El Charleston es una variedad de Foxtrot originado desde 1903 como
una danza folklórica negra en la ciudad de Charleston, Carolina del Sur, EEUU.
Este baile también fue conocido como Hi Hat. El nombre del género se debe
a la ciudad en donde se originó. Charleston fue fundada en 1670 con el nombre
de Albemarle Point, pero un año más tarde se la rebautizó como Charles Town en
honor del rey Carlos II. Hacia 1923, el célebre pianista de Jazz James
P. Johnson compuso en honor a la ciudad una pieza de ritmo fascinante
que llamó Charleston South Carolina. Los negros bailaron el nuevo ritmo,
que se hizo rápidamente popular. En vista del éxito, Johnson compuso otra
canción que bautizó Charleston y que sirvió como música para el espectáculo negro Running
Wild, interpretado por Elizabeth Welch, que recorrió triunfante el
país. Llegó a convertirse en moda popular a raíz de ese musical. El Charleston
llegó a Europa en 1926 y se impuso como el baile de moda más popular. En el
Hotel Metropole de Londres, un grupo norteamericano lo presentó como parte de
una revista, y lo que había sido un
éxito en EEUU se transformó en locura mundial. El Charleston llegó a ser tan
aceptado en Europa que casi el 80% de la población lo disfrutaba y lo
practicaba. Un hombre llamado Ned Wayburn, que afirmaba ser el
creador de los famosos pasos baile del Charleston, los presentó hacia finales
de 1923 como parte de la revista The Follies. Hacia 1925 no había orquesta de
baile en los EEUU que no hubiera adoptado al Charleston en su repertorio.
Después de los horrores de la Primera Guerra Mundial, la gente sólo quería
pasarla bien. Se Deshicieron de todos los convencionalismos para adoptar una
vida más frívola. Nuevos estilos de baile y de música se exportaron a EEUU.
Hombres y mujeres bailando sin parar los nuevos ritmos del Jazz y el Charleston
fueron considerados en sus días una influencia diabólica para la juventud. El
baile dejó de ser pasatiempo para convertirse en una competición. La gente
joven salía todas las noches. Las mujeres se maquillaban, fumaban y la moda
evolucionaba, incluso algunas llevaban pantalones. Todo lo que importaba era
divertirse y disfrutar. Al comenzar la década de 1920 una generación de
jóvenes, principalmente en los países vencedores de la guerra, estaba
aprendiendo una nueva forma de divertirse. Socialmente los años 20 fueron los
Años Felices, años locos, los años del Tango y del Charleston, de los Night
Clubs y los Cabarets. La música se convirtió en un bien de consumo inmediato,
festivo proceso al que ayudó la invención de la radio, el fonógrafo y el cine
musical. Las actuaciones musicales de Louis Armstrong en las famosas
veladas del Cotton Club, de Nueva York, se prolongaban hasta la madrugada y el
enérgico Charleston estaba inevitablemente unido a las caras sonrientes de los
bailarines. Fue la época en que la mítica bailarina de cabaret Josepine
Baker, “La Venus de Ébano”, triunfaba en todo el mundo con su
espectáculo. Hacia 1927 el Charleston empezó a decaer, empujado por el Black
Bothom, y más tarde por el Quickstep, mucho antes que la crisis de los años 30
y la Segunda Guerra Mundial, llegaran para arruinar el panorama.
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