La tradición de la mascarada Makishi está íntimamente relacionada con el rito de iniciación Mukanda, un profundo ritual anual de iniciación diseñado para niños de entre ocho y doce años. Este rito de iniciación, celebrado por los pueblos Luvale, Chokwe, Luchazi y Mbunda, , que viven en las provincias del noroeste y oeste de Zambia, sirve como un viaje simbólico y transformador a medida que los niños pasan de la infancia a la edad adulta.
La separación de sus madres biológicas y de las estructuras familiares que las sustentan es un símbolo de una muerte metafórica. La separación del mundo exterior es un aspecto crucial del proceso de iniciación y marca el primer paso en el ciclo de cambios de muerte y renacimiento. El énfasis aquí está en la naturaleza cíclica de la vida que es tan fundamental para el tiempo africano.
Durante el tiempo que los iniciados pasan en los campamentos en el bosque, se someten a pruebas de coraje, reciben enseñanzas sobre sus futuros roles como hombres y esposos y se someten a otros ritos de iniciación. A cada iniciado se le asigna un personaje enmascarado específico al comienzo del rito, que lo acompaña y lo guía durante todo el ritual Mukanda.
El Makishi es un personaje enmascarado que representa el espíritu de un antepasado fallecido que regresa al reino terrenal para ayudar a los niños en su transición a la edad adulta. Estos Makishi, espíritus ancestrales, son una parte fundamental del ritual y sirven para vincular el pasado antiguo con el presente. Los personajes están adornados con máscaras vibrantes e intrincadas, y encarnan la sabiduría espiritual que cumple un papel de mentoría en la transición de los iniciados.
Una vez completado el rito de iniciación Mukanda, se lleva a cabo una alegre ceremonia de graduación, en la que pueblos enteros se reúnen para presenciar la danza de máscaras Makishi y la representación de una pantomima. En vísperas del festival, los hombres del pueblo se embarcan en un ritual en el que llevan sus máscaras al cementerio y pasan la noche allí, invitando a los espíritus de sus antepasados a habitarlos. La noche siguiente, emergen en el pueblo con sus máscaras puestas.
El festival Makishi celebra con alegría el regreso de los iniciados a la aldea, quienes, ahora transformados en hombres, están listos para reintegrarse a sus comunidades. Las mascaradas están por todas partes, entre los aldeanos, persiguiendo a los niños y actuando en las calles; el valor del entretenimiento es un aspecto importante de este rito de paso social. Las mascaradas y danzas Makishi se realizan con vigor y entusiasmo, cautivando a los espectadores con sus movimientos hipnóticos y su simbolismo evocador que tiene raíces profundas en la cultura y la tradición de Zambia.
Además, el alto valor de entretenimiento y la consiguiente demanda creciente de bailarines de Makishi en reuniones sociales y mítines políticos han introducido influencias externas que pueden afectar el carácter original del ritual. Esta adaptación a las circunstancias contemporáneas plantea interrogantes sobre la preservación de la autenticidad cultural y la posible dilución del significado del ritual con el paso del tiempo.
Para abordar los peligros que enfrenta este importante festival africano, la UNESCO, ha puesto en marcha proyectos de salvaguardia que tienen como objetivo apoyar la transmisión intergeneracional y entre pares de habilidades a las generaciones más jóvenes. El proyecto también busca crear conciencia sobre la importancia de salvaguardar la mascarada Makishi y el Mukanda dentro del grupo cultural más amplio Vaka Chinyama Cha Mukwamayi.
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