriente en Bolivia.
El vestuario de la mujer está basado en el tradicional tipoy (vestido
largo y sin mangas usado por las indígenas orientales), adornado con vuelos en
la parte del pecho y el contorno inferior, ambos adornos tienen unas cintas de
colores y encajes. La vestimenta se completa con una flor en el cabello, que
tiene un significado: el de enamorar. En algunos casos se llevan collares de
semillas, aretes o zarcillos, para realzar la hermosura de las mujeres del
lugar. La vestimenta del hombre está a tono con el calor del trópico, llevando
pantalón y camisa blancos, en la cintura y el cuello una pañoleta roja y la
característica más distintiva es el sombrero de sao. Para bailar Taquirari,
la pareja debe estar frente a frente y con las manos agarradas. Los saltos son
marcados por un ritmo movido, un poco menos que el Carnavalito, y las
variaciones a veces improvisadas por los músicos. El Taquirari tiene una clara
influencia de los bailes indígenas de la región, caracterizados por sus
movimientos y alegría. Su coreografía es bastante sencilla, hasta cierto modo
las figuras que se van realizando son muy fáciles, como la rueda, tomados de
las manos hombres y mujeres van subiendo y bajando los brazos con el paso
típico, y consiste en brincar intercalando los pies. Para el acompañamiento de
este ritmo se emplean instrumentos europeos: pífano y tamboril, pero aflora
incesantemente el ritmo autóctono del Huayno. El Taquirari se considera
como la canción romántica del Oriente, ya que sus letras van destinadas casi
siempre a enamorar a la mujer o al varón. Desde principios del Siglo XX, este
ritmo fue incorporado a las manifestaciones carnestolendas, interpretado por
bandas de música y orquestas típicas.
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