Bandcamp es un servicio de Streaming que es la mejor herramienta que tienen hoy en día los artistas nuevos, pequeños o que se mueven por el underground, para hacer llegar su música a los pocos o muchos fans que tengan. Bandcamp es una de las plataformas más prometedoras que, durante la cuarentena por el COVID-19, ha sabido adaptarse de la mejor manera, permitiendo a los artistas utilizar la plataforma para financiar lo que serán, probablemente, los meses más complicados de su carrera.
El pesimismo relacionado a la industria de la música
suele aparecer fácilmente. Las noticias de clubes nocturnos y sellos
discográficos que cierran son comunes, y las plataformas de streaming discuten
en los tribunales por su derecho a exprimir a los artistas, productores y
compositores por cada centavo que puedan. Muchos artistas y sellos argumentan
que los algoritmos en el streaming son engañosos, y los creadores sienten que
están cayendo en las garras de la despiadada industria. En medio de este panorama,
Bandcamp aparece como un faro de esperanza: una plataforma comercialmente
viable que expone cómo puede operar un servicio de música de una manera más
saludable. Fundado en 2008 por un grupo de desarrolladores de software, el
ethos de Bandcamp es el control artístico y la autonomía de los
creadores, en un entorno empresarial donde ambos conceptos suelen ser escasos.
Como dice su CEO Ethan Diamond, Bandcamp es el lugar donde los que
aman la música pueden apoyar la carrera de los artistas que le gustan. Mientras
otros servicios como Spotify es de streaming para consumidores, Bandcamp
es un servicio de streaming para músicos. Bandcamp ofrece un contacto directo
con los fans: por un lado, brinda la posibilidad de tener un lugar donde subir
sus canciones de forma gratuita sin necesidad de tener un sitio web, servidores
con un buen ancho de banda, y un lugar al cuál acude mucha gente a escuchar
artistas nuevos; y en segundo lugar la posibilidad de poder disponer de una
tienda online de muy fácil manejo. Es decir, el objetivo de esta plataforma es
que el dinero de los fans vaya directo a los músicos. Bandcamp también permite
a los artistas personalizar su espacio web con imágenes y añadir links de sus
redes sociales. Bandcamp presenta dos pestañas arriba: la de la música y la de merchandising,
es decir, donde vender en formato digital y donde vender en formato físico. En
la pestaña de música se puede escuchar gratis y se empieza a pagar en el
momento en que se decide bajar esa música en formato digital. A diferencia de
otras plataformas de ventas como iTunes, el precio de la música no es unitario,
es decir, cada artista decide a qué precio vende cada canción o cada álbum,
incluso muchos artistas ofrecen su música como “name your price”, es decir,
pagás lo que querés, por lo que mucha gente paga aún pudiéndolo tener gratis,
ya que saben que de esa manera están ayudando al artista a seguir creando. En cuanto a vender en formato físico, desde el punto de vista de
usuario, resulta muy fácil: claros los gastos de envío (predeterminados en
función del país) y perfecta integración con PayPal. Bandcamp cobra el 20%
sobre cualquier venta hecha a través de su plataforma, mientras que el
propietario de los derechos de la música (ya sea el artista, productor, sello o
distribuidor), se lleva el otro 80%.
Este sistema contrasta con otros
servicios. Cuando se vende un mp3 en iTunes por 1 dólar, el 50% de ese dólar se
paga inmediatamente a Apple y, después de los recortes adicionales para sellos,
compañías de distribución y créditos de composición, las regalías del artista
podrían ser menor del 5%. Bandcamp permite a los artistas
eludir a los intermediarios tradicionales de los sellos y las compañías de
distribución, creando, promoviendo y distribuyendo su música a una audiencia
global con total independencia. En febrero de 2018, el sitio anunció que 600
mil artistas habían vendido algo a través del sitio, con pagos a artistas que
excedían los 270 millones de dólares. El crecimiento de Bandcamp tiene su reflejo
en otros sitios de descargas como Beatport, cuyos ingresos han ido en
ascenso en los últimos tres años. Cada vez más gente compra su música allí,
pues en muchos casos de grupos o sellos muy pequeños, éste es el único lugar
donde encontrar sus lanzamientos en formato físico. Muchos eligen subir su
música en Bandcamp antes que en Spotify ya que, en primer lugar, para
tener la música en Spotify primero hay que tener un sello discográfico o pagar
por una publicación digital. En segundo lugar, la página no tiene anuncios y
puede estar personalizada. Es verdad que Bandcamp no paga como lo hace
Spotify, pero para un artista que recién empieza, la mayor preocupación es
conseguir un gran número de oyentes y fans. Para las discográficas pequeñas
también tiene sentido crear una página de Bandcamp
antes de montar una tienda en su propia web. Recientemente, muchas
discográficas independientes de buen nivel, como Epitaph, Sub-Pop o Relapse, se
unieron a esta plataforma, probablemente influenciadas por todos sus grupos que
ya disponían de su página allí. Spotify ocupa el espacio que la radio ocupó
siempre, mientras que Bandcamp y otros sitios similares,
son más parecidos a tiendas de discos independientes. En 2016 Bandcamp
lanzó su brazo editorial para complementar sus ventas, “Bandcamp Daily”, donde se
publican artículos promocionando artistas y escenas locales. Jes
Skolnik, editor de “Bandcamp Daily”, viene del mundo
“hágalo usted mismo” propio del Punk, por lo que entiende lo crucial que es
para los artistas tener una plataforma. Además de todo esto, Bandcamp
ofrece a los músicos muchos más servicios adicionales, imprescindibles hoy en
día: de dónde vienen sus streamings, qué canciones son las más escuchadas,
cuánta gente ha pasado a la siguiente canción, es decir, una cantidad analítica
que el artista puede usar en su beneficio.
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