jueves, 25 de julio de 2019

Las Favoritas de los Nazis (Alemania)



Los nazis daban mucha importancia a la música (y al arte en general). La prueba más palpable de ello es la acepción de Arte Degenerado (Entartete Kunst), o en el caso de la música Entartete Musik, que emplearon para designar toda aquella manifestación artística que consideraban perniciosa para el “espíritu del pueblo alemán” o contraria a sus ideas e intereses. Ello condujo a un proceso de germanización de la música, la marginación progresiva de los compositores modernos, de Jazz, atonales y judíos, así como de los profesionales que ejecutaban las obras de estos. Muchos huyeron de Alemania ante el más que evidente peligro de perder su vida.
Otros, en cambio, decidieron quedarse, bien porque simpatizaban con la ideología nazi, bien porque anteponían su carrera profesional a cualquier otra consideración. Entre estos había unas cuantas cantantes y actrices (de películas musicales) que prolongaron su éxito durante los años en que el nacionalsocialismo estuvo en poder e incluso lo aumentaron. Ellas eran las favoritas de los nazis. Y de ellas, de unas pocas, realizaremos una sucinta reseña biográfica. Ellas son Marika Rökk, Zarah Leander, Rosita Serrano, Ilse Werner y Brigitte Horney. Empezamos con Marika Rökk (1913-2004), cantante, bailarina y actriz de origen húngaro que se estableció en Alemania en 1934, donde fue una de las estrellas favoritas del régimen nazi, protagonizando diversas películas en las que mostraba sus innegables dotes como cantante y bailarina. Después de la guerra sus éxitos continuaron, como cantante y actriz, a pesar de habérsela vinculado con el gobierno de Hitler. Zarah Leander (1907-1981), actriz y cantante sueca especialmente famosa en Alemania, fue posiblemente la diva preferida de los prebostes nazis, hasta el punto que muchas de sus canciones sonaban constantemente por los altavoces de los campos de exterminio en un macabro contraste dada su voz melosa. Sus canciones, al igual que sus películas, eran melodramas apasionados y trágicos. Su elegancia, su belleza, su voz poderosa y las particulares circunstancias del país, contribuyeron a su consagración.


Rosita Serrano (1914-1997) fue una cantante y actriz chilena de gran éxito en Alemania durante el periodo 1937-1943, llegando a ser conocida como Die chilenische Nachtigall (El ruiseñor chileno). Desde finales de la década de 1930, obtuvo diferentes papeles en filmes alemanes, manteniendo una muy buena relación con la prensa nacionalsocialista, participando en varios recitales y ceremonias del Tercer Reich y adquiriendo el estatus y conducta social de una diva. De hecho, se ganó el afecto de Adolf Hitler y fue la musa del ministro de propaganda Joseph Goebbels y otros dignatarios. En esta época rodó varios filmes y grabó 118 canciones. Cuando en 1943 empezó a dar conciertos a beneficio de judíos y daneses refugiados en Suecia, se prohibió emitir su música en la radio y vender sus discos. Tras un arresto por presunto espionaje, sus ingresos fueron confiscados. Ilse Werner (1921-2005) nació en Holanda, pero triunfó en Alemania –cuya nacionalidad adoptó en 1955–, donde fue  una de las cantantes y actrices preferidas durante el Tercer Reich, rodando un total de diez películas entre 1938 y 1944, entre ellas la exitosa Bel Ami (1939). Famosa por su silbido, fue proscrita brevemente al final de la Segunda Guerra Mundial por los aliados debido a su supuesta alianza con el régimen nazi. Su carrera prosiguió en la década de 1950 en papeles secundarios. Finalizamos con Brigitte Horney, (1911-1988) fue otra popular actriz y cantante alemana de teatro y cine. Tras trabajar unos años en el Volksbühne Berlin (“Escenario del pueblo”), en 1934 rodó Liebe, Tod und Teufel y saltó a la fama. Durante el período nazi, protagonizó varias películas junto al famoso actor Joachim Gottschalk. Juntos fueron una pareja cinematográfica popularísima. Cuando Gottschalk –cuya esposa era judía– fue obligado a separarse de su mujer e hijo (con orden de deportación al campo de Theresienstadt por el mismo Goebbels) y destinado al frente de batalla, los tres se suicidaron. Horney acudió a su funeral pese al peligro que implicaba. Después de la Segunda Guerra Mundial se naturalizó ciudadana norteamericana y trabajó en series y filmes de ambos países.








  






















 

























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