El Malouf es la música árabe de los musulmanes andaluces de Túnez.
Este tipo de música es un elemento de la cultura popular tunecina, lo que ayudó
a ese país a destacarse dentro del mundo árabe debido a su patrimonio diverso y
su rica historia. Según Ruth Davis, quien escribió un libro cuyo título es
“Malouf: Consideraciones Sobre la Música Árabo-Andalusí de Túnez”, esta música
fue importada a Túnez a través de refugiados musulmanes y judíos, quienes huían
de la Inquisición española del Siglo XV.
La música andalusí se extendió por todos los países del Norte de África, concretamente Túnez, Argelia, Marruecos y Libia. El Malouf se hizo tan popular que se convirtió en la música tunecina por excelencia, suplantando al resto de las formas musicales. Se lo considera como heredero directo de la excelencia cultural alcanzada por los musulmanes en Andalucía. También recibió influencia de la música bereber, especialmente en los ritmos y las formas. Generalmente se compone de diversas piezas o “noubas”, equivalentes a las suites de la música occidental. Según la prestigiosa revista National Geographic, el Malouf tunecino es el mejor documentado de todos los estilos árabo-andaluces del Norte de África. El Malouf no era exclusivamente para la aristocracia. Los músicos sufíes tenían su propia manera de promocionar al patrimonio musical tunecino, en un momento crítico para el país, cuando se luchaba por la independencia. Cantaban canciones tradicionales y tocaban una variedad de instrumentos de percusión en cafeterías y festividades en la capital de Túnez.
La música andalusí se extendió por todos los países del Norte de África, concretamente Túnez, Argelia, Marruecos y Libia. El Malouf se hizo tan popular que se convirtió en la música tunecina por excelencia, suplantando al resto de las formas musicales. Se lo considera como heredero directo de la excelencia cultural alcanzada por los musulmanes en Andalucía. También recibió influencia de la música bereber, especialmente en los ritmos y las formas. Generalmente se compone de diversas piezas o “noubas”, equivalentes a las suites de la música occidental. Según la prestigiosa revista National Geographic, el Malouf tunecino es el mejor documentado de todos los estilos árabo-andaluces del Norte de África. El Malouf no era exclusivamente para la aristocracia. Los músicos sufíes tenían su propia manera de promocionar al patrimonio musical tunecino, en un momento crítico para el país, cuando se luchaba por la independencia. Cantaban canciones tradicionales y tocaban una variedad de instrumentos de percusión en cafeterías y festividades en la capital de Túnez.
Un aspecto importante del Malouf son sus letras, o Muwashasha. Se basa en la
poesía árabe clásica, o Quasidah. Mientras que el Quasidah
es más bien formal, el Muwashasha no está regido por formas poéticas
dialécticas más modernas. El Barón y musicólogo francés Rodolphe d'Erlanger, que vivió en el
palacio Sidi Bou Saïd, convertido actualmente en museo de la música, compiló
todas las reglas e historia del Malouf en seis volúmenes. Él fundó en 1934 el
Instituto Rashidya, cuya función principal era la de conservar la música
tunecina mediante la transcripción del repertorio conocido por todos los Shayakhs.
Un Shayakh es el miembro más viejo de un grupo musical, quien enseña las piezas
y controla el ritmo. Desde la independencia de Túnez, el Instituto Rashidya ha
ofrecido numerosas innovaciones sobre representaciones y ensayos. No sólo se ha
conservado el Malouf, sino que también ha evolucionado, inspirado por la música
europea y egipcia. Por ejemplo, Firqat El Azifet, un conjunto
musical femenino, mezcla instrumentos de cuerdas europeos y árabes, con el
piano. En el Instituto Rashidya estudiaron la mayor parte de los grandes
músicos de la actualidad. El Malouf no puede competir comercialmente con la
música popular, sobre todo la de egipcia, y ha sobrevivido gracias al esfuerzo
del gobierno y de algunos particulares. Se lo toca en público, principalmente
en bodas y circuncisiones, pero las grabaciones son muy escasas. La música se
ejecuta según una antigua tradición con instrumentos como violín, laúd,
pandereta, tambor, cítara, pequeños timbales, flauta y daburka.
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