Equivalente brasileño de la música Country, el Sertanejo empezó a consolidarse como género musical a partir de la década del 70. Descendiente de la música Caipira, que tiene a la guitarra criolla como su principal instrumento, con letras sobre el medio rural y la vida en el campo, que exaltaban la naturaleza y la sencillez de la vida rural, llena del patriarcado tradicional del mundo rural.
Con el tiempo, el ritmo sufrió muchas
transformaciones, adaptándose a lo que requería la sociedad de su época e
incorporó elementos de otros estilos como el Pop, la Balada
y el Bolero,
y sus letras se transportaron a un contexto más urbano. Entre las décadas del
80 y el 90, las canciones Sertanejas tenían como principales
temáticas el rescate de las tradiciones vinculadas al agro y las desilusiones
amorosas. Con raras excepciones, como Irmãs Galvão y Roberta Miranda, el rol
de intérprete era casi siempre masculino. Pasados más de 20 años, acompañando
los cambios sociales y las discusiones sobre los roles cumplidos por la mujer
en la sociedad, el escenario de la música Sertaneja empezó a sumar otros
rostros, y sus canciones, otras temáticas. En los años 90, fue el crecimiento
de la música Pop lo que influyó en el inicio de la primera transformación
del ritmo Sertanejo. Las melodías se volvieron más bailables y, en otros
momentos, dulces. Apareció el paisano romántico, el del hombre completamente
enamorado, de su sufrimiento por el amor no correspondido de su mujer, de las
peleas por “su” traición… En la década de 2000, las cosas empeoraron un poco
(para las mujeres, por supuesto). Porque, si en la década anterior ella ya era
la villana de la historia, la responsable de hacer sufrir al pobre, ahora ya ni
siquiera importa. Lo que más desea un hombre es disfrutar, “burlarse”, salir a
besar a todas. Y, bueno… pobre mujer que pensó que él estaba “allí” para ella.
Y muchos jóvenes que escuchan las canciones que se producen ahora en el universo
del Sertanejo
Universitario se identifican con lo que se dice: no quieren compromiso,
quieren utilizar a la mujer; no hay sentimiento, el principal atractivo es
sexual. Hay una complicidad entre compositor/cantante/fan, incluso en la
apariencia y el estilo de vida, lo que hace que las canciones sean aún más
cantadas a todo pulmón. Unos años más tarde, la escena de la música Sertaneja
empezó a dar un giro importante. En 2011 se dio el primer paso, cuando la
cantante Naiara Azevedo grabó el tema “Coitado”, en respuesta al
contenido sexista del tema “Sou Foda”, del dúo Carlos
y Jader. Pero fue en 2015, más concretamente, cuando las cantantes
ganaron protagonismo produciendo el Feminejo. Después de décadas de
canciones cantadas mayoritariamente por hombres, con letras que sacaban a
relucir a mujeres idealizadas, cosificadas o inferiorizadas, ahora suben al
escenario para traer la otra cara de la historia. Si el hombre sufre, ella
también puede sufrir. Si la mujer engaña, el hombre hace lo mismo. Si él va al
club para “atrapar” a todos, ella hará lo mismo. Antes siempre hubo mujeres en
el Sertamejo:
las hermanas Galvão, Inezita Barroso, Roberta
y Sula
Miranda, Paula Fernandes, Cecília del dúo Cecília y Rodolfo, Thaeme
del dúo con Thiago, entre otras.
La diferencia está, básicamente, en el
empoderamiento que ahora aportan las letras de las canciones: si antes se
trataba básicamente sólo del amor de la mujer por el hombre, ahora también
puede tener ganas de una relación sin compromiso ni salir a buscar borracha después
de una traición, por ejemplo. Y a las mujeres les gustó esta noticia. La
representación que se sintió al ver a otras mujeres cantando lo que muestra la
realidad del sentir de muchas se reflejó en números. En 2016, la canción “10%”,
del dúo Maiara y Maraisa, ocupó el tercer lugar en el ranking de las
más escuchadas en la plataforma digital Deezer en Brasil. Ese mismo año, el dúo
ocupó el quinto lugar entre los artistas más exitosos de la plataforma; en
cuarto lugar quedó la otra representante del Feminejo, Marília
Mendonça. Y muchas más canciones tuvieron gran éxito ese año y los
siguientes: “Infiel”, “Alô Porteiro”, “Eu Sei de Cor” y “Amante
Não Tem Lar”, de Marília Mendonça de Goiás; “Meu
Violão e o Nosso Cachorro”, “Quando o Mel é Bom” y “Regime
Fechado”, del dúo Simone e Simaria; “50
Reais” y “Ex do Seu Atual”, de la paranense Naiara Azevedo; además de
“Medo
Bobo”, del dúo Maiara e Maraisa. No se trata, por
tanto, de un cambio completo en los temas retratados en las canciones ni de
transformaciones en las melodías, con el uso de nuevos instrumentos, por
ejemplo. La forma sigue siendo prácticamente la misma: está el sufrimiento del Sertanejo
de raíz, de los años 90, que trae sufrimiento en canciones que se volvieron
empalagosas, y también hay canciones más agitadas, que coquetean tanto con el Pop
como con cantantes de Sertanejo Universitario de los años
2000, e incluso presenta colaboraciones con artistas como la cantante Anitta,
en la canción “Loka” de Simone e Simaria, de 2017.
La
diferencia radica en quién es retratado y quién interpreta las historias que se
presentan al público. Los hombres ya no ocupan el papel principal en las
letras, y el sufrimiento o la alegría retratados ya no son de ellos, sino de
ellas, de aquellas que pasaron largos años siendo subestimadas en el mundo de
la música Sertaneja. Las letras de las canciones de Feminejo permitieron a
las mujeres experimentar todos los sentimientos sin culpa ni vergüenza. El tono
feminista está presente, exaltando los deseos femeninos que antes estaban tan
reprimidos. Los cantantes alientan el castigo a los hombres que engañan, y
cantan y denuncian el llanto provocado por la violencia doméstica y el cambio
de comportamiento hacia la sociedad. La letra incita a las mujeres a expresar
sus sentimientos y deseos, afirmando que pueden beber, quedarse en bares, tener
relaciones sexuales sin compromiso, entre otros temas. Hay identificación con
lo que se dice y con quién lo dice: otras mujeres. Aunque muchas veces no se
autodenominan feministas, las cantantes que aparecen con cuerpos no
necesariamente delgados, cabellos no necesariamente lacios y cantando letras
que resaltan el género femenino, se convirtieron en representantes del discurso
en el que otras mujeres creen. Ya sea hablando en nombre del derecho al propio
cuerpo, de la emancipación sentimental, de la igualdad de derechos o de la
deconstrucción de estereotipos, entre otras causas, el Feminejo llegó para traer
representación en el mundo del campo y ayudar en una lucha que está lejos de
terminar. En sus letras luchan contra el machismo, la traición y la violencia
doméstica, se muestran empoderadas y dueñas de sí mismas, pero también sufren
por amor.
Fuentes:
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