viernes, 21 de noviembre de 2008

Punto Guanacasteco (Costa Rica) (Costa Rica)


Dentro de la música tradicional popular de Costa Rica se encuentran numerosos ritmos, muchos de ellos llegados en tiempos de la colonia y otros posteriores a esta que poco a poco se fueron mezclando con la música aborigen para dar cambios en su forma armónica así como en su en el ritmo y la melodía. Muchas de las canciones o ritmos llegados al país eran cantos religiosos o profanos, por lo general traídos de España. Los aborígenes, mestizos o ladinos tomaron esas formas y en algunos casos le cambiaron la letra o la melodía, aunque siempre manteniendo el nombre del ritmo original, aunque en algunos casos, dándole una interpretación diferente. En Costa Rica hay cuatro zonas perfectamente delineadas en donde se produce música folklórica: Guancaste, los valles centrales, Limón y San Isidro del General. A la música de esas zonas se las conoce como Guanacasteca, Aldeana, Limonense y Generaleña respectivamente. La música Guanacasteca es la más conocida, a tal punto que puede ser considerada equívocamente como la única del país. Los ritmos más corrientes de esta zona son: danzas, callejeras, punto, arranca terrones, batambas, tambitos, garabitos, floreos y barranquitas. En ellos se encuentran influencias españolas, nicaragüenses, cubanas, panameñas y colombianas. La danza es el estilo más antiguo y su ritmo está copiado de la andaluza. Las Parranderas eran bailes públicos en las calles siguiendo la tradición española. Las Barranquitas tienen mucha influencia mexicana. Arranca terrones se llamó así porque los campesinos al bailarla arrancaban terrones del piso de tierra con el dedo gordo de sus pies descalzos. En el Punto, la letra es una Bomba (copia o cuarteta), que se recita interrumpiendo la música. El Floreo se parece a la Jota, es una pieza pequeña, generalmente para guitarras en el que los bailarines interrumpen varias veces para decir alguna “bomba” jocosa, picante o hiriente donde se aluden entre sí. En 1927 se produjo una discusión acalorada durante una reunión a la que asistieron unos cuarenta músicos de los más importantes de Costa Rica. El encuentro había sido convocado por el Secretario de Educación para analizar las bases de un concurso de composición que la Secretaría había abierto. Por medio de él se invitaba a compositores a escribir obras de carácter nacional con las que se trataría de formar un repertorio de canciones genuinamente costarricenses. La búsqueda de una entidad musical ya era una tendencia en Hispanoamérica, en donde los compositores buscaban en la música indígena o popular, la fuente para crear un lenguaje propio.

En Costa Rica existía un problema: por mucho tiempo la mitología nacional había insistido en que el país era una sociedad blanca, racialmente homogénea, en la que los elementos indígenas y negros estaban ausentes. Una vez comenzado el debate organizado por el Secretario de Educación, algunos músicos alegaron que la música nacional no podía ser obra de un concurso. Otros creían que si bien no podía imponerse un ritmo nacional, sí podría proponerse uno para que se fuera popularizando. Ante esta posición se acordó tomar como base el ritmo 6/8 de la música guanacasteca y enviar una comisión de músicos a Guanacaste. Como resultado de esta excursión en 1929 se editó el primer folleto de música nacional. En 1934 y 1935 aparecieron otros dos folletos. El estado además estimuló la presentación de conciertos de música nacional. A partir de 1935 la estación radiofónica Alma Tica, retransmitió esos conciertos. Gracias a esto y a que fue bailada en muchas veladas escolares, la música guanacasteca adquirió el papel de música folklórica costarricense en el imaginario nacional. La oficialización se produjo en 1947 cuando el Punto guanacasteco fue declarado el baile nacional. Así, una historia que comenzó hace 80 años, terminó dando carácter musical a Costa Rica.



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