El Dance de Tauste es una celebración típica de la localidad de Tauste (Aragón), que se realiza el 21 de abril a las 13:00 horas en la Plaza del Ayuntamiento durante las fiestas patronales, tras la finalización de la Misa Mayor en honor a San Miguel y la Virgen de Sancho Abarca.
La celebración está
compuesta por diferentes partes, durante las que aparecen espadas, escudos,
palos, guirnalda de flores y torres humanas. Similar a la Muixeranga valenciana y
los Castellers
catalanes, tanto el Dance de Tauste y el de Cetina, como la Muixeranga y los Castellers,
provienen de la Moixiganga, de origen renacentista. El Dance de Tauste es una
manifestación muy particular, prácticamente inalterada desde, al menos, un
siglo. Sus movimientos y representaciones son únicas, destacando las torres
humanas y una simbología muy fiel a la tradición. El musicólogo Ángel Mingote
lo definió como “un magnífico espectáculo” por su plasticidad y vistosidad, lo
que le ha valido la declaración de Fiesta de Interés Turístico de Aragón.
Dicen que el Dance de Tauste reproduce con fidelidad las melodías, el
vestuario y la coreografía de los antepasados. Aquí reside su auténtica
riqueza, en el mantenimiento de un legado. En Tauste, ser danzante es un privilegio
muy cotizado y las actuaciones se entienden como un momento fundamental del
ciclo anual. Los días más importantes para el grupo de Danzantes de Tauste son
los tres primeros de las fiestas patronales, siempre el 20, 21 y 22 de abril.
También aparecen durante las fiestas de septiembre (que se celebran entre los
días 20 y 23 de septiembre) participando en la procesión que tiene lugar el día
21, bailando de nuevo a la Virgen de Sancho Abarca en la celebración de su
coronación. La devoción fundamenta el desarrollo de las festividades taustanas.
Las directrices marcadas hace siglos por la Confraternidad de Esclavos de
Nuestra Señora y la Iglesia siguen siendo la columna vertebral de las
celebraciones. Los danzantes son testimonio de la progresiva secularización de
esa fiesta cristiana al mezclarse con actos profanos de expresión popular.
Pero
no siempre existió simbiótica entre la tradición religiosa y un Dance
que podría tener su origen en el siglo XII, cuando la localidad fue conquistada
por Alfonso I el Batallador. Un documento datado en 1820 señala que la Solemne
Procesión de la Virgen era “palestra de discusiones” entre los que defendían
que los danzantes debían desfilar cerca de la Virgen y los que los mandaban
frente a la cruz de inicio, argumentando que no era una representación
religiosa. Existe la posibilidad, según otros estudiosos, de que comenzaron a
bailar en honor al otro patrón, San Miguel, porque la primera referencia sobre
los Danzantes
de Tauste, de 1789, está ligado a ese santo. Apenas cuatro décadas después de aquellas discusiones, los danzantes ya
escoltaban a la imagen de la Virgen de Sancho Abarca en los actos principales.
Se adaptaron a la solemnidad y esencia religiosa, y su presencia y relevancia
aumentaron. En la historia local quedó grabado el éxito que alcanzó el grupo en
las fiestas de Pilar en Zaragoza en 1887, acompañados por los gaiteros de
Estella. Actuaron durante 13 días seguidos, “causando asombro y admiración”. El
acompañamiento musical desde la localidad navarra de Estella ha sido una
constante en el Dance de Tauste desde el siglo XIX. Sólo recientemente se
incorporaron dulzainas y tamboril de la propia localidad. Antes, sin los medios
de reproducción actuales, la música podía incluso ser tarareada por el Mayoral,
especialmente en los ensayos, lo que facilitó la transmisión oral en los
tiempos más difíciles.
El Mayoral es la figura encargada de dirigir a los
bailadores. Convoca y dirige la preparación, siendo costumbre reunirse en su
casa antes de las actuaciones. No interviene en las partes bailadas del Dance,
pero corrige posiciones, ordena el comienzo y ayuda a elevar las torres. Porta
un sable que denota su autoridad. Junto al Mayoral destaca el Rabadán, quien es
siempre el más joven del grupo, de entre 5 a 12 años, porque tiene la misión de
coronar las torres. Desde allí grita “¡Viva la Virgen de Sancho Abarca!” y
lanza discursos en nombre de todo el grupo. Tampoco interviene en las partes
bailadas y se distingue por un palo adornado rematado con la imagen de la Virgen.
Los bailadores tradicionalmente han sido doce. Son hombres adultos que
mantienen su posición el tiempo que desean y pueden y, desde hace unas décadas,
cuentan con suplentes. Los más jóvenes han pasado también por los grupos
infantiles y juveniles, activos desde la década de 1970. Todo el grupo viste
con el traje que portaban los labradores acomodados de la villa: calzón corto
con amplio vuelo, calzoncillo blanco debajo, faja ancha de color morado, medias
negras, alpargatas abiertas, chalecos sobre camisas blancas de lienzo y un
pañuelo de seda en la cabeza. El Dance de Tauste como tal, comienza
con el saludo, dos bailes de espadas y dos de palos, para continuar con las
mudanzas de arcos de flores y las torres de Cucuño, de pulso, de arcos de
caballos y la de San Miguel. El espectáculo, rodeado de expectación, culmina
con el paseo, el pasaje conocido como “la madre de los pollos”, en el que
interviene el Mayoral para ser incordiado por los demás danzantes, y el saludo
final. Por la tarde, los danzantes escoltan a la Virgen en la Ofrenda de
Flores. Van al ritmo del tamboril, ejecutando la Marcha de San Ignacio. Al día
siguiente, los bailadores recorren las casas de las reinas de las fiestas, las
autoridades y entidades, y por la noche, despiden a la Virgen tras el
impresionante Rosario de Cristal. El 21 de septiembre, Fiesta de la Coronación
de la Virgen, los danzantes actúan antes y después de la procesión, aunque solo
con algunas mudanzas. Por la tarde, en cambio, toma protagonismo el grupo
juvenil, reproduciendo en la Plaza de España el Dance completo que
ejecutan los mayores el 21 de abril. Demuestran que, afortunadamente, la
tradición sigue fuerte y viva. Habrá Dance de Tauste para rato.
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