La Guaneña es un baile de los Andes colombianos, que en la actualidad corresponde a la región andina de departamento de Nariño. Es una tonada de guerra, por lo tanto alegre, pero a la vez nostálgica. Aunque ha llegado a ser interpretada en diversos ritmos, su versión más difundida sitúa sus acodes entre las formas dramáticas del Bambuco.
La Guaneña es el himno no oficial del departamento de Nariño. La tonada se popularizó, por la facilidad de los acordes y la sencilla letra, la cual ha ido aumentando con el correr de los años. Algunos investigadores tratan de darle una paternidad con algunos compositores y autores, pero la verdad es que se pierde en la noche de los tiempos, la tradición oral es el alma de los pueblos y así constituye una fortaleza cultural del Sur de Colombia. Era una canción del pueblo llano, con letra según la región y la circunstancia del momento. La Guaneña fue una composición anónima hasta que se volvió famosa con el arreglo de Nicanor Díaz y Lisandro Pabón. Dice la tradición que en 1869 Nicanor Díaz oyó la melodía y se reunió con Pabón para ponerle letra, surgiendo así, una de las joyas del cancionero popular colombiano. Las crónicas hablan de un amor entre la ñapanga (mestiza) Rosario Torres con Pabón. La interesada muchacha cambió a Lisandro por otro enamorado por dinero y así nació la letra como una burla del despechado para perpetuar la traición de la ingrata. A la Guaneña se le han acomodado muchos versos pero, todos sin excepción, llevan la impronta de la ñapanga, o mujer del pueblo, voluntariosa de carácter rebelde e independiente, valiente y de armas tomar. La palabra Guaneña parece que proviene de “hayna”, voz quechua para designar a las muchachas coquetas. Ese nombre se dio también a las guerrillas pastusas que defendieron la bandera de España y convirtieron los riscos de Juanambú en unos muros infranqueables. La Guaneña es el alma de pueblo nariñense. Es un canto que busca cobijo en el pañolón campesino, se vuelve danza en los festivales y es parte central de los actos públicos de las escuelas y colegios de ese departamento colombiano. La Guaneña fue la “juana” o “soldadera” que hizo una cuna de helechos en la soledad de los páramos para acostar al hijo nacido en medio del combate y cerró los ojos del compañero destrozado por la metralla. Ahora, en tiempos de paz, es la mujer admirable de los municipios de Nariño que arranca, a punta de azadón, el sustento de la tierra, pero también es la muchachita de punta en blanco que va a la Universidad de Pasto a ganarse a pulso un puesto de honor en un mundo machista. La Guaneña es un compendio de nostalgia, penas y alegrías, es el clamor de esperanza que estalla en las gargantas nariñenses para gritar con todas sus fuerzas: “¡Que viva la Guaneña! ¡Que viva Pasto!”.
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