Londres, 1969. El laborista Harold Wilson era el primer ministro del país en un período de austeridad económica. Las noticias de que el hombre había pisado la luna recorrían todo el planeta, así como las aterradoras fotografías de la población masacrada en la Guerra de Vietnam.
La estética de los Skinheads era: cabeza rapada (en analogía a los negros), botas con puntas de acero y tirantes (en analogía al obrero), etc. También jugó un papel importante la fluctuante situación económica y el éxito de la selección inglesa en el Mundial de Fútbol de 1966, que llevó a muchos jóvenes a seguir a sus equipos desde los estadios. En seguida nacieron las hinchadas y estalló la violencia entre ellas, surgiendo los bootboys. Las peleas entre seguidores de distintos equipos fueron famosas, y estos enfrentamientos diarios acabaron por movilizar a la policía, a los jueces y a la sociedad civil, que hicieron un círculo tan estrecho que acabaron ahogándolos. Muchos Skins terminaron en prisión, otros dejaron el movimiento, mientras que los más veteranos se convirtieron en “Suedeheads”, una versión más light que les permitió sobrevivir en el anonimato. Del mestizaje y la conjunción de todos estos hechos nacieron los Skinheads. Esta palabra se empleó por primera vez en 1969, ya que hasta entonces, estos grupos eran conocidos por varios nombres, como Lemonhead, Peanuts o simplemente Mods. Para dejarlo claro, los Skinheads fueron una moda que ha perdurado hasta la actualidad. Los Skins eran trabajadores con su estética como seña de identidad, aunque también les gustaba vestir elegantes. Durante la semana solían vestir su ropa de trabajo, pero los fines de semana optaban por algo con más clase, como elegantes trajes de tres botones. Pero, la violencia y el vandalismo era lo que generalmente daban identidad a los Skinheads. Por donde pasaban, destrozaban trenes, establecimientos, autos y se peleaban con policías, estudiantes y, cómo no, sus odiados hippies. De esos episodios violentos surgieron acusaciones de racismo por peleas con paquistaníes, pero cabe aclarar que los primeros Skinheads no eran antirracistas, tampoco racistas, ni de izquierda ni de derecha, aunque muchos votaban por los laboristas debido a su origen obrero. La escena continuó medio apagada hasta que surgió el Punk a finales de los 70. Los Skinheads adoptaron una estética más rebelde en contra de la sociedad, llevando a errores como el uso de símbolos nazis sólo para parecer más malos. El Punk pronto perdió su rumbo y se convirtió en una moda más. Entonces vio la luz el movimiento Oi!, creado por la mezcla de la cultura Punk con los Skins. El partido ultraderechista Frente Nacional Inglés se aprovechó del exhibicionismo Punk, el aire marcial de corte de pelo Skin y los confusos mensajes nacionalsocialistas hacia los obreros, atrajeron algunos Skins y Punks a la ultraderecha, creando sus “fuerzas del orden”. Así surgieron los Boneheads o Skins Nazis. La labor desinformativa de los medios de comunicación pronto promovió el binomio Skins-Nazis. Muchos Skinheads se opusieron a ello mediante la afiliación a unas ideas contrapuestas a los nazis, pero que tampoco eran propias de los Skinheads, surgiendo los Red Skins. Esta polaridad política provocó el alejamiento de la mayoría de los Skins, aunque todavía continuaron existiendo.
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