miércoles, 12 de junio de 2019

Trobairitz

 


La figura de los trovadores es suficientemente conocida, pero las Trobairitz han caído en el olvido de la historia. Estas trovadoras escribieron poesías de alta calidad, en las que dejaban entrever una personalidad literaria marcada y diferenciada de la de los poetas hombres. A pesar de su obra, han sido despreciadas hasta fechas recientes por los historiadores y estudiosos, que las han considerado poetas menores, cortesanas o, lo que es peor, promiscuas. Otros han negado su existencia, aduciendo que su obra fue escrita por hombres con nombre de pluma femenino. En la Edad Media, las mujeres tenían grandes barreras para acceder a la cultura, y las que tuvieron el privilegio de poder hacerlo, solo podían expresarse utilizando como pseudónimo del nombre de su marido. El trovador cantaba al amor de una mujer inalcanzable. Pero en la época también había mujeres que deseaban cantar al amor. Lo triste es que, mientras que se conocen más de cuatrocientos nombres de trovadores, cantantes y poetas, se conocen pocos nombres de mujeres que desempeñaran estas profesiones. Apenas unos veinte han podido escapar del olvido de la historia. Estas grandes poetisas fueron conocidas como Trobairitz. El concepto “trobairitz” se utilizó por primera vez en siglo XIII, y su significado era “componer”. Hasta ese momento, las pocas mujeres compositoras solo escribían música sacra, siendo las Trobairitz las primeras compositoras de música secular occidental. Estas trovadoras pertenecían al mismo estatus familiar y social que sus colegas masculinos. Su obra solo se representaba en el ámbito privado, y su temática rompía con la tradición poética del trovador. En este caso, las mujeres reclamaban al amado su afecto. Algo muy atrevido y arriesgado en la época. Estas nobles mujeres, a través de sus versos, hablaban de la felicidad, la desazón, el deseo, la ansiedad; sentimientos provocados por un amor ferviente. En estos versos las trovadoras buscaban perfección y belleza, describiendo los ideales que esperaban encontrar en un hombre para amarlo. Este amor era dirigido a caballeros, trovadores y, también, a otras mujeres. Nunca a sus esposos.


La figura de los trovadores es suficientemente conocida, pero las Trobairitz han caído en el olvido de la historia. Estas trovadoras escribieron poesías de alta calidad, en las que dejaban entrever una personalidad literaria marcada y diferenciada de la de los poetas hombres. A pesar de su obra, han sido despreciadas hasta fechas recientes por los historiadores y estudiosos, que las han considerado poetas menores, cortesanas o, lo que es peor, promiscuas. Otros han negado su existencia, aduciendo que su obra fue escrita por hombres con nombre de pluma femenino. En la Edad Media, las mujeres tenían grandes barreras para acceder a la cultura, y las que tuvieron el privilegio de poder hacerlo, solo podían expresarse utilizando como pseudónimo del nombre de su marido. El trovador cantaba al amor de una mujer inalcanzable. Pero en la época también había mujeres que deseaban cantar al amor. Lo triste es que, mientras que se conocen más de cuatrocientos nombres de trovadores, cantantes y poetas, se conocen pocos nombres de mujeres que desempeñaran estas profesiones. Apenas unos veinte han podido escapar del olvido de la historia. Estas grandes poetisas fueron conocidas como Trobairitz. El concepto “trobairitz” se utilizó por primera vez en siglo XIII, y su significado era “componer”. Hasta ese momento, las pocas mujeres compositoras solo escribían música sacra, siendo las Trobairitz las primeras compositoras de música secular occidental. Estas trovadoras pertenecían al mismo estatus familiar y social que sus colegas masculinos. Su obra solo se representaba en el ámbito privado, y su temática rompía con la tradición poética del trovador. En este caso, las mujeres reclamaban al amado su afecto. Algo muy atrevido y arriesgado en la época. Estas nobles mujeres, a través de sus versos, hablaban de la felicidad, la desazón, el deseo, la ansiedad; sentimientos provocados por un amor ferviente. En estos versos las trovadoras buscaban perfección y belleza, describiendo los ideales que esperaban encontrar en un hombre para amarlo. Este amor era dirigido a caballeros, trovadores y, también, a otras mujeres. Nunca a sus esposos.






































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