Como género distinto dentro de la música popular, el Jazz-Rock nació a mediados de los 60. Su cuna se escinde entre Gran Bretaña y EEUU, entre el sonido de Canterbury y el hippismo de California, entre el claro intelectualismo y la oscuridad radical, entre las presiones empresariales y los imperativos del impulso creador. Las bandas pioneras aparecieron en EEUU. En 1967 Al Cooper formó la que sería la más importante, Blood, Sweat & Tears, aunque la más popular y que consiguió mejores resultados comerciales fue el grupo Chicago, formado ese mismo año. Por esa época aparecieron otras bandas importantes como Chase, Dreams, Lighthouse y otras. Estos grupos incorporaron instrumentos de viento de ritmos jazísticos sobre bases rítmicas innegablemente rockeras. A pesar de sus resonantes éxitos de ventas, fueron formaciones poco estables, proyectos de escaso fuste musical y enorme productividad económica. Algo casi antagónico sucedió con los flirteos entre el Jazz y el Rock iniciados en el Reino Unido por esa misma época. Soft Machine y quienes lo siguieron, no alcanzaron la difusión y ventas de los norteamericanos, pero la suya fue una búsqueda amalgamadora, centrada en la improvisación instrumental típica del Jazz aplicada a temas pensados bajo patrones Pop-Rock. No fueron pocos los músicos que trabajaron en este empeño, pero no cabe dudas que la fusión más acertada de todas quedó casi exclusivamente a cargo de jazzeros confesos como Frank Zappa o John Mc Laughlin. El más destacado de todos fue Miles Davis que rompió el fuego con su disco Bitches Brew. La fórmula era un buen puñado de teclados, guitarras y bajo eléctricos, batería, percusiones y vientos. Una buena parte de los músicos que lo acompañaron en esa grabación generaron otros grupos en los años siguientes: Chick Corea con su grupo Return to Forever, John Mc Laughlin y su Mahavishnu Orchestra; Joe Zawinul y su Weather Report y Tony Williams con Lifetime.
Weather Report
Esa necesidad de dotar al Rock de un mayor calibre y aristas más respetables que trajo la culturización del Pop a fines de los 60, encontró en el Jazz, un terreno no sólo abonado sino fecundo y rebosante de contraprestaciones. El público rockero vio como se les venía encima un sonido más o menos jazzístico que era incapaz de catalogar, pero que sonaba como algo novedoso para la mayoría. El Jazz-Rock, con sus miles de bifurcaciones puras e impuras, puede enorgullecerse, ya que en su bastardez, ha hecho más acólitos al Jazz que ninguna enciclopedia. Este subgénero del Rock tuvo características que lo diferenciaron del resto. Aunque generalmente siguió el compás propio del Rock, las líneas del bajo y la batería aportaron modos típicamente jazzísticos, especialmente durante los solos. En muchos casos los arreglos para las secciones de viento se limitaron a la armonización de los riffs de guitarras clásicos del Rock, aunque en otros se produjeron verdaderos arreglos para voces instrumentales diferentes, al estilo de las bandas de Jazz. Si bien el concepto de Solo ya era conocido y utilizado por el Rock anterior a 1967, en el Jazz-Rock se desarrolló de forma habitual, tomando en muchos temas, un papel relevante y principal respecto del tema vocal, como en el Jazz. Ello exigió la presencia en las bandas de instrumentistas solventes, en algunos casos de muy alto nivel, como Bill Chase, Chick Corea, Stanley Clarke, Wayne Shortes, etc. Pocas veces una variante del Rock ha sido tan prolífica en producción discográfica como el caso que nos ocupa. A partir de finales de los años 70, el Jazz-Rock comenzó a decaer. Frente a las grandes ventas que los grupos del género habían cosechado en los años anteriores, el mercado se decantó hacia nuevas tendencias como el Hip-Hop y el Funk, o por las revisiones radicales de las esencias del Rock como fue el Punk. Buena parte de los músicos que desde el Jazz habían desembarcado en él, volvieron a sus raíces y las Big Bands del Rock desaparecieron o se acomodaron a un decadente Soft-Rock para adultos como es el caso de Chicago.
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