En las tardes tranquilas, mecidas por el curso lento del río Uruguay, se diría que el viento trae los ecos de otro idioma. Entre los mil verdes del paisaje entrerriano, ondulado en lomadas suaves surcadas por las aguas, las calles de Colón tienen nombres franceses y alemanes, y las banderas suizas o italianas ponen un toque exótico bajo los penachos de las palmeras subtropicales.
Un año antes, otro contingente valesano había fundado colonia Esperanza, en Santa Fe, y aun antes 10 familias suizas habían fundado la colonia de Baradero, en la provincia de Buenos Aires.
La Confederación Argentina tenía capital en Paraná cuando llegaron los 530 contratados por el gobierno de Corrientes para formar colonias agrícolas. Sólo que los desacuerdos entre la casa contratista en Europa y las autoridades de Corrientes hicieron fracasar el proyecto cuando los colonos ya estaban en las orillas del Uruguay.
Intervino entonces el general Urquiza, que formó por propia iniciativa una colonia agrícola en Entre Ríos, primero en Ibicuy y luego trasladada a las actuales San José y Colón. Con el tiempo, Colón creció y se convirtió en un centro turístico y termal, mientras San José conservó el aire pionero de aquellos tiempos, transmitiendo celosamente las tradiciones nacidas con aquellos inmigrantes europeos a los que años después se irían sumando otros.
Por su condición de puerto natural, favoreció el comercio fluvial de los productos regionales, principalmente provenientes de la Colonia de San José, núcleo urbano formado años antes por el mismo Urquiza con inmigrantes suizo-franceses, a donde arribaron tras desembarcar el 1 de Julio de 1857 en la Calera de Spiro, actual emplazamiento portuario de Colón. Eran colonos que provenían del Cantón del Valais (Suiza), de Saboya (Francia) o del Piamonte (Italia). Dedicados a la actividad agrícola ganadera, fueron acercándose a la zona aledaña al puerto, para agilizar la comercialización de los productos que obtenían en sus establecimientos rurales.
Al incrementarse cada vez más el número de habitantes en ese sector, el General Urquiza consideró necesario la creación de un nuevo poblado en las inmediaciones de la Calera de Spiro, y encargó al agrimensor Carlos Sourigues, la misión de delinear la nueva Villa.
Esa piedra fue colocada en una propiedad del Sr. Justo Conte-Grand, manzana delimitada por las actuales calles 12 de abril, Perón, Alvear y San Martín.
Se deduce el origen del nombre “Colón”, en honor al Almirante Cristóbal Colón, ya que, en palabras pronunciadas por el General Urquiza en el acto de colocación de la piedra fundacional, el mismo dijo: “digno del nombre del inmortal Descubridor de un mundo”.
La ciudad hoy conserva la tranquilidad de un pueblo pequeño, ideal para el mejor descanso del turista.
Con suaves ondulaciones del terreno y calles totalmente arboladas, la ciudad es un hermoso balcón natural a la vera del majestuoso río Uruguay.
Colón ofrece al visitante una excelente alternativa para disfrutar todo el año, contabilizándose dentro de sus principales atractivos, la zona costera y sus islas, el complejo termal, su centro comercial e histórico, la Fiesta Nacional de la Artesanía, el antiguo puerto, el Parque Nacional “El Palmar”, el Molino Forclaz y el Parque Quirós, entre otros.
La ciudad de Colón está ubicada junto a la frontera con la República Oriental del Uruguay, frente a Paysandú. Está unida a esta ciudad mediante el Puente Internacional General Artigas. Dista 295 km de Paraná, la Capital Provincial, y 320 km de la Ciudad de Buenos Aires, desde la cual se accede por el Complejo Zárate-Brazo Largo, luego por la autovía de la RN 12 hasta empalmar con la autovía de la RN 14 a la altura de Ceibas. Luego, se debe transitar por esta ruta hasta el Km 163, donde se toma la RN 135 y se transitan unos 10 km finales. Desde Córdoba (500 km) y de Santa Fe (350 km) se ingresa a la provincia de Entre Ríos por el Túnel Subfluvial hasta Paraná, luego por la RN 18 hasta Villaguay, y por RP 130 hasta Villa Elisa, pasando luego por San José, hasta llegar a Colón. Desde Rosario se llega por el puente Rosario-Victoria, por Nogoyá (RN 26), y luego por la RP 39 pasando Rosario del Tala y Basavilbaso hasta la RN 14 a la altura de Concepción del Uruguay, desde donde se deben transitar unos 35 km con rumbo norte para llegar hasta Colón.
Fuentes:
Yo soy Colón, labriega y navegante
soy la novia del río de los pájaros:
mi nombre tiene insignias de almirante
y la diáfana sombra de los plátanos.
Soy la guitarra de las serenatas,
la flauta melodiosa de los juncos,
la matraca estival de las chicharras
y la estrella viajera de los tucos.
Soy ágata y arcilla, soy palmera
,miel montaraz, racimo de pitanga,
panoja de yatay, canoa islera
y golondrina en vuelo de esperanza.
Soy el parque Quirós,
la costanera, 12 de Abril,
Justo y Pastor en misa,
y el cielo de la patria que embandera
a la figura patriarcal de Urquiza.
Soy espuma y rumor de marejadas,
el salto en arco iris del dorado,
el benteveo anunciador del alba
y el cantor que es también canto rodado.
Soy la artesana de la fiesta grande
que alhaja su labor en La Casona,
el alfajor con pasta de inmigrante
y el buen trago de caña de la zona.
Soy la flor del palmar y soy el puente
en fraterna amistad de nuestros pueblos;
el minuán y el charrúa de la gente
que escribe y canta en guaraní sus versos.
Soy el agua profunda de las termas,
el canto libre del zorzal criollo
y la ofrenda de paz de nuestra tierra
en el abrazo de mis dos arroyos.
Soy boliche, almacén, cancha de bochas
y piedra colorada de la ribera
y soy lapacho con las flores rosas
en el milagro de la primavera.
Soy ivirapitá, ceibo, espumilla,
jacarandá duplicador del cielo,
sauce que abre el florón de su sombrilla
y las queridas tipas del recuerdo.
Soy la sonrisa de la verdulera
que viene en sulky desde la colonia
con el dulzor de las primeras brevas
y las ciruelas que ya están pintonas.
Soy el silbido del gurí que pasa
la madre humilde y su canción sin cuna
y el pescador que con la pesca escasa
en la palanca lleva su fortuna.
Soy las islas Queguay y San Francisco,
Uruguayas según el protocolo,
pero argentinas porque desde chico
están en el registro de mis ojos.
Soy el puerto que tuve y ya no tengo,
los vapores anclados en la niebla,
la chalanita que perdió los remos
y el pontón que parece una leyenda.
Yo soy Colón, la música entrerriana
con trinos de calandrias y jilgueros,
garza y biguá, panal de lechiguana
y el bullicio albañil de los horneros.
Ya ves, yo soy Colón,
la soñadora, la plácida belleza del poeta,
la reina del turismo que enamora
y espera que muy pronto estés de vuelta.
Jorge Enrique Martí
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