Esta hermosa y magnífica danza, verdadera joya de nuestro folklore, nos
ha llegado con una historia plena de sugestiones y embellecida por la leyenda.
La Condición
es una danza de parejas sueltas, independiente, grave-vivaz (o sea que tiene un
ritmo lento y un allegro al final), y señorial. Se la emparenta con el Cuando,
la Sajuriana y el Minué Federal. Su antecedente son las Gavotas francesas, que
se pusieron de moda en los salones europeos del Siglo XVIII. En ellas ya se
distinguía la combinación de un tramo lento, propio del Minué, con uno movido.
Al continente americano llegaron en forma de variantes españolas, como el Minué
afandangado, y adoptaron características definitivamente propias en las
cadencias de la condición. En cuanto a su origen, una de las versiones más
difundidas cuenta que la coreografía de esta danza fue creada por Manuel
Belgrano, su hermano Francisco y otros patriotas, en plena campaña del Ejército
del Norte, en Catamarca, hacia 1812 o 1813. La leyenda agrega que su nombre se
debe a que el General puso como “condición” para bailar, la de hacerlo con una
determinada dama, de rara belleza que se encontraba en el salón. Pero los
historiadores –que aunque gusten de la poesía nunca la cambian por la verdad
averiguada-, nos dicen que, desafortunadamente, no hay documentos que abonen
estas creencias, y que las tradiciones orales, sin precisar fecha, indican que
el prócer bailó la Condición, en Catamarca, con la señora Elcira González de
Olmos, o con la señora Luisa González de Molla Botello, madre de la anterior.
Hacia 1812 o 1813, la Condición se impuso en los salones catamarqueños,
y la danza se practicó hasta fines del siglo. Entre 1840 y 1870, se difundió en
Tucumán, Jujuy, Salta, La Rioja, Santiago del Estero y Córdoba. En Chile y
Perú, menciones escritas, prueban que la Condición fue bailada en los teatros
de Santiago y Lima, pero que además era enseñada por profesores, pues se
consideraba distinguido bailarla bien. En Catamarca estuvo a punto de
extinguirse, pero en 1916, con motivo de un festival de beneficencia, una
anciana dama de sociedad, transmitió su coreografía a una pareja de jóvenes,
cuya actuación resultó un éxito rotundo. En 1924, la Condición también resucitó
en Buenos Aires, donde se la ejecutó para una ocasión parecidas. Una de las
notaciones musicales más antiguas pertenece a Luis Bonfiglio y es de 1889. En
tanto, el compositor Félix Scolati Almeyda realizó una de las primeras grabaciones
discográficas en 1928, basado en la versión que había escuchado de la
concertista de piano María Suasnábar. Para bailar la Condición hay que vestir
ropa elegante, pues se danzaba en los salones de las casas de familias y no en
la campaña. Las damas llevaban vestidos confeccionados de telas finas, faldas
amplias y abundantes enaguas y puntillas. El cabello recogido, adornado con
alguna peineta oc cintas, nunca trenzas, pues no era la moda entre las niñas
ricas. Los caballeros usaban traje de calle y botas de cuero. En aquellas
épocas eran casi todos militares o terratenientes. Más tarde bailaron la
Condición las familias de los hombres de negocios y comerciantes opulentos.
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