Demasiadas Noches: Fluxus

Fluxus (palabra latina que significa flujo) fue un movimiento artístico de las artes visuales en especial, pero también de la música, la literatura y la danza, el cual tuvo su momento más activo sobre las décadas del 60 y del 70. Se declaró contra el objeto artístico tradicional como mercancía y se proclamó a sí mismo como un movimiento artístico sociológico.

Manifiesto de Fluxus

No tuvo una estructura bien definida, pues quienes formaban parte de Fluxus no estaban atados por una misma disciplina, sino por la idea de devolver al arte su contacto con lo humano, con la vida. Artistas de diferentes partes del mundo formaban parte de este grupo, como los estadounidenses Dick Higgins y Alison Knowles, el francés Ben Vautier, el artista coreano Nam June Paik y el alemán Wolf Vostell, por mencionar algunos. Así como los futuristas y los dadaístas antes de ellos, no estaban de acuerdo con la autoridad de los museos para determinar el valor del arte ni creían que hubiera una forma educada de entender una obra de arte. No sólo querían democratizar el arte para las masas, pero también querían que todos produjeran arte todo el tiempo. El nombre Fluxus se le atribuye a George Maciunas. Él era un diseñador y un emprendedor cultural- utilizó el nombre para referirse al grupo de artistas que querían separa el arte de la elite para llevarlo de manera gratuita y burlesca al público general, como también para llamar a la serie de performances o happenings que dieron lugar al actual video performance, videoart, etc. Maciunas se apoyaba en la definición del filósofo Henri Begson y su tesis de que la experiencia de la realidad se da en un flujo imparable y no instante por instante; que se da del mismo modo en que experimentamos la música. La conexión musical es completamente central a la hora de hablar de Fluxus. De hecho, Fluxus puede ser considerado como el primer movimiento originado en el entorno de las artes plásticas que se integra en la creación musical y utiliza sus códigos, métodos de creación e interpretación y sistemas de abstracción. Al mismo tiempo, es un agente de gran actividad a la hora de revolucionar nociones musicales que ha dejado una impronta enorme en artistas plásticos y músicos de todo tipo. En sus primeros años, Fluxus fusionó el arte conceptual, el minimalismo, la música, la poesía y el trabajo basados en los sucesos aleatorios y fortuitos en un solo fenómeno multimediático. Creaban eventos y obras sorprendentes valiéndose de un humor dadá y objetos de uso diario, heredado de las dos personalidades, Marcel Duchamp y John Cage, que influyeron profundamente el quehacer de todos los artistas involucrados. El primer evento organizado por Fluxus tuvo lugar en la Galería AG de Nueva York en el año de 1961, de la cual, George Maciunas era copropietario.

Fluxus se formalizó entre los años 1962 a 1963 durante el evento ”Festum Flexorum”, en donde convivieron en un solo espectáculo las operaciones aleatorias, el arte conceptual, el anti arte, la indeterminación, planes de acción, diagramas, música, improvisación, trabajo absurdo, matemáticas, ensayos, etc. La filosofía de Fluxus fue publicada por Maciunas en los manifiestos que él mismo redactaba, a veces muy en contra de lo que el resto de los integrantes pensaba. Como supuesto líder, Maciunas tenía discusiones absurdas con algunos integrantes de Fluxus, llegando en ocasiones a expulsarlos. En los eventos que Fluxus llegó a realizar durante su época más activa, la inclusión del público como parte de la obra, era vital. Según Ken Friedman y Dick Higgins, las obras de Fluxus podrían caracterizarse según la presencia de doce conceptos o nociones principales, de los cuales el último, pero no el menos importante, era la musicalidad. Las obras estaban diseñadas con partituras, que eran empleadas como una herramienta abstracta, al margen de cada interpretación. Dijo Ken Friedman: “La musicalidad implica que la misma obra puede realizarse varias veces, y en cada fase puede ser la misma obra, incluso si se trata de una realización diferente”. Las obras de Fluxus, a menudo, se representaban con forma fundamental de eventos, y han sido considerados como “conciertos de lo cotidiano” o “la música de la acción que anima las cosas”. El festival Fluxus en Wiesbaden consistió en una parte importante en acciones performance y happening de contenido sonoro-musical. Lo que ocurrió allí en 1962 fue, según uno de sus protagonistas: ”Interpretamos la Ópera alemana Jases Warnochda, los 45 minutos más largos de mi vida, que consistieron principalmente en sacudir una sartén a un ritmo regular y a lapsos prescritos. Inventamos una pieza en la cual un martillo se golpeó algunos juguetes hasta hacerlos añicos, se rasgó una revista, se destrozaron algunas bombillas en un cristal y se lanzaron tartas contra el vidrio, un frenético caos. En “Danger Music N° 17”, preparamos una papilla incomestible con manteca y huevos y luego volaron huevos por el aire cada dos minutos. Así discurrió la cosa a lo largo de tres semanas. En “Mechanical Music N° 1”, Dick Higgins empleó aparatos electrodomésticos para provocar ruidos a lapsos irregulares y no programados. Nam June Paik, con sus discos de steak tártaro, pianos preparados, composiciones sexuales y óperas "sextrónicas", como "Symphony N° 5", donde hay partes pensadas para ser tocadasmuy alto al piano "con pene erecto". Estos son sólo algunos de los ejemplos sobre de qué se trató el Fluxus. Todos ellos adelantaron la música conceptual, imaginaria de muchos artistas. Música como tiempo y no necesariamente como sonido, porque, además “siempre estamos oyendo algo”, como expresara George Brecht.