El género jamaiquino que Bob Marley mostró al mundo en la
década de 1970, es un buen símbolo del aislamiento que vivía Argentina en los
años siguientes al Golpe de Estadode
1976. Por entonces, sólo aquellos que contaban con recursos económicos suficientes
podían conseguir los discos importados y estar más o menos al tanto, no sólo
del Reggae
jamaiquino, sino también del que Inglaterra procesó a través de grupos como The
Police y The Clash.
A contraluz de lo que sucede en general, la escena Regga
Made in Argentina primero tuvo un inicio arrasador y luego una
implosión under. Corría el año 1987 y Los Pericos editaban su disco debut
y marcaba a fuego la memoria colectiva. Pese a que algunos se obstinen en
destacar como dato pintoresco que el primer Reggae de aquí es el “ScabaBabi Bidu”, de Donald, el Reggae
nacional tuvo tres patas fundadoras y dos llegadas de la agitada y babélica
Ibiza: Miguel Abuelo y Miguel Cantilo, quienes manejaban la
data europea, y con mayor o menor éxito desde lo latino (Abuelos de la Nada), o de
su New Wave (Cantilo con Punch), colaron Reggae en sus
respectivos retornos. Estamos hablando de 1980-1981 y de canciones que pueden
ir de “La Serpiente” (Punch) o “Tristeza de la Ciudad” (Los
Abuelos de la Nada). Sumo fue clave en la formación de la
cultura Reggae actual, porque entre los fans de sus demoledores shows
se encontraban cachorros de músicos como Fernando Hortal (Bahiano)
y Gabriel
Fernández Copello (Vicentico). La Hurlingham Reggae Band
era un grupo informal, paralelo a Sumo, también liderado por Luca Prodan
y con integrantes no tan fijos. Con el tiempo, Sumo incorporó varias de
las canciones Reggae de la Hurlingham en su repertorio.
Dentro del Reggae nacional hay un antes y un después de Sumo,
la banda que les enseñó a todos, a los que ya estaban y a los que vendrían,
como se tocaba Reggae de verdad. El Reggae argentino no hubiera existido
sin Sumo,
así de simple. Luca Prodan, llegado desde Inglaterra, había trabajado en una
disquera y rebalsaba información. Se encargó que en cada disco de Sumo
hubiera dos o tres Reggaes, y además de los temas propios, en vivo realizaba
versiones antológicas de los clásicos de Bob Marley, que circulan en discos
piratas. 1986 fue el año clave para el Reggae nacional, con todo el mundo
cantando el hit de UB40 “Rat in the kitchen” en todas las
discotecas. Hacia finales de los 80 Los Pericos irrumpieron con toda su
iconografía rasta, siendo los primeros en dedicarse de lleno al género. El
arrollador éxito logrado por Los Pericos impulsó a las
discográficas a una apurada búsqueda de nuevas bandas dentro del estilo y allí
apareció La Zimbabwe, entre otras. Luego siguió una década de sequía,
donde todo era gregario, y que se extendió aproximadamente hasta el año 2004.
El siguiente golpe fuerte lo dieron Los Cafres, con su canción “Si el
amor se cae”, que les permitió pasar de actuaciones con poca gente, a
tocar en el mítico Luna Park. Ello vino acompañado del crecimiento de Nonpalidece
desde 2007, el arrasador modo de hacer las cosas de Dread Mar I. Considerado
hoy referente del Reggae Roots, Fidel Nadal, que pasó de su sonido
de Todos
Tus Muertos al insondable misticismo actual. La semilla del Reggae
fue plantada durante los movedizos años 80, pero la planta aún sigue creciendo.
La música de Jamaica goza de un gran momento dentro de la escena actual, con
una saludable multiplicación de bandas y de un público ávido por esos temas
cadenciosos, los bajos bien graves y las guitarras marcando el acento de las
canciones.
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