Música Popular Brasileña
Con su mezcla de raíces amerindias, africanas y europeas, Brasil tiene una de las culturas más ricas y diversas en el mundo. Música Tribal Primitiva florece en el Amazonas, regiones urbanas y rurales practican muchas formas tradicionales folklóricas, y la música de arte cosmopolita se produce desde los tiempos de Villalobos. La Música Popular Brasileña, o MPB, es un género que surgió a partir de 1966 con la segunda generación de la Bossa Nova. En la primera mitad de la década del 60, la Bossa Nova pasaría por transformaciones, y a partir de una nueva generación de compositores, el movimiento llegaría a su fin hacia la segunda mitad de la década. Una canción que marcó el fin de la Bossa Nova y el comienzo de aquello que se pasaría a llamar MPB fue Arrastrao, de Vinicius de Moraes y Edu Lobo. Arrastrao fue cantada en 1965 por Elis Regina en el Primer Festival de Música Popular Brasileña. A partir de ahí se difundieron nuevos artistas, hijos de la Bossa Nova, como Geraldo Vandré, Taiguara, Edu Lobo y Chico Buarque de Hollanda, que se presentaban con frecuencia en festivales de música popular. Disparada, de Geraldo, y A Banda, de Chico, resultaron vencedoras en el Segundo Festival de Música Popular Brasileña en 1966, pueden ser consideradas marcos de esta ruptura y mutación de la Bossa Nova en MPB. La MPB arrancó como un género difuso que abarcó diversas tendencias de la música con un perfil marcadamente nacionalista. Con el paso del tiempo fue cambiando e incorporando elementos de influencias varias llegadas desde el extranjero, sumado a géneros muy musicales autóctonos. Una variación de la MPB, efímera pero influyente, fue el movimiento artístico conocido como Tropicália. Detrás de Chico Buarque, Elis Regina y muchos otros reconocidos exponentes de la MPB, existieron otros importantes y popularísimos cantautores que fueron silenciados por la crítica oficial.
Gilberto Gil |
El libro “Eu Nao sou cachorro, nao”; de Paulo César de Araujo, retrotrae a la memoria del gran público a una generación de cantautores de los 60 y 70 que han sido olvidados y silenciados por la crítica, como el cantante Paulo Sergio, Odair Jose, Evaldo Braga, Benito di Paula, Wando, Waldik Soriano y Claudio Barroso. Ese olvido no fue nada casual. Si bien es cierto que estos cantantes llenaron tantos estadios y vendieron tantos discos como los más reconocidos, no menos real es que los mismos eran acusados de hacer una música cursi, vulgar, ingenua e irrealista, y sobre todo “cafona” (grasa). La ingenuidad a la que se hacía referencia se dio en un contexto que agravaba la situación: la dictadura militar instaurada en Brasil a partir de 1964. Por eso para muchos la acrítica música de estos cantantes, contribuyó a silenciar las atrocidades cometidas por la dictadura. La mayoría de los exponentes de la música cafona no tenían la más mínima conciencia política. Sin embargo también fueron víctimas de la férrea dictadura. Pese al clima de represión política, Brasil vivió la “era de oro” de los Festivales de Música Popular. Muchos de estos concursos de canciones eran financiados por la entonces en expansión industria televisiva. En este período la sigla MPB se empezó a utilizar para distinguir la música con características nacionales, del Pop importado y sus variaciones locales. En 1968 Cartano Veloso y Gilberto Gil, lideraron el Tropicalismo, que abrió el camino para esparcir la diversificación y la hibridación de la MPB desde los 70 a la actualidad.
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