Córcega no suele formar parte de las crónicas universales, salvo por ser
el lugar de nacimiento de Napoleón Bonaparte. Sin embargo, su historia es
fascinante y turbulenta, ya que por su posición estratégica siempre ha llamado
la atención de las principales potencias mediterráneas y europeas. Los
ejércitos de Pisa, Génova, Francia, España y Gran Bretaña, así como los
musulmanes, los griegos, el Imperio Romano y el Sacro Imperio Romano Germánico,
han luchado en tierras corsas. Esta larga trayectoria de conflictos refleja
otra lucha: el ardor de los isleños por reafirmar su identidad mientras eran
dominados por sucesivos gobiernos extranjeros. Desde tiempos inmemoriales,
comunidades campesinas habitan en la isla de Córcega, más precisamente
pastores, quienes cantaban en las montañas sobre sus trabajos, peripecias y
pensamientos a través del Cantu in Paghjella, ya que la
función primordial de esta composición es la transmisión de los acontecimientos
que podían tener lugar tanto a nivel familiar, como grupal o regional. Es
decir, a través de él, las familias podían conocer la historia de su propio
pueblo, como la derrota de su líder Pascal Paoli ante la armada de Luis XV, en
el lugar conocido como Ponte Novu, siendo aún cantado en numerosas Paghjelles
de Ponte Novu. Las Paghjelles (plural de Paghjella)
son cantos polifónicos a cappella, aunque algunos acompañados por instrumentos
legendarios, algunos originarios de la isla y fabricados por los mismos
músicos. Estos cantos también pueden ser sacros o profanos. Esta modalidad de
canto se transmite de padres a hijos y sólo es interpretada por hombres. Las
cofradías corsas, preservadoras de esta tradición, se remontan al siglo XII.
La Paghjella, en su vertiente profana tradicional, utiliza temas
amorosos y pastoriles. A pesar que su nombre proviene de paghju (par), se
interpreta a tres voces. Se trata de un canto que combina principalmente tres
registros, interpretados por tres hombres, cada uno con un papel predefinido: U
bassu (que representa la fuerza) es el que tiene el registro más grave; A
seconda (en representación de la sabiduría), es el que da el tono y lleva la
melodía principal; A terza (que representa la belleza), es la voz más aguda
encargada principalmente de la ornamentación. En algunas ocasiones se agrega
una cuarta voz o contra terza. Las canciones son cortas, a menudo de menos de
dos minutos, y los textos han sido tomados de la vida cotidiana de la época en
que fueron creados. Utilizan una gran variedad de idiomas como el corso, cruscu
(corso con influencias toscanas), sardo, latín, griego y francés, vestigio de
los pueblos que alguna vez habitaron Córcega. El Cantu in Paghjella sigue
un orden específico: la seconda comienza la canción seguida por el basu para
apoyarla y por último viene la terza, que añade adornos llamados ribuccati. A
veces este orden se alterna. En el "versu aschese", el basu comienza
la canción. Los grupos de cantantes a menudo se colocan en un estrecho círculo.
Requieren de un gran control vocal y respeto por el orden ya que no cuentan con
partituras o anotaciones. La Paghjella fue perdiendo
paulatinamente su vitalidad debido a la brusca disminución de la transmisión
oral ocasionada por la emigración de jóvenes y al consiguiente empobrecimiento
de su repertorio, a tal punto que estuvo a punto de extinguirse, hasta su
renacimiento en la década de 1970. Hoy en día forma parte del gran orgullo del
pueblo corso, que reconoce en él su propia identidad y el legado cultural de
sus ancestros.
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