México es una tierra de tradiciones, olores, sabores, fiesta, música y baile. Existen en ese país un gran número de bailes tradicionales que están cargados de historia, fiesta y alegría, simbolismo de su cultura y por supuesto de tradiciones, tal es el caso de un maravilloso baile típico de Tamaulipas: la Picota. Picota quiere decir “Palo Alto” o “Columna” y nació cerca del año 1766 en la Villa de San Carlos; la leyenda cuenta que en la sierra de San Carlos, la cual antes se llamaba Tamaulipas Alta, que sirvieron de refugio a los grupos indígenas que huían de los colonizadores, según señalan los archivos del gobierno del estado.
Dicen que a los indígenas que infringían la ley se le imponían castigos ejemplares,
los cuales constaban en atarlos en unos palos o columnas muy altos y exhibirlos
ahí, mientras se escuchaba el tambor y el clarinete entonando notas militares. A
modo de burla hacia este castigo, y con base en las danzas que interpretaban
para pedir por la lluvia, se fue adaptando esta música militar. Con el pasar
del tiempo, esté baile dejo de ser para los reos, y los mismos ciudadanos
fueron modificando su ritmo para que fuera más alegre y gustoso de bailar. La
danza que acompaña tiene remembranzas mestizas. En la región, para
anunciar la fiesta, los músicos suben desde temprano a tocar al cerro y el
sonido anuncia a los habitantes que la fiesta va a iniciar. Con ritmos alegres
y trajes de manta muy coloridos característicos de Tamaulipas; hasta llegar a
ser una danza muy alegre que se interpretaba en fiestas familiares como bodas,
en donde aún se representa para avisar que la pareja ha llegado al árbol
ancestral: el Encino de los novios, donde sus familiares cercanos los esperan
para acompañarlos al lugar donde se realizará la fiesta en su honor. La danza
se inicia a base de breves saltos e indicaciones con un marcado remate para
cuatro compases al ritmo de la música. Mientras se toca con fuerza y
entusiasmo. La música que acompaña esta danza también se llama Picota
y es un hermoso acompañamiento musical con clarinete y tambora, que bastan para
despertar el gusto de los bailadores y se acoplan a la manifestación popular de
la gente de la sierra que así difundió un modo muy gustado de interpretar las
melodías. El traje de los bailarines es muy sencillo y muy bello: para las
mujeres es un vestido de manta adornado con bordados diversos los cuales pueden
ser desde figuras de magueyes hasta flores o incluso paisajes; siempre en
colores muy alegres. Al final del vestido va una franja y un listón.
Para
realzar la belleza de este vestido se suele acompañar por arracadas o aretes
dorados, un tocado o aro en el cuál se sujetan listones de diferentes colores. El
hombre suele vestir una camisola de manga larga sin puño, un calzón, enagua o
pantalón blanco, cruzado al frente; tiene una abertura por la parte exterior de
las piernas y de la orilla inferior a la mitad de la pantorrilla cuenta con
ojales por los que pasa un listón cruzado para atar bien el pantalón. También
viste un ceñidor de 15 a 12 centímetros de ancho, el cual, dicen debe dar dos
vueltas a la cintura para poder anudarse a la derecha; el ceñidor debe ser del
mismo color que los listones de las piernas, los cuales, para combinar mejor,
deben ser del mismo color que el que usa la mujer. Ambos pueden usar huaraches
o bailar descalzos. Actualmente hay cuatro grupos de Picota, que además de
impulsar a nuevas generaciones para que toquen Picota, mantienen vivo
este género musical que ha trascendido tiempos y generaciones. Picoteros
“Del Valle” está compuesto por Abelardo Valle Martínez y Heriberto
Valle Saucedo, grupo que nació hace 15 años, y acompaña múltiples eventos de
San Carlos y alrededores. Eduardo y Carlos Alanís, hermanos orgullosamente
Sancarlenses, hace cuatro años conformaron el Grupo “Los 2 de San Carlos”. Este
proyecto inició hace cuatro años, sin embargo, tomó forma durante la pandemia,
época que la sociedad enfrentaba un reto diario, por el virus chino que cobró
millones de vidas alrededor del mundo. Para Eduardo y Carlos, La Picota
es más que un género musical, es una tradición, “La Picota
somos nosotros”. Decidieron tocar de manera profesional “Los 2
de San Carlos”, porque vieron que en La Villa no hay muchos grupos que
se interesen en hacer esta música. “Sí queremos mantener viva esta tradición,
es nuestra cultura. Les mando un saludo a todos los compañeros que hacen Picota
en San Carlos, en Linares, Nuevo León”. La música alegra corazones, una parte
de “Los
2 de San Carlos” se queda en cada festividad.
Fuentes:
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