El Gérano era una danza ritual que ya se bailaba en Creta y Delos
hace más de 3000 años. El nombre deriva de la similitud del movimiento con el
vuelo de las grullas. Se dispone de testimonios gráficos y escritos sobre este
baile ritual de la Antigua Grecia. La tumultuosa danza representada en la Tumba
de Ruvo, que se encuentra, que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional
de Nápoles, perpetúa el mito del Laberinto como promesa de salvación.
Vaso François |
Los
comentaristas de la Ilíada identifican la ceremonia con el triunfo de Teseo
sobre el Minotauro, a imitación de la entrada y salida del laberinto. Según
Georges Roux, la vinculación de la danza Géranos, en su representación
simbólica, con la gesta de Teseo, probablemente se deba a los atenienses. En la
Edad Media bizantina se decía también que Ariadna participaba de la danza.
Sobre el escudo de Aquiles había representada una plazoleta para que bailara
Hefestos. La fantasía homérica lo animaba “con jóvenes que bailaban tomándose
entre sí las manos los unos a los otros por el carpo (entre la muñeca y la
palma de la mano)”. El movimiento circular se alternaba con la oposición de las
filas: “unas veces corrían formando círculos con pasos habilidosos y de suma
agilidad, moviendo los pies con gran desenvoltura, mientras que otras veces, en
cambio, corrían en hileras, unos tras otros”. Un himno de Calímaco narra el
episodio de Delos, ocurrido durante el regreso de Teseo, cuando Ariadna había
sido abandonada en la isla de Naxos: el héroe guía la danza, a la que da ritmo
la cítara. El Geranos era una danza mixta, bajo el patronazgo de Afrodita,
instituida por Teseo tras su salida del Laberinto de Creta, que ejecutaban cada
año un coro de chicos y chicas de Delos.
En otra ocasión, Calímaco narra que la danza la ejecutaban sólo las muchachas. Plutarco precisa que el Géranos se bailaba en torno al altar de Apolo. Dicho altar era en Ceratón, construido a base de todo tipo de cuernos. Califica al Ceratón como una de las Siete Maravillas del Mundo, ya que estaba formado por cuernos perfectamente entrelazados. Para Georges Roux, se trataría de un edículo (templete) o un tholos (construcción circular) de madera que subsistió al menos hasta el período helenístico.En la decoración policrómica de una vasija producida en Etruria hacia el 570 a.C., en la que se ilustran distintas vicisitudes de Teseo, aparecen cinco mujeres entrelazadas danzando. La primera de ellas es Ariadna, que sostiene el famoso hilo usado por el mencionado héroe para al salir del Laberinto. La cadena de brazos, alarga y encarna el instrumento de salvación. Investigaciones llevadas a cabo de la decoración interna a témpera sobre masilla de una tumba de semicámara de Ruvo, por la Universidad de Bari, han permitido corregir la recomposición gráfica del mágico círculo que contaba con 54 mujeres. Todo el habitáculo estaba circundado por el friso. Como se sabe por el gramático Julio Pólux, el Géranos del cuadro consta de dos filas contiguas con dos conductores. Cada uno de los grupos estaba acompañado de un músico que toca la lira. Las mujeres llevaban un manto sobre la cabeza, mientras que los hombres tenia botines y el corto chicote (túnica ligera de lino). Mario Victorino explica en su Gramática que los bailarines rotaban en dirección alterna para imitar la sinuosidad del Laberinto, alegoría de la muerte: en los misterios de Orfeo, al entrar y salir del mismo, aludía a la reencarnación de las almas.
El pintor de Ruvo representó a la mayoría de las figuras en plena carrera. A la cola del conjunto, la última mujer que es arrastrada por el resto, se da la vuelta hacia el corifeo (líder del coro). La danza vuelve a aparecer en la antigua Apulia, en el ornamento del cuello de una crátera (vasija), datada hacia el 340 a.C., en cuyo escaso espacio se representa a cuatro muchachas. La planta que aparece junto a las bailarinas, recuerda que en el mes de Antesterión (comienzo de la floración, de anthós: flor), las theorias enviadas a Delos desde Atenas y desde las ciudades jónicas, hacían revivir en el santuario la danza de Teseo durante las Delia, las fiestas quinquenales.
El símbolo de la misma estación se reconocía por las flores estilizadas que se ven entre las compañeras de Ariadna. En la banda superior del Vaso François (crátera descubierta por Alessandro François en una tumba etrusca), aparece una escena que representa a Teseo de regreso a Ática desembarcando en Delos. Allí, según Plutarco, dedicó una imagen a Afrodita y bailó con los jóvenes rescatados la danza del Géranos.
En otra ocasión, Calímaco narra que la danza la ejecutaban sólo las muchachas. Plutarco precisa que el Géranos se bailaba en torno al altar de Apolo. Dicho altar era en Ceratón, construido a base de todo tipo de cuernos. Califica al Ceratón como una de las Siete Maravillas del Mundo, ya que estaba formado por cuernos perfectamente entrelazados. Para Georges Roux, se trataría de un edículo (templete) o un tholos (construcción circular) de madera que subsistió al menos hasta el período helenístico.En la decoración policrómica de una vasija producida en Etruria hacia el 570 a.C., en la que se ilustran distintas vicisitudes de Teseo, aparecen cinco mujeres entrelazadas danzando. La primera de ellas es Ariadna, que sostiene el famoso hilo usado por el mencionado héroe para al salir del Laberinto. La cadena de brazos, alarga y encarna el instrumento de salvación. Investigaciones llevadas a cabo de la decoración interna a témpera sobre masilla de una tumba de semicámara de Ruvo, por la Universidad de Bari, han permitido corregir la recomposición gráfica del mágico círculo que contaba con 54 mujeres. Todo el habitáculo estaba circundado por el friso. Como se sabe por el gramático Julio Pólux, el Géranos del cuadro consta de dos filas contiguas con dos conductores. Cada uno de los grupos estaba acompañado de un músico que toca la lira. Las mujeres llevaban un manto sobre la cabeza, mientras que los hombres tenia botines y el corto chicote (túnica ligera de lino). Mario Victorino explica en su Gramática que los bailarines rotaban en dirección alterna para imitar la sinuosidad del Laberinto, alegoría de la muerte: en los misterios de Orfeo, al entrar y salir del mismo, aludía a la reencarnación de las almas.
El pintor de Ruvo representó a la mayoría de las figuras en plena carrera. A la cola del conjunto, la última mujer que es arrastrada por el resto, se da la vuelta hacia el corifeo (líder del coro). La danza vuelve a aparecer en la antigua Apulia, en el ornamento del cuello de una crátera (vasija), datada hacia el 340 a.C., en cuyo escaso espacio se representa a cuatro muchachas. La planta que aparece junto a las bailarinas, recuerda que en el mes de Antesterión (comienzo de la floración, de anthós: flor), las theorias enviadas a Delos desde Atenas y desde las ciudades jónicas, hacían revivir en el santuario la danza de Teseo durante las Delia, las fiestas quinquenales.
El símbolo de la misma estación se reconocía por las flores estilizadas que se ven entre las compañeras de Ariadna. En la banda superior del Vaso François (crátera descubierta por Alessandro François en una tumba etrusca), aparece una escena que representa a Teseo de regreso a Ática desembarcando en Delos. Allí, según Plutarco, dedicó una imagen a Afrodita y bailó con los jóvenes rescatados la danza del Géranos.
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