Toda discreción desaparece en el baile exuberante de Simjat Torá. Cada judío percibe que tiene un deseo natural de tomar un rollo de la Torá en sus brazos y vitorear con él. En este momento emergen recursos ocultos de alegría, energías que no sabían que poseían.
Por supuesto, la fuente de tal felicidad, el centro
de atención, es la Torá. Aunque la Torá generalmente se asocia con el estudio
disciplinado, en Simjat Torá se la aborda de manera diferente, cantando y
bailando de una manera que no tiene relación aparente con su comprensión. La
razón de estas innovaciones en Simjat Torá es que el intelecto no
es el único medio por el cual una persona puede conectarse con la Torá. El
clímax alegre de Simjat Torá es el baile de Hakafot (literalmente, “círculos”),
durante el cual bailan y cantan con los rollos de la Torá. En palabras de un
maestro jasídico, “En Simjat Torá los rollos de la Torá
desean bailar, por lo que nos convertimos en sus pies”. Las Hakafot
son un acontecimiento memorable, sin duda, uno de los puntos culminantes en el
calendario judío. Los maestros jasídicos explican que los rollos de la Torá se
mantienen cerrados y envueltos en sus cubiertas de terciopelo durante la
celebración de las Hakafot. No se celebra sentándose y estudiando las santas
palabras de la Torá. Simjat Torá debiera ser un día de
estudio. Sin embargo, su esencia no reside en el estudio, ni siquiera en la
lectura de la Torá, sino en bailar con ella. Los sabios explicaron que estudiar
podría marcar las diferencias intelectuales que existen entre un judío y otro.
En cambio, al bailar, el más grande de los eruditos con el individuo más
simple, todos se ponen en pie de igualdad, comparten la misma vivencia,
idéntica pertenencia. Esto se debe a que la celebración comprende a cualquier
judío, sin importar su nivel de sabiduría de Torá o la capacidad de comprender
e interpretar las palabras de la misma. En este nivel, no existe diferencia
alguna entre un judío y otro.
La similitud básica que los une a todos los hace
unir sus manos y bailar juntos, ajenos a las diferencias personales que de otro
modo podrían crear barreras entre los individuos. El rabino Yosef
Yitzjak Schneerson, quien fue el sexto Rebe de Lubavitch, solía decir
que en Simjat Torá la Torá misma quiere bailar; sin embargo, dado que
un rollo de la Torá no tiene pies, los judíos deben funcionar como sus pies y
llevarlo alrededor del estrado en la sinagoga. Los pies no tienen voluntad
independiente; están totalmente subordinados a la cabeza que los controla,
obedeciendo sus deseos sin cuestionarla. La Torá es la herencia de cada judío
-el niño de un día está esencialmente conectado a la Torá como el sabio
venerable- y cada judío tiene el mismo derecho a celebrar en este día especial.
Hakafot
se celebra en la víspera de Simjat Torá, y nuevamente a la
mañana siguiente. En las comunidades jasídicas el Hakafot, también se lleva
a cabo en la víspera de Sheminí Atzeret. Las Hakafot
de la noche siguen a la Amidá de las oraciones de la noche festiva, las Hakafot
de la mañana preceden inmediatamente a la lectura de la Parashá (final de la
Torá). Antes de que empiece el baile, un conjunto de diecisiete versículos,
llamada Ata Haraita, se canta tres veces. Tradicionalmente, los
miembros de la comunidad son honrados con la conducción de la congregación en
la recitación de estos versículos, en las sinagogas, donde hay muchos más
feligreses que versículos, es una práctica común “rematar” los honores, cuya
recaudación se destina para caridad. Después de Ata Haraita, es costumbre
de Jabad, establecida por el Rebe, cantar el siguiente versículo (Génesis
28:14): “Y tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te fortalecerás
hacia el oeste y hacia el este y hacia el norte y hacia el sur, y por tu
intermedio serán benditas todas las familias de la tierra y a través de tu
simiente”. Todos los rollos de la Torá se sacan del Arca. Según el Zohar, las
coronas de la Torás no se deben quitar, sino que deben permanecer en los rollos
durante el baile. Los miembros de la congregación son honrados con cargar los
rollos (el rollo de la Torá siempre debe mantenerse sobre el hombro derecho), y
el líder conduce la procesión alrededor de la bimá (mesa de lectura de la
sinagoga), mientras recita oraciones breves suplicando a Dios para el éxito y
liberación, y la congregación responde del mismo modo. Esto es seguido por el
canto y el baile, con los rollos de la Torá pasando de persona a persona,
permitiendo a todos la oportunidad de ser los “pies de la Torá”. Los niños
también participan en el jolgorio, tradicionalmente bailan con banderas
especiales de Simjat Torá, y a menudo echan una mirada a vuelo de pájaro de
la danza mientras se sientan sobre los hombros de sus padres mientras baila. En
el espíritu de alegría, no es raro encontrar a algunos adultos disfrutando de
un lejaim o dos antes y durante las Hakafot. Este proceso se repite
siete veces, siete Hakafot. ¿Por qué el número siete? En la literatura mística
aparece este número aludiendo al tiempo y al ciclo natural: siete días de la
semana, siete días de la Creación, siete son las notas en la escala musical, y
siete son las direcciones (arriba, abajo, derecha, izquierda, adelante, atrás y
al centro). El número ocho simboliza todo aquello que trasciende el tiempo y
los límites de la naturaleza.
La Torá trasciende permanentemente la naturaleza
y está más allá del tiempo, pues, según la tradición, existía antes de la
Creación. Por lo tanto, corresponde que el pueblo de Israel, cuya existencia
trasciende el tiempo, se regocije con la Torá, que está más allá del tiempo.
Las siete Hakafot recuerdan también que sus antepasados ingresaron a
Israel, bajo el liderazgo de Iehoshúa, y dando siete vueltas alrededor de
Jericó provocaron la caída de sus muros. Un midrash dice que, a pesar de tener
voluntad de estudiar Torá, a veces hay cosas que se nos interponen como una
muralla (la ira, el deseo, celos) y no nos permiten apartar las dificultades
del camino; está en nosotros derribar esta “muralla”. Algunos opinan que en
cada vuelta se desea identificar con algún antepasado: Abraham, Itzjak,
Iaakov,
Moshé,
Aarón,
Iosef
y David,
en ese orden, vuelta por vuelta. Después de cada Hakafah (término singular
para Hakafot),
el Gabai (bedel) de la sinagoga anuncia: “Ad kan hakafa...” (“Hemos llegado a
la conclusión de la Hakafa número x”), los rollos de la Torá son devueltos al arca,
y se inicia las Hakafa siguiente (por lo general con un conjunto diferente de
personas que tienen la Torá, y un líder diferente). El procedimiento para las Hakafot
en Simjat
Torá por la mañana es ligeramente diferente. Según la costumbre de
Jabad, tres circuitos y medio se hacen alrededor de la bimá, recitando las
plegarias para cada Hakafah en el curso de la mitad de un circuito. Las siete Hakafot
se llevan a cabo en sucesión sin interrupción (el Gabai no anuncia “ad kan...”),
y luego son seguidas por un período prolongado de canto y baile con la Torá.
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